Los ganadores del certamen. | Pere Bergas

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'Per Pasqua, carn de me; i per Nadal, de galliner’. El Mercat de Santa Catalina ha acogido en la mañana de este miércoles el I Concurs de Panades de Me de Mallorca, un certamen organizado por la dirección general de Polítiques per a la Sobirania Alimentària, de la Conselleria de Agricultura Pesca i Alimentació, en el que han participado veinte hornos y panaderías de la Isla. Finalmente, tras dos intensas horas de cata, el jurado ha proclamado como ganadora a Maria Más, del Forn de Santo Cristo de Palma. La segunda y tercera posición han sido para Fornet de la Soca, de Palma, y el Forn de Can Rafel, de Búger, respectivamente. El premio consiste en un vale para la compra de carn de me y harina de Mallorca valorado en 900, 300 y 200 euros, según el orden de clasificación.

«He preparado una panada que hacemos cada año para una clienta, una receta antigua con me y cabell d'angel. Le hemos añadido un poquito de curry, para disimular el dulzor. Estoy muy contenta, no nos lo esperábamos. Creo que la mezcla de dulce y salado ha sido la clave de la victoria», ha declarado Maria Más, del Forn de Santo Cristo, ganadores de la primera edición del certamen.

El objetivo de este certamen es promocionar el me de Mallorca, la repostería tradicional de Pascua y visibilizar el colectivo de panaderos y pasteleros de la Isla. "«El concurso da visibilidad al sector de panaderos y pasteleros, así como al sector primario, con la harina de Mallorca y el me mallorquí. El precio del me mallorquí se sitúa entre los 12 o 13 euros el kilo, incluso un poco más caro en este momento. Dado que el importado es más barato, el producto local cuesta un poco de sacar», asegura Beni Aguiló, asesora técnica de la Conselleria de Agricultura, Pesca y Alimentación.

El concurso ha arrancado a las 11 horas. De Ciutat han participado el Fornet de la Soca, Ca na Cati, Pastisseria Real, Pastelería Ángel, Fornaris, Forn i Pastisseria Garau, Forn Fondo, Forn i Pastisseria Trías, Forn Santo Cristo, Forn de la Glòria y Ca sa Camena. Asimismo, se han sumado a la iniciativa el Forn des Pla de na Tesa, de Marratxí; el Forn de Ca n'Amer, de Sant Llorenç; la Pastisseria Ramis, de Manacor; el Forn i Pastisseria Gelabert, de Llubí; el Forn Can Pau, de Llumajor; el Forn i Pastisseria Benet Barón, de Porreres; la Pastisseria Pomar, de Campos, y el Forn Can Rafel de Búger. Los reposteros debían presentar una panada de un mínimo de diez centímetros de diámetro y de elaboración tradicional con producto cien por cien local. Así, han traído el género preparado, por lo que los jueces solo han tenido que tomar asiento y degustar un trocito de cada panada.

Formado por el gerente de la Associació de Forners i Pastissers de Balears, Pep Magraner; Lluis Brunet y Pilar Garañà, propietarios del Forn de la Missio; la consellera de Agricultura, Pesca i Alimentació, Mae de la Concha y por Joan Segura Miró y Catalina Boyeras, del Forn de Can Segura, de Muro, a medida que recibían las raciones, el jurado debía valorarlas bajo diferentes criterios, centrándose en las características de la masa y la carne, la aplicación del resto de ingredientes, así como el los atributos en conjunto, fijándose en presentación, tamaño y gusto.

También ha estado presente el presidente de Ascaib, el chef José Cortés, que ha ejercido de conductor del concurso junto a Aguiló: «Es una iniciativa importante, y en la fecha indicada. Me parece que el cordero mallorquín es todavía un poco desconocido y no se utiliza mucho en nuestras cocinas, aun siendo de una calidad excepcional», declara Cortés, que se muestra prudente ante la pregunta de si este concurso puede proclamar cuál es la mejor panada de la Isla: «Ese es un tema más delicado. Se debe tener en cuenta que la panada es patrimonio cultural de todos los mallorquines, que se elabora de formas muy dispares, y cada familia te dirá que su receta es la mejor».

A lo largo del concurso, frente a un público que, en mitad de su día de compras en el mercado y a sabiendas que al final de certamen podían degustarse las panadas, iba y venía, el jurado destacó la alta aprovechabilidad del cordero, además de poner en valor a el apoyo a los productores del sector primario, «compremos su producto y recordemos que ellos cuidan el territorio que nosotros disfrutamos. Es una carne muy sana, proveniente de animales que, en su mayoría, viven en libertad», dijo Mae de la Concha.