El prestidigitador posa en el hotel Artmadams antes de la función.

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Proclamado por la Federación Internacional de Sociedades Mágicas, hasta en tres ocasiones, como campeón mundial de grandes ilusiones, el Mago Yunke, conocido fuera de escena como Salvador Vicent (Castellón, 1975), presentó ayer en el Auditorium de Palma, y repite en la noche de este sábado, su espectáculo Origen, «un show donde el centro de las ilusiones es el espectador, que cuestionará su realidad, se estremecerá y podrá recordar su niñez».

La magia llegó a su vida con solo ocho años, «cuando desvelaron aquel primer truco, en mí no se generó desilusión, sino gran curiosidad por la magia», y su nombre procede del yunque en el que forjaba su abuelo, José María 'Cameño', herrero de profesión, del que también aprendió el oficio: «Si observas bien, tengo más manos de mecánico que de prestidigitador. Todos los artefactos que utilizo los fabrico en mi taller. Es complicado encontrar una magia tan personal», explica el mago, cuya especialidad son las grandes ilusiones.

El ilusionista afirma que halla la inspiración en todas partes, «me inspiro en el arte, la pintura, el cine o la música, y lo importante es estar conectado con tu entorno, fijarte en lo que sucede y anotarlo o dibujarlo», y explica que la magia es un lenguaje universal, y que no comprende de edades: «El adulto vuelve a la infancia y el niño cree que tienes poderes. La magia no es el truco ni tampoco la trampa, es la emoción que puedes llegar a transmitir. Si el artista emociona, se supera el escepticismo», sostiene el mago, que define su magia como honesta, «hay mucha verdad porque amo el arte, he fabricado el truco y me muestro como soy, sin interpretar a nadie, y el público lo sabe».

Tras haber actuado en todo el mundo, el mago afirma que en los últimos años ha notado «la globalización en el aplauso, suenan todos iguales. Hace veinte años no pasaba y es una pena, porque se pierde la cultura propia de cada lugar», explica Yunke que, sin embargo, piensa que la magia pasa por un buen momento, aunque el formato es más limitado: «La magia está mejor que hace dos décadas, pero antes había una magia muy limpia y cuidada, porque había más espacios y formatos donde mostrarla».