El equipo austríaco de Rosenberger y Schwarz ha logrado encabezar los 14 tramos de la competición. | 550 Challenge

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Si en sus últimas salidas al asfalto ha debido cerciorarse de lo que observaba a través del retrovisor, es natural. No todos los días circulan por la Isla joyas del motor como el Audi S1 Quattro, el Nissan GTR, el Aston Martin V8 Vantage o el Ford Fiesta RS WRC. Las carreteras de la Serra de Tramuntana se han convertido durante este fin de semana en el escenario de la tercera edición de la 550 Challenge Mallorca, una competición de rally con sede en Port Adriano y que ha contado con la participación de cuarenta equipos, de siete países distintos.

«Queremos un rally donde los pilotos vengan a divertirse. Convertirse en un shakedown, -tramo donde equipos y pilotos ponen a punto sus coches de cara a la próxima prueba-, para el mundial de rallies sería ideal. Lo comentaba el propio Kris Rosenberger: participar en el 550 Challenge y medir la capacidad de la máquina sale más a cuenta que realizar un test específico», expresa el director de la competición, Toni Dezcállar.

Campeones

Tras unas jornadas cargadas de emoción, después de correr catorce tramos y 550 kilómetros cronometrados, ayer tuvo lugar en Port Adriano la entrega de trofeos a los primeros clasificados. Tras dominar en todos los tramos y no ceder un solo segundo a sus principales rivales, el equipo austríaco de Kris Rosenberger y Siegfried Schwarz se ha proclamado campeón absoluto con el mítico Ford Fiesta RS WRC. Por otro lado, en la categoría regularidad, logró la primera posición el equipo femenino alemán de Steffi Edelhoff y Birgit Binder. «Una mujer puede conducir tan bien como un hombre. Empezamos en los rallies hace dos décadas, el Trofeo Balear fue nuestra primera carrera. Hemos participado en muchas pruebas en Alemania, Francia o Cerdeña, y ahora estamos de vuelta. Sería fantástico ganar este rally veinte años después», afirmó Edelhoff el pasado jueves, antes de partir a la primera etapa de la prueba.

Las ganadoras de regularidad, Steffi Edelhoff y Birgit Binder; arriba a la derecha, Pedro Valls y Madeleine Yue, y abajo a la derecha, Toni Pizà y Bartomeu Vicens.

El rally arrancó el pasado jueves con los exigentes tramos nocturnos Estellencs-Andratx, y Calvià-Coll de Sa Creu, cuya dificultad incrementó dada la lluvia y las fuertes rachas de viento, que se presentaron ya en Port Adriano. Aunque el equipo austríaco consiguiese ampliar su ventaja en cada uno de los tramos, el conjunto italiano de Gian Maria Traversone y José Ruiz con su Ford Fiesta R5 de 2016, y el equipo balear de Álex Oliver y Fran Barberá con su Peugeot 205 Maxi de 1989, segundo y tercero respectivamente, no dieron su brazo a torcer. Por otra parte, la segunda posición en regularidad fue para el equipo de Lorenzo Fluxà y su hija Isabel Fluxà con su Renault Megane N4 2.0. de 2011, y el tercer puesto para el equipo balear de Verger y Barceló, sobre su BMW 2002 Tii de 1972. Entre los pilotos se encuentran experimentados profesionales, así como aficionados a la conducción.

Los pilotos mostraron su mejor versión.

«Llevamos cinco años con los rallyes clásicos; se trata de una modalidad más lenta, más acorde a nuestra edad. Los tramos son fantásticos, y que nos dejen la Serra unas horas es una gran cosa», expresa el piloto mallorquín Pedro Valls, a los mandos de un Porsche 911 junto a su esposa Madelaine Yue. En contraposición, otros pilotos llevan toda la vida sobre la carretera. Pero todos coinciden en el encanto del circuito. «En este rally contamos con tres días de competición, algo que no es habitual, y algunos de sus tramos, como el Cap de Formentor, son muy difíciles de realizar en categoría regional», expresa el mallorquín Toni Pizà, acompañado por el joven Bartomeu Vicens en su Mitsubishi Lancer Evo 5.