La escuela de verano se ha llevado a cabo en aguas de la Reserva Marina de la bahía de Palma, la más antigua de Baleares.

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Unos 120 niños y adolescentes de entre 8 y 17 años han pasado los últimos dos meses descubriendo de primera mano la fauna y flora submarina que puede encontrarse en aguas de la Reserva Marina de la bahía de Palma, declarada en 1982, lo que la convierte en el espacio subacuático protegido más antiguo de Baleares.

Lo han hecho de forma práctica a través del buceo y el snorkel, y de forma teórica gracias a la colaboración de una decena de científicos, entre biólogos, oceanógrafos, ambientólogos y otros especialistas vinculados a entidades como el Instituto Español de Oceanografía, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (Imedea) o la UIB, que han impartido clases teóricas a los jóvenes participantes en el Mallorca Dive Camp. Esta escuela de verano con fuerte componente científico y medioambiental ha tenido como base el Club Nàutic S’Arenal (CNA) y ha sido conducida por la Asociación Vellmari, presidida por el biólogo marino y explorador de National Geographic Manu San Félix.

«El objetivo es acercar el fondo marino a los niños a través de una poderosa herramienta, la del buceo, combinada con talleres»
Begoña San Félix

«El objetivo es acercar el fondo marino a los niños a través de una poderosa herramienta, la del buceo, combinada con talleres teóricos de conservación marina», explica Begoña San Félix, directora de Comunicación de Vellmari. «La dinámica ha sido, por las mañanas, salir en barco para aprender a bucear sobre el terreno, con la opción de snorkel para los niños que así lo prefieran. Y por las tardes, en las instalaciones del CNA, asistir a los talleres teóricos sobre conservación de especies marinas de la mano de prestigiosos especialistas», añade Toni Frau, director del Mallorca Dive Camp, que este año ha celebrado su cuarta edición en Mallorca. Paralelamente, como en años anteriores, la Asociación Vellmari también ha llevado a cabo este verano el Formentera Dive Camp, con cerca de 800 niños, en la que ya es su quinta edición en la Pitiusa menor, y que concluirá en los próximos días.

Los alumnos tienen la opción del snorkel, además del buceo.

«Esta edición ha sido un gran éxito. Los niños salen muy contentos y con un gran aprendizaje a sus espaldas. Además de pasarlo en grande al aire libre con sus amigos, incorporan valiosos conocimientos sobre la biodiversidad de nuestras aguas y sobre la importancia de su conservación», destaca Frau. «Lo más bonito es que son ellos mismos los que llegan a la conclusión, después de participar en la actividad, de las problemáticas y amenazas que afronta el entorno marino debido a la interferencia humana, de la necesidad de revertir esta situación y de las posibles soluciones que hay que poner en marcha para recuperar la vida en nuestras aguas», añade San Félix. «Al cabo de unos días de inmersiones, desarrollan un radar muy potente y saben fijarse en si la posidonia está deteriorada en algún punto, si en una zona no hay la biodiversidad que debería haber...», enumera. Y es que, «más allá del campamento de buceo y snorkel, este proyecto es un aula del mar flotante para que los niños y adolescentes puedan conocer en profundidad toda la riqueza que tenemos bajo nuestras aguas y aprendan a protegerla», concluye.

El Mallorca Dive Camp ha durado un total de seis semanas, con talleres teóricos por la tarde en el Aula Máster del CNA y prácticas por la mañana a bordo de una embarcación llamada Super Delfín Verde, equipado además con un ‘manta trawl’, esto es, una red para la recogida de microplásticos durante las salidas de cara a llevar a cabo un estudio sobre estos residuos en la bahía de Palma. «Una de las conclusiones que han extraído los niños participantes es que la reserva podría estar en mejor estado del que está», lamenta Frau. «Educar a los niños y que comprueben desde su propia experiencia la necesidad de cuidar este valioso espacio protegido es una apuesta de futuro que estamos convencidos de que tendrá sus frutos en los próximos años, porque estos niños locales habrán aprendido a valorar la fragilidad de la riqueza natural que tenemos en la Isla y, con el tiempo, acabarán siendo los ciudadanos y dirigentes del futuro», remacha.
Bernat Garau