Joan Torres, Julián Aguirre, Pedro Prieto y Tomás Monserrat, cuatro históricos fotógrafos y reporteros de Ultima Hora. | J.A.

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Medio siglo en Marivent y formando parte del día a día del verano mallorquín dan para mucho. Miles de historias y anécdotas junto y tras la Familia Real y sus diferentes miembros que comparten en una efeméride tan especial cuatro reporteros gráficos que han dejado documentos para la historia a través de las páginas de Última Hora. Algunos vieron aterrizar en la residencia estival a los por entonces (agosto de 1973) príncipes Juan Carlos y Sofía para seguirles ya como reyes y ver cómo la saga ha crecido con el paso de los años y las décadas, con sus intrahistorias y asuntos familiares que han dejado el tradicional posado veraniego reducido a su mínima expresión, con Felipe VI recogiendo el testigo de sus padres de la mano de la reina Letizia, la princesa Leonor y la infanta Sofía.

Tomás Monserrat, Pedro Prieto, Joan Torres y Julián Aguirre representan diferentes etapas, varios ciclos de la historia del periodismo gráfico en Mallorca y de su medio escrito de referencia: Última Hora. Han sido testigos directos de la llegada de la Familia Real a Marivent, de los primeros pasos de las infantas y el por entonces príncipe, la irrupción de Jaime de Marichalar e Iñaki Urdangarin y todos los vaivenes que les han envuelto. Muchas horas de guardia e incontables imágenes, algunas icónicas a lo largo de cinco décadas en los que todo ha cambiado. Y mucho.

Imagen del primer posado real, en Marivent, junto a los reporteros gráficos presentes. Foto: Archivo Joan Torres

«La relación era muy próxima. Piensa que éramos los mismos fotógrafos y periodistas cada verano, y no éramos tantos», recuerda el incombustible Tomás Monserrat, a quien le une una relación «especial» con Juan Carlos I y su hijo, aunque fue con el hoy emérito con quién más lazos creó. «Éramos como uno más de la familia, había mucha confianza y proximidad», relata el fotógrafo y periodista, a quien se dirigía siempre por su nombre. «Tomás, no se ha disparado, repite la foto», le dijo un día en un acto con la Cámara de Comercio. «Y una persona de su séquito quedó tan impactado, que me dijo al oído que don Juan Carlos 'sólo llama por su nombre a sus amigos'», refiere.

Tal era el grado de confianza entre Monserrat y el hoy rey emérito que un día le llamó a filas, «me citó en un despacho y me preguntó '¿qué pasa con Cristina?', porque le hacíamos más caso a su hija que a él los periodistas». Y la respuesta fue franca por parte de Tomás, «y hasta le hizo gracia y todo. Le dije que las fotos de Juan Carlos valían 5.000 pesetas y las de Cristina 25.000. Y se puso a reír», añade con un tono emotivo que aumenta al recordar «la última foto en Mallorca de don Juan Carlos, en Can Prunera». Y una conversación plagada de sentimiento para Monserrat, quien recuerda especialmente cómo el monarca posó su mano sobre el hombro del reportero, refrendando esa amistad. «Me preguntó qué era de mi vida, por mi moto... Y le respondí que estaba ya retirado, que me había jubilado», recordaba. «Te lo tienes bien ganado», le espetó el ahora emérito.

Detalle de uno de los primeros posados familiares en Marivent. Foto: Archivo Joan Torres

Del pequeño Felipe VI recuerda que «era escurridizo, se escondía tras los barcos, pero con los años, fuimos ganando confianza y sabía estar», toda vez que ya no le cogió en activo su etapa ya como Rey y su relación con doña Letizia. «Las infantas eran simpáticas, educadas. Recuerdo especialmente la elegancia de Elena al montar a caballo; Cristina tenía claro que lo suyo era el mar, pero las dos siempre, desde pequeñas, fueron atentas, y ahí se notaba la mano de su madre», refiriendo a doña Sofía.

Para la reina emérita únicamente tiene palabras de elogio. «Es una señora», asegura tajante Tomás Monserrat, quien recuerda con cariño que «las fotos pedían que se las hiciéramos antes de salir a navegar, le preocupaba salir despeinada, pero siempre estuvo ahí y nos trató con enorme respeto. Y era una gran madre», resaltaba el histórico periodista de Última Hora, quien incluso va más allá y rememora su relación con el Conde de Barcelona, don Juan De Borbón, con quien en alguna ocasión «llegué a tomar café».

Otro referente informativo que conoce bien los entresijos de Marivent y los veranos de la Familia Real es Pedro Prieto. Camaleónico cronista social, ha sido notario informativo durante los últimos 49 años «desde el 1 de agosto de 1974» de lo que pasa en esta Isla. Y de aquellos inicios recuerda con nostalgia «la cercanía y tranquilidad... Éramos los que éramos, había libertad casi absoluta, pero al ver desde fuera la cantidad de noticias que se producían aquí, empezaron a venir agencias. Porque, además, don Juan Carlos era una persona cercana, campechana como dicen. Siempre saludaba, y su relación con Tomás (Monserrat) era muy especial».

Pese a todo lo que ha rodeado al rey Juan Carlos y otros miembros de la Familia Real, «nadie puede discutir que Mallorca les debe mucho, ellos la pusieron en el mapamundi», resalta. La evolución de la cobertura de los veranos reales fue palpable para Prieto y compañeros como Manuel Hernández de León, Juanjo Vega, Ramón Rabal, Sergio Rodrigo, Tomás Monserrat, Joan Torres o Antonio Catalán. «Pasamos de la foto oficial a lo que vino después, el seguimiento», prosigue.

Los fotógrafos, apostados en Marivent para captar a la Familia Real. Foto: Archivo Joan Torres

«Hemos hecho al príncipe Felipe estrenando el carné de conducir, hemos visto sus salidas nocturas, cuando fue a comprar discos, al cine a ver 'Rambo', pero le costaba posar, no quería saber nada de la prensa parecía...», relata Prieto, que contabiliza que en aquellos veranos «hacíamos 40 o 50 reportajes al mes», hoy algo imposible, pues a la estela de la Familia Real «vinieron a Mallorca otras personalidades como Adolfo Suárez, Felipe González o Alfonso Guerra, además de otros que ya estaban de antes, como Mario Conde...», admite.

También les tocó seguir a las hermanas del hoy Rey, las infantas Elena y Cristina. De esta última dice Prieto que era «la más asequible, porque navegaba y se dejaba ver más», mientras que a Elena «apenas la veíamos cuando iba a montar a caballo». De los que fueron sus esposos, admite que Jaime de Marichalar «no daba mucho juego, pasó sin pena ni gloria», lo contrario que Iñaki Urdangarin. «Le hicimos sus primeras fotos en Mallorca y luego le vimos como la persona que entretenía a los niños en palacio, montando partidos de fútbol en la playa y otras cosas», continúa el veterano fotoperiodista.

Recuerda Prieto momentos e instantáneas antológicas, como las captadas por Tomás Monserrat en Calanova aprendiendo windsurf, «fue un puntazo», añade. Pero un hecho que le marcó a él y sus compañeros de aventuras fue la visita de Lady Di y el por entonces príncipe Carlos de Inglaterra. «Ahí aprendimos a utilizar la escalera, el escáner y saber lo que era la prensa sensacionalista británica y qué ritmo llevaban... Nosotros hacíamos fotos desde la costa y ellos alquilaban barcos. Aprendimos mucho con ellos, llevaban una marcha más», apostilla.

Fue el que llegó más tarde, pero es quien más horas de rodaje acumula con los actuales monarcas. La sombra de los famosos en Mallorca es Julián Aguirre, que desde 1989 es un fijo dentro de esa comitiva mediática. Unos años que le han servido para ganarse la confianza de los actuales reyes, especialmente de Felipe VI. «Ahora soy el veterano de la 'vieja guardia' ya, y se nota que nos conocen y saben que hacemos nuestro trabajo. Para ellos, ya somos gente conocida, incluso también para Letizia, que se muestra cada vez más próxima y cercana», reseña.

Entre sus experiencias, recuerda Aguirre «la primera vez que Leonor y Sofía fueron en calesa, junto a su madre y la reina Sofía. Pararon ante Cort y pudimos hacer unas fotos preciosas que reflejan, además, algo natural». Además de una gran exclusiva, como una cena vecinal en Calanova en la que aparecieron por sorpresa Felipe y Letizia, «y se lo tomaron bien, aunque les sorprendió mi presencia allí...», recuerda el fotógrafo y redactor de sociedad de Última Hora.

Aunque se inició con Juan Carlos y Sofía, reconoce Julián Aguirre que su trayectoria «va en paralelo a Felipe, desde que empezó a salir de fiesta por Portals a inicios de los 90 hasta el presente», dejando un dato que refleja la exigencia de unos días, los de la estancia mallorquina de la Familia Real, duros. «Más que anécdotas, tengo kilómetros. Llevo tres motos gastadas tras la Familia Real. Durante su estancia, haces más kilómetros que en todo el año... Hay que estar 24 horas en marcha, porque nunca sabes cuándo ni dónde va a estar la foto del verano», asegura el periodista.

El rey Juan Carlos conversa con los reporteros gráficos tras un posado. Foto: Archivo Joan Torres

De los posados desgrana su evolución «con algunos muy numerosos... aunque ahora sobra espacio. Hemos visto a una familia tradicional y ahora tenemos un núcleo duro en torno a doña Sofía», observando, desde su perspectiva y en la actualidad «a una Familia Real, real a todos los efectos, con sus asuntos e historias personales y particulares, como una más».

Ha visto de todo, desde momentos «auténticos y bonitos, como las fotos que les hicimos comprando ensaimadas por Palma recién casados», hasta la agitada misa de Pascua que dejó las imágenes de tensión entre las dos reinas, Letizia y Sofía. «Incluso nosotros nos sentimos mal, por los gestos o las circunstancias. No entendíamos lo que pasaba...», confiesa sobre aquel episodio tan comentado en su día.

Mientras que resalta que el rey Juan Carlos «es todo un personaje, que nos ha dado mucho juego en ocasiones», hacia doña Sofía, Aguirre únicamente emte elogios, lanzando a la vez una advertencia. «Si Marivent se conserva a día de hoy, es gracias a ella. El día que no esté, creo que Felipe no vendrá», asegura. Y se apoya en su experiencia y pálpitos al afirmar que «Felipe viene a las regatas para disfrutar, pero el ambiente no es el de años atrás. Todo es más protocolario y recto», dice.

De las nuevas generaciones, no duda en señalar a Felipe Juan Froilán, primogenito de la infanta Cristina, como «un personaje que nos da un juego enorme, y que a su vez es querido por los fotógrafos porque siempre es noticia», rememorando las imágenes que captó sobre una tabla de paddle surf «yendo, cigarro en boca, a pedir fuego a un barco en el que había unas chicas».

La cuarta voz autorizada para pasar revista a cincuenta años de veraneo real en Mallorca es la del que fuera hasta hace unos años jefe de fotografía del Grup Serra y de Última Hora, Joan Torres. Aunque ha cubierto todo tipo de eventos y realizado reportajes de todo calibre a lo largo del planeta, ha visto evolucionar los perfiles de las estancias desde aquellos inicios en los que se podían contar con los dedos de una mano los reporteros gráficos apostados en Marivent.

Con 17 años vivió aquel primer posado familiar, «muy tranquilo, relajados y con predisposición a atendernos», aunque apostilla que ya se vio de inicio que al por entonces príncipe Felipe «no le iban mucho las cámaras y huía de ellas». Todo lo contrario que sus hermanas. «Elena y Cristina eran correctas, cumplían, dejaban hacerse fotos y luego iban a lo suyo», añade Torres, quien lamenta que, «con el paso de los años y la masificación de medios que venían a Mallorca, esa proximidad inicial fue desapareciendo».

Recuerda especialmente, como hiciera Pedro Prieto, el paso de Lady Di por Marivent. «Fue lo más mediático y nos cogió a todos por sorpresa. Nosotros no éramos 'paparazzis', nos veíamos durante un mes al año envueltos en esta vorágine, y eso lo sabían en Casa Real, nos conocían. Pero los ingleses eran auténticos especialistas», señalando Torres especialmente el día en el que la otrora Princesa de Gales «navegó por Cabrera, con quince barcos de periodistas, o más, persiguiéndoles. Era la locura...».

Le llama especialmente la atención la diferencia entre Juan Carlos y Sofía. «Él ha hecho siempre honor al apodo de 'campechano', era muy diferente a la reina, siempre correcta, profesional y sin estridencias», refiere el experimentado fotógrafo, que además de visitas de cargado protagonismo 'rosa', resalta el paso por Marivent de «figuras de relevancia mundial como el presidente chino, Gorbachov, Clinton, Bush, Isabel II...», pese a lo cual, y en contra de la opinión general que plasma la repercusión positiva de la presencia de la Familia Real Mallorca, Joan Torres mantiene un pensamiento opuesto. «El resultado final de esa promoción es que nuestros hijos tienen que pagar pisos a 300 mil euros, cuando en otros lugares de España están por la mitad... Vivimos en un lugar carísimo, es el precio que hemos tenido que pagar».

Testigo directo de las tres bodas reales de los hijos de los hoy monarcas eméritos, señala como anécdota que su último contacto con ellos «fue, cosas de la vida, en los juzgados, viendo pasar a Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina», reflejando los cambios y vicisitudes que han definido a la Familia Real, en la que esperaba «que con la llegada de la reina Letizia, como periodista, algo cambiara, que se acercaran más. Pero no ha sido así...», comenta en tono distendido otro de los notarios de estos cincuenta años de los que todos ellos han aportado buena parte de su memoria gráfica, que de una manera u otra ha pasado por Mallorca.