En un ambiente muy íntimo, el salón del centro cultural de Can Dulce, ubicado en el corazón de Sóller, acogió la primera jornada de esta fiesta tanguera. | M. À. Cañellas

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En La borra del café, Mario Benedetti escribió que «es virtualmente imposible que tras varios tangos dos cuerpos no empiecen a conocerse». Siguiendo la premisa, este sábado los tangueros de la Isla se conocieron en profundidad en el centro cultural de Can Dulce, ubicado en el corazón de Sóller, escenario de la primera jornada de Tango Party Sóller, fin de semana dedicado al disfrute y el aprendizaje del tango, «un pensamiento triste que se baila», según el músico argentino Enrique Santos Discépolo.

«Han llegado nuevos profesores a la Isla, se monta un festival anual y cada jueves se organizan varias noches de baile. La comunidad del tango en Mallorca es pequeña, pero constante. Parece que ahora, después de la pandemia, se ha vuelto a ganar confianza para bailar y conectarse. La idea es repetir el evento cada tres meses, sumar nuevos adeptos y traer a maestros de renombre», expresa el organizador del evento, además de bailarín y profesor de tango en los últimos 25 años, Néstor Pastorutti, maestro en su Argentina natal, Israel, Chipre y Alemania.

De esta manera, por la mañana se organizaron diferentes talleres, aptos para todos los niveles. A las 12 horas, los maestros Néstor Pastorutti y Anna Walderdoff impartieron un taller de iniciación. Por la tarde, a las 16 horas, se dio una clase de técnica femenina, a cargo de Luciana Moyano. Para acabar, a las 18 horas, de nuevo Néstor y Anna impartieron un taller de tango avanzado, centrado en giros y sacadas. Después llegó el momento más esperado: la noche de milonga. Entre las 19.30 y las 23 horas, los bailarines disfrutaron de danzar en el salón de Can Dulce. Además, contaron con la voz del cantante Héctor Maurel y el piano de Santiago Carbone, así como de una exhibición de Pastorutti y Moyano. Este domingo se repetirá la jornada, con los mismos horarios.