Victoria Sitges posa en los jardines de La Misericòrdia, en Palma. | Teresa Ayuga

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El parasol proyecta dos metros de sombra, es un oasis en la ardiente mañana. Me acomodo a su recaudo con movimientos lentos, perezosos, como si acabara de levantarme de una siesta aturdidora. Entretanto, nuestra protagonista ha finalizado su sesión de fotos y se dirige hacia mí. Avanza con paso firme, decidido, inmune al sol. Victoria Sitges es puro nervio, como su alter ego Maria Bimbolles, un personaje sensible y natural con el que despierta la emoción entre los más pequeños al vuelo de canciones que potencian su imaginación. Y es que, como la Dorothy de El mago de Oz, siempre buscó ese lugar sobre el arco iris donde brilla el sol. Actualmente se desempeña como responsable de marketing y comunicación del Grupo Túnel. Entre sus logros, apunten: ha abanderado la comercialización del formato de hierbas sin alcohol.

¿A qué se ha dedicado estos últimos años?
–Antes de la pandemia decidí hacer una pausa en el proyecto de Maria Bimbolles, aunque aún hago algún concierto. Actualmente estoy volcada en un proyecto dedicado al mundo de la marca personal y también del marketing.

¿Quién fue su modelo al comenzar?
–En el mundo de la animación infantil Teresa Rabal.

¿Algún proyecto en el horizonte?
–Sí, voy a impulsar un proyecto de marca personal llamado Alter Ego, apoyado en la vertiente psicológica que tiene crear un personaje con el que alcanzar tus metas, exaltando tus fortalezas, habilidades y valores.

¿Cómo surgió la oportunidad de trabajar como animadora infantil?
–Siempre me había dedicado al espectáculo pero nunca lo había enfocado al mundo infantil. Por circunstancias de la vida hice una sustitución para un evento infantil y allí me ‘encontré’ con Maria Bimbolles.

El artista suele tener una relación obsesiva con la creación. ¿Como lo lleva usted?
–Soy una víctima de mí misma. A veces son las once de la noche y me viene una estrofa a la cabeza y entonces la tengo que grabar y enviársela a mi santo productor, Daniel Ambrojo, al que estoy muy agradecida.

¿Qué tipo de niña fue usted, una repipi almidonada y sabionda como los personajes de ‘Jane Austen’ o una díscola y aventurera al estilo ‘Mark Twain’?
–Yo fui una Pippi Långstrump, siempre estaba haciendo el pino y subiendo a los árboles...

¿Y fue una ‘niña bien’ o se crió lejos de donde brillan los neones?
–Tuve una infancia muy feliz, los neones brillaban cuando estaba con mi familia.

Cuando se baja del escenario, ¿cuánto de Maria Bimbolles se queda en Victoria Sitges?
–Muchísimo. Esa transparencia, esa pureza, ese cariño, esa parte altruista que es Maria Bimbolles está en Victoria Sitges.

¿Alguna vez se aburrió de su imagen tan blanca y quiso mostrar otra faceta?
–No, nunca, porque como te he dicho Maria Bimbolles y Victoria Sitges son la misma persona.

¿Cuál es el mejor consejo que ha recibido en su vida?
–He recibido muy buenos consejos, pero me quedaré con el de mi abuelita: primero las obligaciones y después disfruta de las devociones.

De aquella televisión de la Transición, ¿a qué programas jugaba en su habitación?
–Al Aplauso, a ser presentadora del Un, dos, tres, y también hacía todos los anuncios. En aquellos tiempos la publicidad era como una especie de ritual.

¿Qué importancia tuvieron sus padres en tu trayectoria?
–Concretamente el arte de contar historias se lo debo a mi padre.

Infantil, comedia, drama, novela romántica… ¿en qué sección se ubicaría el libro sobre su vida?
–En el realismo mágico de Márquez y Allende.

¿Siempre ha tenido claro cuál seria el siguiente paso?
–Cuando he dado el anterior. Tengo muy claro el concepto de estrategia.

¿Qué le quita el sueño?
–Mis proyectos. Por ejemplo, ahora empiezo con el poadcast Alter Ego entrevistando a personas con una marca personal muy poderosa para que nos cuenten su experiencia. La ilusión que me provoca me quita el sueño, es como la Noche de Reyes en un niño.