Los investigadores disfrutaron de este innovador formato de divulgación científica, que acerca su trabajo a la población general. | Pilar Pellicer

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Una reliquia histórica que nos transporta a tiempos pasados y la investigación científica más puntera se conjugaron este sábado en Ciència a tot tren, una iniciativa conjunta de la UIB, la Delegación Institucional del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Balears, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) y el Instituto de Física Interdisciplinaria y Sistemas Complejos (IFISC) que ha tenido el Tren de Sóller como privilegiado escenario.

Durante el trayecto entre Palma y Sóller, sus vagones han acogido minicharlas de divulgación científica a cargo de una veintena de investigadores, que han explicado a cerca de 300 pasajeros los estudios en los que actualmente trabajan, en ponencias de apenas siete minutos. «Ha sido un reto resumir en tan poco tiempo un trabajo en el que llevo dos años inmersa, y traducirlo a un lenguaje didáctico», reconoce Julia Castro, científica del Imedea que aprovechó la ocasión para hablar de un experimento de comportamiento de peces juveniles para evaluar en qué tipo de posidonia están más cómodos. «Aunque me da un poco de vergüenza hablar ante tanta gente, he pedido participar porque creo que, ya que la investigación científica se financia con fondos públicos, debemos devolverle a la sociedad ese apoyo de alguna manera», razona.

Por su parte, Antoni Josep Serrano, bioquímico de la UIB, divulgó una investigación sobre vesículas extracelulares que segregan las células para comunicarse entre ellas. Aunque esto abre muchas posibilidades en la medicina, y en concreto en terapia celular, sé que es un tema complejo. Por eso, he hecho una analogía con la mensajería instantánea y las redes sociales, para que lo pueda entender todo el mundo», señala. «Siempre me ha gustado explicar lo que hacemos en el laboratorio. Pienso que la divulgación es un paso más de la investigación, y que los conocimientos que generamos deben llegar a la sociedad de manera comprensible», argumenta.

«Es la segunda vez que se celebra este evento. La primera vez fue hace dos años, organizado por el Imedea y a una escala menor, utilizando dos vagones y con un centenar de personas. Pero fue tal el éxito que ahora lo hemos repetido a lo grande, usando el tren entero», explica Carolina Morán, responsable de Comunicación, Cultura Científica y Relaciones Institucionales del CSIC Baleares. «Al celebrarlo conjuntamente varios centros de investigación, hemos aunado esfuerzos y presupuestos para poder aumentar la apuesta», señala.

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Cerca de 300 pasajeros conocieron los estudios de una veintena de investigadores. Foto: P. Pellicer.

El Tren de Sóller partió, de bote en bote, de la estación de Palma a las 10 de la mañana. Al llegar a Sóller, los asistentes pudieron visitar el Museu de la Mar, el Jardí Botànic y el Museu Balear de Ciències Naturals, para regresar a Ciutat ya por la tarde.

«Gracias a esta iniciativa, enmarcada en la Semana de la Ciencia que se celebra a nivel mundial, los ciudadanos han podido asomarse a una parte de toda la investigación que se realiza en Baleares, con trabajos interesantísimos en campos que van desde la paleontología a la geología, pasando por la inteligencia artificial y otras muchas disciplinas, con aplicaciones útiles en la vida de la gente», destaca.

«La verdad es que subir a este tren tan pintoresco y con tanto significado para los mallorquines, disfrutar del precioso recorrido por la Serra de Tramuntana hasta Sóller y, al mismo tiempo, aprender sobre ciencia, es un plan redondo de sábado, además de un formato innovador de divulgación científica», remacha Morán.