La fotógrafa Maria Hibbs posa para esta entrevista en una de las calles de Sóller. | MARTÍ MORELL

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Una historia de superación, un viaje de ida y (casi) de vuelta y una vocación cumplida. Este podría ser en una frase el resumen de la vida de Maria Hibbs (Gera, Alemania, 1979), una de las mejores fotógrafas de bodas de Europa cuyos trabajos han aparecido en medios de referencia en el sector como Vogue, Elle o Brides. Enamorada de Mallorca, reside en Sóller desde hace nueve años junto a su marido y el hijo de ambos. En este reportaje, la retratista narra sus inicios, las particularidades de un sector con un crecimiento exponencial en la Isla y las particularidades de la fotografía, además de como las redes sociales han llevado al arte de inmortalizar momentos a otro nivel.

Los comienzos, como (casi) siempre, no fueron fáciles. Hibbs explica que «cuando acabé el colegio sabía que me quería dedicar a esto pero en los viejos tiempos era necesario tener un maestro del que aprender y como no pude encontrar ninguno, me dediqué a otra cosa. Fui secretaria durante unos tres años pero sabía que me quería dedicar a la fotografía. Odiaba ese oficio pero mientras trabajaba empecé a formarme y cuando pude ingresar en una escuela y tener un maestro, lo dejé. Mientras tanto, sacaba fotos de mis amigos, de mujeres que conocía… Esto fue en 2004. Estuve de pasante durante tres años hasta que, en esa época, conocí al que ahora es mi marido durante mi fiesta de cumpleaños».

Ese día, sin saberlo, la vida de Maria cambió para siempre ya que «al año siguiente nos mudamos a Texas, de donde es él», pero, según narra la hoy consagrada fotógrafa, «el trabajo de mis sueños se detuvo al tener que mudarme a un país que no conocía a miles de kilómetros de casa. A pesar de eso él me dijo: sé fotógrafa, aquí tienes una cámara. Y lo conseguí». Además, Maria confiesa que «no nos gustaba Texas. Lo único que puedes hacer allí es consumir y consumir y consumir. Nosotros queríamos un lugar con corazón adecuado para criar a nuestro hijo». Y ese lugar fue Mallorca.

Una época dorada

Ahora, casi una década después, las cosas han cambiado y la artista visual, que trabaja en unas ocho bodas al año. En relación a su caché, Maria Hibbs afirma que este «depende mucho del tipo de boda pero es más de lo que la mayoría de gente entendería. La verdad es que está bien pagado y, en mi caso, es muy gratificante a nivel personal. Lo recomendaría totalmente para alguien que esté buscando un trabajo: tendrá una buena vida (ríe)».

La responsable de los books de fotografías de algunas de las nupcias más exclusivas de Mallorca rememora como «cuando llegué aquí hace nueve años había bodas pero no muchas de extranjeros. Ahora hay un boom. La gente comparte en redes sus preciosas bodas y se está volviendo una cosa desquiciada. Los próximos dos años van a ser una locura. La mayoría de parejas para las que trabajo son ingleses, norteamericanos, australianos y de países asiáticos como Singapur o Hong Kong… Algunos alemanes y suecos también. De hecho, muchos ya están cogiendo cita para 2025».

Sobre el perfil de sus clientes, hay un dato que llama la atención, y es que, según explica Hibbs, «en los nueve años que llevo aquí no he trabajado en ninguna boda de una pareja mallorquina o española (nota: ocho bodas al año por casi nueve suman unas setenta bodas en casi una década)», a lo que la fotógrafa añade que «los mallorquines y españoles prefieren a sus propios fotógrafos. No es que no quiera trabajar para ellos, simplemente no se ha dado la ocasión de hacerlo». Y va más allá al explicar que «Mallorca es tan popular en Europa que hay gente en Alemania o Inglaterra que se ofrece para realizar reportajes de bodas gratis a cambio del viaje y los gastos de la estancia. Este mundo se ha convertido en una gran competición».

Mallorca cambia

«Antes la Isla estaba por descubrir por mucha gente, y ahora con las redes sociales es tremendo. El Port de Sóller en verano, por ejemplo, es tremendo. Incluso en Sóller pueblo que en los últimos dos años, desde la COVID, se ha disparado muchísimo. Creo que es un poco culpa de Instagram porque la gente comparte una foto, etiqueta y crea un efecto llamada en todo el mundo. Siempre ha sido popular para alemanes y británicos y ahora los estadounidenses lo han descubierto. En cuanto a la situación actual del mundo de la fotografía, la artista visual da una de cal y otra de arena. «Este sector se ha vuelto demasiado frenético. Pero hay cosas buenas, como que tengo 4.000 fotografías de mi hija en el móvil que puedo mirar cuando quiera. El mundo de los influencers, como toda moda, es una ola que ha llegado pero que pasará. Sí que es verdad que ha ayudado a popularizar muchas cosas como bares o playas y eso es bueno», opina la retratista alemana que, siempre detrás del objetivo, ha conseguido el suyo...