Alquilaron una moto para desplazarse en sus vacaciones del Port d'Andratx. | Click

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Abundando en el libro de Ana Obregón, se nos ha ocurrido comentar dos temas que tienen que ver con ella, que no sabemos si los cuenta en el libro, y de los que fuimos testigos. El primero es referente a cómo apareció el conde Lequio en nuestras vidas, y luego en la de ella. Y el segundo, lo ocurrido en un día cualquiera de la vida de Ana durante sus vacaciones en Costa de los Pinos.

Lecquio aparece en el Bahía...

Corría el verano de 1992, cuando una noche nos enteramos de que en el Bahía Mediterráneo, a la sazón dirigido por Toni Gil –el padre–, se iba a celebrar una cena con motivo del Centenario del Descubrimiento de América. Pues que para allá nos fuimos con Julián Aguirre. ¿Y qué pasó? Pues tres cosas: que al evento habían sido invitados Nati Abascal, de quien se decía que había tenido un romance con un marino mallorquín, cosa que ambos negaron; el hijo de Carmen Martínez Bordiu Franco,    Luis Alfonso; y una pareja de italianos recién llegada, y de la que nadie tenía ni idea de quiénes eran, Alejandro Lequio y Antonia Dell ‘Atte, que se fueron a sentar al lado de aquel.

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Como por entonces Luis Alfonso era una persona muy seguida por la prensa, la mayor parte de los colegas, sobre todo los de las agencias desplazadas a la Isla para cubrir el ‘verano real’, y todo lo que se meneara a su alrededor,    se situaron frente a él y ¡Clickclick- click...!

Lequio, a quien por lo visto le gustaban las fotos, pero nadie se las hacía, se aproximó lo más que pudo al hijo de Carmen Martínez Bordiu por si le hacían alguna a él y a su acompañante... Que se las hicieron.

Recordamos que Julián Aguirre, ya cansado de que el italiano se colara en las fotos, le dijo con educación que se hiciera a un lado, que lo que él quería era al otro, al biznieto del General.

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Pues bien, lo que son las cosas... Meses después de este episodio, salta la noticia referente a que Ana Obregón tiene una nueva ilusión, un novio, que se llama Alexandro Lequio, que es italiano, y que se ha separado de su mujer...

¡Ostras, Pedrín...! Pero si es el tipo al que Julián le dijo que se retirara, que no se pusiera en todas las fotos... Pues ya veis cómo se fraguan las historias. Aquel guapo, pero desconocido italiano que apareció una noche en una celebración, pero al que nadie hace caso pues no le conocen, se convierte en el objetivo principal de todos los paparazzis de Europa. ¡Todo porque es el novio de Ana Obregón!

Al año siguiente, cuando regresan ambos a Mallorca, ya novios, pasan unos días de vacaciones en el Port d’ Andratx, para lo cual alquilan una moto con la que se desplazan. Un día le pedimos una entrevista y nos la concedió. Encima, el tipo fue de lo más simpático. Contestó a todo ante la complaciente sonrisa de su novia.

Pues ni se enteró...

Años después, ya separada la pareja, Ana salió una mañana de El Manantial, dándonos esquinazo. Cuando nos enteramos de que se había ido, nos quedamos en los alrededores de la casa, mientras Julián Aguirre se iba tras ella –¿porque qué íbamos a hacer los dos allí, esperándola a que llegara?–,    buscándola por Cala Millor y alrededores, y... Pues que como el que la sigue, tarde o temprano la termina pillando, la pilló.

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Ella salía de la peluquería y, andando, iba a donde había dejado el coche. Al pasar por una zona comercial se cruzó con una pareja que se estaba dando un beso tan apasionado en la calle, que nos recordó al que le dio el marine americano a su novia, también en plena calle, el día que terminó la Segunda Guerra Mundial. Fue tan buena esta foto de Julián,    que el recordado Pere Comas, la puso de portada. Lo curioso del caso es que en otra ocasión le hablamos a Ana de esa foto y nos confesó que no    había visto a la pareja.