Martín Garrido no se anda por las    ramas a la hora de exponer sus puntos de vista sobre la Cultura, y muy particularmente, el Teatro... Que a no todos gustarán. | Click

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A Martín Garrido, actor, director de cine y teatro, y escritor, con quien nos tomamos un vermut la otra mañana, le preguntamos qué creía que iba a pasar con la Cultura en las Islas tras los cambios políticos que se avecinan una vez que el pueblo se pronunció en las urnas.

Martín nos dijo que le diéramos un pelín de tiempo y… Al día siguiente nos contestó. He ahí lo que –de un tirón– nos dijo:

Mucho por hacer

«¿Por qué la Cultura no tiene importancia en esta isla...? ¿Por qué no le importa a nadie fuera de ella...? –de este modo inicia Garrido su exposición, que seguro que no gustará a todos–. Son dos preguntas que se deberían hacer los políticos de turno.... Bueno, les importa a los que viven de ella igual que los que viven del catalán (no confundir con el mallorquín). Eso es una realidad. Pero con todo y con eso, hay teatros que están subvencionados, esté quién esté en el gobierno, sin importarles en absoluto lo que se haga con la subvención. Y a mí no me parece mal este sistema, no... Lo único en lo que estoy en contra es que, lo poco que se hace, sea en catalán. Porque encima de que cada año el Consell les suelta una pasta gansa sin ningún tipo de obligación a la hora de demostrar en qué se la gasta, que lo hagan en catalán para familiares y amigos. ¡Ese es el tema! Por eso, a nuestra Cultura la cocinamos y nos la comemos nosotros. Un día, un conocido editor me dijo que le subvencionaban todos los libros que editaba en catalán sin ni siquiera leerlos, para luego ir al reciclaje. Increíble, ¿verdad? Y se sigue haciendo... Cualquier hijo de vecino que escriba lo que sea en catalán, solo tiene que ir a las oficinas de La Misericòrdia a rellenar unos impresos y, automáticamente, le dan dinero para editarlo. O, si no, al Institut de Estudis Baleàrics. Da lo mismo… ¿Que no se lo creen? Compruébenlo ustedes mismos. Está claro que el catalán está beneficiando a unos cuantos y perjudicando a muchos. Por ejemplo, el teatro, al que yo me dedico desde hace 50 años... Cuando los que están ahora no habían nacido, o eran unos chiquillos/as, yo estrenaba en la Sala Mozart, del Audito- rium, como autor y director, Los comediantes de la vida, consiguiendo excelentes críticas y mucho público. Y como en teatro no soy de los que acaban de llegar, me atrevo a hablar de él. Pero del teatro de aquí, del nuestro, no del que se hace en el Teatre Principal, que también es nuestro, pero que no lo es del todo. Quiero decir que en la Isla se hace mucho teatro en castellano que no trasciende. Sin lugar a dudas la época más gloriosa del Principal fue la del olvidado Serafín Guiscafré, exmilitar y de derechas, pero de mente abierta y alma progresista. Gracias a él, el Principal tuvo unos años de gloria, en los que los mallorquines pudimos gozar viendo a primeras figuras de la escena    española. Eso sin olvidar la ópera y las zarzuelas…. Por otra parte, no nos tenemos que engañar: en esta bendita isla, después de Xesc Forteza, aunque le pese a muchos, no ha habido nadie que haya llegado a su altura. ¡Y no será porque no lo imitan, eh...!

Que el cambio sea para todos

Si todo marcha bien, Jaime Martínez será el alcalde de Palma. Un hombre serio, culto, muy competente, y que tiene muy claro lo enferma que está nuestra Cultura. Por ello, la Cultura en Palma, en Mallorca y en la Comunitat, necesita urgentemente un cambio. Y para que ese cambio vaya bien, restaurar el castellano en el teatro es primordial… Es evidente que el teatro con la izquierda solo ha traído pérdidas. Pues bien, probemos con la derecha, a ver qué pasa. Porque por mal que lo hagan, peor que ellos no lo harán. Lo digo sinceramente: necesitamos volver a la política de Serafín Guiscafré: el teatro es para todos, no para unos cuantos, como ha sido hasta ahora. Por ello, intentemos que sea para todos, hablen la lengua que hablen, y sean del color que sean. Por eso, piensen en lo ardua que será la tarea que le espera al nuevo alcalde de Pma,    Jaime Martínez.

Mallorca y los Reyes

Nuestro colega Bernardo Paz, uruguayo de cuna pero español de adopción, fotorreportero que visita Mallorca desde hace 40 años, siempre en verano, tras los pasos de la Familia Real española, nos llama, como habrá llamado o llamará a viejos y no tan viejos reporteros, seguidores, también, de los pasos de los Monarcas y familia, para que le mandemos fotos con el fin de montar, en septiembre, en el Nikon, de Madrid, una gran exposición de los Reyes y Mallorca, «de las dos generaciones, eh…» –matiza–. Y si tenemos posibilidades, haremos que esta exposición recorra otras comunidades».

Ni que decir tiene que será una colección en blanco y negro y en color, puesto que en las primeras visitas de los Monarcas, cuando aun eran Príncipes, el color de los medios diarios era el blanco y negro. Solo el color era patrimonio de las revistas.

Pues hay que felicitar a Bernardo, que popularizó la frase de ‘Macaco listo nunca se agarra a una rama podrida’ –frase de la que, los que nos dedicamos a esto, tomamos buena nota–, por lo que ahora propone: hacer esa exposición, de la que, posiblemente, la Familia Real quedará encantada, pues la mayoría serán fotos de aquellos tiempos en que los medios de comunicación siempre, refiriéndose a sus miembros, decían que eran guapos, altos, simpáticos…

P/d. Por cierto, los viejos reporteros siguen esperando a que la Familia Real, del mismo modo que cada verano invita a una merienda a ciertos miembros de la sociedad mallorquina, los convoque también a ellos en Marivent para tomarse una copa, pues, al fin y al cabo, son los notarios de esa parte de su historia vivida en Mallorca.

¿Lo arreglarán?

Para finalizar, ahí dejo a quien corresponda, lo siguiente:

Un vecino de la calle Femenia, 3, de Palma, nos manda la foto que se reproduce a la izquierda, contándonos que por el agujero que ven entre los dos coches aparcados, salen a diario ratas y ratones que luego campean por los alrededores buscando algo que llevarse al gaznate. Aparte, el agujero en cuestión es una trampa para el viandante, pues cualquiera puede tropezar, caerse y lesionarse.

¿Se solventará esta cuestión antes de que finalice la ‘era Hila’...? Veremos.