Ramón, Caty y la obra de ambos. | Click

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Presuntos suicidas es el título del libro escrito por Dukhas y Acronem, pseudónimos de Ramón Mulet y Caty Pons. Como su nombre indica, trata historias de personas que en un momento de sus vidas, por diferentes causas, intentaron ponerle fin; causas que tienen que ver con una depresión mayor producida por algo que hace que, de pronto, en tu mente suene el click, desde el que al abismo solo hay un paso.

Por fortuna para ellos, supieron, o tuvieron la suerte de frenar a tiempo y evitar la caída al precipicio. Por lo que hoy, viven. Ramón tiene superado el trauma que le llevó al intento de suicidio. Caty convive con él, tanto es así que no hace mucho intentó suicidarse de nuevo.

Sobre esto, estuvimos hablando la otra mañana, sentados en la terraza de un bar. A nuestro lado, un testigo mudo, el libro: Presuntos suicidas. Como no pretendemos hacer un spoiler del libro, poco vamos a contar de él, igual que de sus autores, los dos ‘presuntos suicidas’. Tan solo os diré que en ambos un motivo desencadenó sus ideaciones, que no llegan por casualidad, ni porque sí. Ramón llegó al tejado de su casa, tras haber dejado a medias una carta de despedida a su familia, a raíz de un proceso surgido por una ruptura sentimental de lo más normal y habitual; no entendía que habiéndose unido en matrimonio, esa unión no fuera eterna, ya que por entonces desconocía el término de impermanencia y su significado: «Todo cambia, y puede hacerlo en cualquier momento». Comenta Ramón que en él, esa impermanencia se produjo sin esperarla, cuando creía que todo iba a durar para siempre, lo cual le llevó a intentar quitarse la vida. Todo por querer dejar de sufrir. «Porque el suicida, según su experiencia personal, no quiere morir, sino dejar de sufrir, pero no sabe cómo hacerlo».

Por su parte, Caty, menorquina, educadora infantil, amiga de los animales, y con la fotografía entre sus hobbies, al cumplir los 28 años tuvo, a causa de una depresión, un trastorno alimenticio, la anorexia, que la hizo perder peso, llegando a arrojar sobre la báscula 33 kilos. Caty se vino de su Menorca natal a Mallorca, con su madre dependiente, a la que cuida 24 horas cada unos de los 365 días del año. Desde entonces a hoy, ha intentado poner fin a su vida en varias ocasiones: «No hace mucho lo intenté... Y a lo mejor cualquier otro día lo intento de nuevo, lo cual significa que desde hace años estoy conviviendo con el suicidio. Y si recaigo es porque al sentirme bien, dejo de tomar las pastillas que me ha recetado el médico. Pero prometo no hacerlo nunca más; el libro es un compromiso de que así será».

«Mí suerte –interviene de nuevo Ramón– fue que el día después de intentarlo, llamé al psiquiatra y me puse en sus manos, siguiendo a rajatabla la rutina que me dio. Porque lo importante al llegar a este punto, es no bajar nunca la guardia. Y si ves que no puedes, llamar a un amigo, y si como tú también lo ha intentado y lo ha superado, mejor, ya que te entenderá, por lo que te sentirás más comprendido.

«Y yo –dice Caty–, lo estoy consiguiendo, entre otras cosas porque tengo a la mejor psiquiatra del mundo, a la que puedo llamar sea el día que sea».

«Y ella –Ramón señala a Caty– sabe que también puede llamarme ante cualquier bajón que tenga, casi siempre producido porque deja de seguir el tratamiento. La última vez, vi en ella algo raro en cuanto a su comportamiento, y dentro de mis posibilidades traté de ayudarla. Y como lo conseguí, hoy lo celebramos».

Un viaje en moto

Caty no ha buscado nunca las alturas para intentar quitarse la vida, sino que recurre a otros métodos, con la particularidad, lo cual es una suerte para ella, que estando en agonía siempre sucede algo, o aparece alguien, que aborta su tentativa. En cambio, Ramón, estando escribiendo la carta de despedida, sin saber cómo, se encontró subido al poyete de la barandilla de la terraza de la finca que vivía, y a punto de dar el salto... Al ver, desde las alturas el capó de un coche, tomó conciencia –subraya conciencia– de lo que estaba haciendo, y de lo que iba a hacer, así como del daño que provocaría en su entorno y, como pudo, bajó del muro, se sentó en el suelo y lloró durante dos días, hasta que se terminaron todas las lágrimas almacenadas en su cuerpo. El paso siguiente fue llamar al psiquiatra y ponerse en sus manos, con el fin de superar la situación a la que le había llevado la impermanencia de las cosas, el creer que todo es para siempre. También le ayudó un viaje que hizo en moto por los Pirineos aragoneses, encontrándose en el camino con un centro budista, donde permaneció una semana, dejando, al abandonarlo, gran parte de su depresión allí.

Carencias

Volviendo a Caty, esta nos dice que en Balears, en Son Espases, por ejemplo, «que es dónde suele ir tras superar el click que hace a mi cerebro, llevándome a intentar quitarme la vida, he visto el tema de la salud mental tiene muchas carencias, en el sentido de que, para los casos que hay, que son muchos, hay poquísimo personal. Me refiero a psiquiatras y psicólogos –Ramón, a su lado asiente–. Y no solo eso, sino que todos estamos juntos por falta de espacio. Y los brotes son distintos, igual que las reacciones. En mi último ingreso, estaba jugando al parchís con un señor mayor y, de pronto, entró una mujer, dando voces, bastante fuera de sí, y acercándose al hombre le dio un tortazo que le tiró de la silla, yéndose ella sin más. Y es que no todos padecemos de lo mismo, y por tanto reaccionamos de distinta forma. Sería necesario que estemos clasificados y separados, cosa que no sucede».

Ambos tienen como su mejor guía al psiquiatra Oriol Lafau, el coordinador autonómico de salud mental de Illes Balears. «Nos está haciendo mucho bien a todos, pero necesita más gente. Quiero decir con ello que la crítica es a la falta de medios no a los profesionales que hay».

Dónde acudir

Luego, ambos, reconocen que la CAIB es pionera y referente nacional en la Prevención de la Conducta Suicida, prueba de ello es el Plan de Prevención, Actuación y Abordaje de la Conducta Suicida en las Islas Baleares, y las diferentes guías y protocolos de prevención lideradas por Nicole Haber, coordinadora autonómica para la prevención del suicidio.

Por otra parte, ambos reconocen que desde hace unos años el suicidio ha dejado de ser un tema tabú, para convertirse en algo cotidiano. Y es que los miles de personas que se suicidaron el año pasado no son pocas. De ahí que, de un tiempo a esta parte, hayan surgido una serie de organizaciones, como puede ser AFASIB, a la que ambos pertenecen; Red-Aipis; Després del Suicidi, Teléfono de la esperanza, etc., a cuyas puertas los presuntos suicidas y los supervivientes pueden llamar buscando apoyo, ayuda o comprensión. Sin olvidarnos del teléfono 024, la línea de atención a la conducta suicida.

Y… Pues que por muchas razones hay que leer Presuntos suicidas, apto para todas las edades y todas las mentes, escrito con un estilo muy cercano, muy reflexivo… ¡Y por unos presuntos suicidas! Porque, ¿quién mejor que ellos para contarnos lo que siente la mente en esas circunstancias, cómo se llega a ese punto y cómo se sale de él?

024

El número de atención para aquellas personas que tengan conductas que puedan derivar en riesgos para la vida o la integridad física es el 024. Es una línea anónima, gratuita y confidencial que está en funcionamiento las 24 horas del día para ofrecer apoyo y ayuda emocional por parte de especialistas de emergencias de la Cruz Roja.

Aquellas personas que se encuentran en esta situación también pueden llamar a:

·         112

·         971461112 (Teléfono de la Esperanza en Baleares)

·         717003717 (Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza)

·         900925555 (Teléfono de Prevención del Suicidio)

·         900202010 (Línea de Ayuda a Menores de la Fundación ANAR)

Además se pueden descargar dos aplicaciones en el teléfono para superar los pensamientos intrusivos: Prevensuic (también tienen página web https://www.prevensuic.org/ ) y Calma. Ambas apps pueden encontrarse en los sistemas iOS y Android.

Quienes crean que puede haber una persona en su entorno en estas circunstancias pueden llamar a estos números.