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Patricia Chinchilla, escritora; Beatriz Barón, actriz y directora de cortos; y Andrea Jonsdottir, coach y directora de calidad, aunque también vinculada al mundo del arte y de la literatura, son amigas, y las tres con proyectos en marcha, por lo que, como podéis imaginar, se les acumula la plancha.

Porque Patricia, pocos meses después de haber presentado su exitoso libro, Sin reglas, está ya trabajando en el próximo, del que adelanta muy pocas cosas, entre otras, que es pura ficción-realidad, pues es una historia que puede suceder en cualquier barrio marginal de cualquier lugar del mundo –en Palma, por ejemplo–, con personajes muy habituales en él, donde la violencia, sobre todo contra la mujer, es el pan nuestro de cada día, y en el que el lenguaje de quienes lo habitan es un tanto peculiar, muy en consonancia a su forma de ser y de entender la vida.

Aparte de lo dicho, Patricia comparte su ficción-realidad con una serie de historias reales que cuenta otra persona, y con otras que tienen que ver con la realidad virtual, escrita por un conocido artista, que nos llevará por los intrincados, al menos para los todavía no iniciados en los caminos del Metaverso, que si por una parte es una palabra recién inventada es ya una realidad. Patricia no quiere adelantar más, salvo que por las razones apuntadas, interesará, atraerá, entretendrá y sorprenderá. El libro podría aparecer a lo largo de la próxima primavera, que como quien dice está ya aquí.

En el horizonte, los Goya

Por su parte, Beatriz Barón, que hace unos días ha estrenado, con notable éxito por cierto, su primer corto, titulado Alsamt (Silencio),    en el que, a lo largo de escasos cuatro minutos, que es lo que dura, denuncia que lo superfluo y lo artificial, y entre ellos el postureo, que por mucho que sus adictos se empeñen en decir lo contrario, nada tiene que ver con la Cultura, ya que salen de estampida a nada que aparece esta, podría estar preparando su siguiente corto, del que no suelta prenda, pero seguro que dará que hablar también. Eso sin olvidar los proyectos que tiene como directora y actriz de teatro, de momento, todos en Madrid, puesto que en la Isla, dirigiendo una obra, no ha tenido ocasión. Pero todo –esperemos– se andará. O al menos ella en eso confía.

Por cierto, el paso a dar de forma inmediata, es, de la mano del Ministerio de Cultura, participar con Alsamt en los festivales cinematográficos oficiales que pueda, pues en el caso de hacerlo en tres, o de conseguir un premio, optaría a los Premios Goya. Palabras mayores, eh… Pues es hacia ahí donde está mirando Beatriz.

Por último, Andrea Jonsdottir, islandesa de cuna, pero mallorquina de corazón. Como ya os conté hace años, Andrea, que llegó a la Isla por amor, casada con un mallorquín, e interesada por la cultura y la tradición mallorquina, tuvo la santa paciencia de traducir las rondaies al islandés, a fin de que sus compatriotas-turistas que llevaba de excursión por la Isla las pudieran disfrutar. Rondaies que llevaba escritas, que una vez finalizada la excursión regalaba a los clientes que se las pidieran. Un detalle –lo de traducir las rondaies al islandés– que pocos del mundo de la Cultura de la Isla se lo han reconocido.

Pues bien, Andrea ha escrito un libro cuyo contenido gira en torno a su trabajo con grupos de apoyo de cáncer de mama, ha sido actriz en la película de Martín Garrido Confinados,    ha participado en varias películas de Caimari; siendo jovencita, en Islandia, intervino, como extra, en la primera película que se rodó en aquel país, luego estudió maquillaje en la escuela de maquillaje de cine,    en Nueva York,    más tarde dio clases de maquillaje en Suecia, y en los últimos tiempos, entre otras cosas más, ha ejercido como directora de producción en el corto de Beatriz Barón, estrenado hace dos semanas en Palma, y está preparando otro, Escúchame, como guionista y directora, que girará en torno a los abusos y violencia de género en el hogar –o si lo preferís, maltrato a la mujer, que ella, hace años, en su primer matrimonio, padeció–, y de los secretos en las familias.

Cómo contar el maltrato

Nos cuenta que escribió el guión hace bastante tiempo, y que cree que no deberá esperar más en realizarlo. Su idea es que sea un corto que pueda mostrar cómo puede ser el maltrato en una relación, y, una vez visto, promover coloquios en torno a este tema.

En enero, Andrea estuvo de coordinadora en el RVK Feminin Film Festival, celebrado en Islandia, donde surgió la idea de grabar, con una productora islandesa,    parte de dicho corto en este país. «Pero como gran parte de la historia que cuento sucede en Mallorca, donde las localizaciones casi están hechas, lo que busco ahora es una productora para hacerlo realidad».   

Por ello, Andrea, que ya está trabajando en estos tres campos, brevemente nos resume el guión: Una mujer, casada en segundas nupcias, tiene dos hijas. Una de ellas recibe malos tratos por parte de su pareja, a la que no denuncia. Es más, ni siquiera habla de este asunto en casa, ni, por supuesto, se lo cuenta a nadie. Ni siquiera a su madre. Pero esta, que lo intuye, pues ha sido maltratada por su primer marido, y con el fin de hacerla reaccionar para que se enfrente al problema, en vez de preguntarle si es cierto lo que le pasa, le cuenta cómo su anterior marido la maltrataba a ella, y lo que hizo ella para liberarse de dicho maltrato.

«Con Escúchame –apostilla Andrea–, pretendo hacer llegar a la gente que la violencia tiene lugar cada día, en cualquier sitio y a cualquier edad». Los dos próximos pasos a dar –y en ello está trabajando– son encontrar la productora y hacer el cásting de los actores. Y hasta aquí podemos contar.