Rafa Gómez Font, conocido como Rafalet, en su palomar. | Julián Aguirre

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Desde niño su abuelo Rafael Gómez le inculcó la pasión por las palomas. Rafa Gómez Font (Palma 1995) conocido como Rafalet, acompañaba a su abuelo a los eventos. «Cuando cumplí los once años mi abuelo me regaló mi primera paloma». Actualmente Rafa Gómez tiene 30 ejemplares de reproducción y un centenar en el palomar. La colombofilia consiste en la cría y adiestramiento de palomas para convertirlas en mensajeras, capaces de volver a su palomar.

«Lo que más me atrae, y lo que la mayoría de gente desconoce, es el concepto de ‘competición’. Entrenarlas, una buen alimentación y sus cuidados es lo que verdaderamente me apasiona», comenta el joven fisioterapeuta. Aunque su pasión por las palomas comenzó desde niño fue a partir del año 2020 cuando decidió competir. «Mis padres siempre me han apoyado, aunque ellos no tengan la misma afición, y me han ayudado mientras yo estudiaba en el INEF y también Fisioterapia».

Títulos y campeonatos

Rafa dedica entre tres y cuatro    horas diarias al entrenamiento y cuidado de sus palomas, labor que le ha llevado a ganar varios campeonatos como el campeonato social del club colombofilio La Palmesana, por tercer año consecutivo; el campeonato Grupo de Mallorca; Campeonato de Balears y el Campeonato de España Insular. «Son galardones de los que me siendo muy orgulloso», comenta.

Su principal objetivo no es otro que el de poder tener cada vez mejores palomas para competir y también ejemplares de reproducción. «A nivel nacional, en España, no se puede vivir de la colombofilia, pero en Bélgica y Países Bajos se han llegado a pagar hasta dos millones de euros por un buen ejemplar de paloma», comenta Rafa Gómez.

Durante los últimos años este joven ha invertido mucho en la construcción de un buen palomar, en la alimentación y por supuesto en los ejemplares que posee, «pero también me han regalado alguno». Aunque todas las palomas, a simple vista, parezcan iguales, Rafa identifica a cada una perfectamente. «Lo que más temo es que aparezca algún halcón. En Mallorca, sobre todo en la part forana, cada vez hay más. Una paloma mensajera siempre regresa, nunca va, por lo que se pueden soltar en Eivissa o Valencia, a 150 y 300 kilómetros respectivamente, pero también en Granada (550 kilómetros), e incluso en Jaén (600 km), Marbella (750), o Ayamonte, frontera con Portugal (950 kms) y siempre regresan. El hecho de que crucen el mar en un día nublado es de valientes».

Sobre cómo se orientan las palomas mensajeras hay varias hipótesis y opiniones, «aunque la que más fuerza coge es que se dirige a su destino por campo magnético». Por otro lado, Rafa comenta que «los jóvenes no conocen realmente cómo funciona este mundo de la competición y la verdad es que merece la pena y seguro que muchos se motivarían. Hay sana rivalidad en un ambiente de compañerismo. Todo esto se hace sin ánimo de lucro». Actualmente, la Federación Balear de Colombofilia tiene 27 clubs afiliados, 22 en Mallorca, 3 en Eivissa y 2 en Menorca, con cerca de 400 colombófilos en activo entre las tres islas.