En cualquier fin de semana, el Capi, con su mujer, en plena faena paellera. | Click

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El Hotel Brondo tiene también su Nit de l’Art. La inicia este jueves y la termina el viernes. Dos días, pues. ¿Que qué se van a encontrar allí? En pintura, la obra de los pintores Mar Cañada, Majapo, Jaime Rosselló, José Luis Mesas y Carlos Prieto, y en escultura, Ernesto Rodríguez. Gastronomía a cargo del chef David Carmona. Artesanía, ya bien bisutería, obra de Lola Mar; joyería, de Ojalá Joyas; pañuelos pintados por Rosario P.; magia a cargo del mago David Sans y arte, diseño y estilo a cargo de Pablo Rodríguez-Navas González, de Art Studio. Como veréis, una doble Nit de l’Art con arte, pinturas, esculturas, gastronomía, artesanía, diseños de joyas, buena música a cargo de la DJ danesa Miba. Nos vemos…

La Nit de l’Art en el Hotel Brondo.

Más de La Nit de l’Art

Siguiendo con La Nit de l’Art, tres apuntes más. Los tres tendrán lugar el sábado, pasado mañana. Uno, el maestro Miguel Reche expone en el hotel Saratoga, a partir de las 20 horas. También tendrá obra expuesta en la Art Gallery, del hotel Artmadams, en una Nit de l’Art, presentada por Patricia Chinchilla, que dará comienzo hoy, entre las 19 y las 22 horas. Dos, otro maestro, Miguel Amate nos cuenta que el sábado, en la Galería Ca’n Boni, celebrará -por eso hay que verlo- el casamiento de El hombre de arena y The Clown. Seguro que es algo fuera de lo cotidiano. Y tres, en Sant Feliu, 17 (local 21), bajo la denominación La nostra veu, se presentan Solitud compartida, una colección de fotografías de personas que viven en los hogares de Tardor, Kurt e Inge, en la Asociación Siloé, y de personas que viven con el VIH. Dicha colección que podréis ver, y a través de ella pensar y meditar, es el resultado de 150 talleres de fotografía en los que han participado alrededor de 350 personas durante 42 meses, compartiendo sus vidas y obteniendo un resultado fotográfico que, como veréis, se puede calificar de extraordinario. ¿Quién es el responsable del mismo...? Son muchos... En realidad, todos los integrantes han participado en el proyecto bajo la dirección de Vicente Galoso, psicólogo y fotógrafo. Por ello, y por otras muchas razones, no podéis dejar de verlo.

Miguel Reche en el Hotel Saratoga.

Para desayunar

En el Paseo de Mallorca, al lado del Ginbo hay un bar que se llama Menut, nombre que en italiano significa Piccolo, que es como se llamaba antes. Es un bar que funciona muy bien, con dos camareras espléndidas y muy simpáticas, a la hora de tomar la comanda y servirla.

Una forma de promocionar un buen plato de huevos para desayunar.

Pues bien, estábamos el miércoles tomándonos un cortado -solemos ir lunes y miércoles, a media mañana, y de paso echamos un vistazo viendo quién pasa por allí, que no es poca gente- y nos llamó la atención la pizarra que han instalado anunciando desayunos, además con los precios, lo cual el cliente agradece, y además sugiriendo que prueben ‘los huevos de Pedro’ -lo de prueben los huevos de Pedro es textualmente-, lo cual no pasa desapercibido. Por eso preguntamos que qué son los huevos de Pedro, y la respuesta nos la da el mismo Pedro, que es el chef del lugar. «Son huevos que hago yo, muy ricos, y que están teniendo gran aceptación», nos cuenta. «Y si los llamo los huevos de Pedro es porque los condimento yo, a mi modo».

Pues aclarada la cuestión, nos pedimos unos huevos de Pedro que nos dejan tan a gusto, que ni comemos.

Paellas y arroces

Ver la cola que se había formado sobre la acera nos llamó la atención. ¿Qué será? Nos acercamos y nos encontramos que era una arrocería, nueva en la plaza, al menos para nosotros. Así que nos pusimos en la cola, y cuando llegamos al mostrador, en vez de una paella le pedimos al dueño si nos dedicaba un minuto para que nos contara este éxito. Como su mujer se puso al mando de la nave, hizo un aparte con nosotros, y nos puso al día.

«Tengo la suerte de que por aquí pasa mucha gente durante el fin de semana, viernes, sábados y domingos, señal de que lo que hacemos gusta. Y lo que hacemos son paellas -señala hacia el cartel en el que figuran todas las especialidades de la casa: ciegas, negras, con huesos y cáscaras y arroz brut y al horno-. ¿Qué cuál es lo que más nos piden…? Pues suele ser la paella mixta y la ciega mixta».

Discípulo de Vicente Guerra

Antes que esta pequeña arrocería, a la que llama Capi, diminutivo de su apellido, Capitán -él se llama Rafael Capitán Revuelto-, «teníamos en la calle de Manacor un restaurante, pero llegó la pandemia, y entre que la gente no salía, el local que era muy grande y el dueño que quería traspasarlo, nos replanteamos el futuro, viniéndonos aquí, a Manuel Azaña, haciendo lo que yo había hecho durante toda la vida, arroces, paellas… Porque, ¿sabe?, yo, que empecé como friega platos en Córdoba, al venirme a Mallorca estuve muchos años trabajando con Vicente Guerra, en tres de sus restaurantes. El que tenía en el Paseo Marítimo, el Honoris y Las Tinajas, lo que significa que a su lado aprendí mucho de lo que he puesto en práctica. Por eso me viene gente de toda Palma, y de los barrios y pueblos cercanos, y aunque calculas el material que necesitas, hay días que te quedas corto».

A decir verdad, el local no es muy grande, pero en él cabe todo lo que se necesita para hacer unas buenas paellas: fogón, mesa en la que, en compartimentos diferentes, se colocan los ingredientes «todos ellos frescos, incluso las verduras, que nos las trae mi suegro, que tiene un puesto en el Mercat de l’Olivar», cuenta Capi. Es un sin parar, de verdad, «un no parar durante tres días y, si en la semana hay un festivo, pues también abrimos».

Viendo como a su mujer, entre atender a los fogones y al público, se le amontona el trabajo, liberamos al marido. Y no nos llevamos una paella porque ese día tenemos comida fuera de casa, que si no…