Belén con otra de sus obras: el funambulista cruzando el espacio entre dos rascacielos. O lo que es lo mismo, el hombre ante la inmensidad de lo que ha creado.

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A Belén la conocemos desde hace muchos años, concretamente desde que fue secretaria de redacción de nuestro diario, cuando lo dirigía el querido y recordado Pere Comas. Salvo que era mujer eficiente en su trabajo, además de buena compañera, desconocíamos su faceta como artista, seguramente porque no hablaba mucho de ella, o porque sabía compaginarla con el trabajo en el diario…

Ahora se encuentra en Madrid, participando en Art Madrid, a donde va de la mano de MA Arte Contemporáneo. Una exposición a la que no acude cualquiera. Belén comparte estudio con otros artistas en un viejo caserón de la calle Danús de Palma. En él, y pese al aparente desorden que reina –¿qué artista alguna vez no tiene desordenado su estudio?– todo está en el lugar que le corresponde, que es lo que realmente cuenta…

Su espacio no es muy grande, pero suficiente para desarrollar su trabajo sobre tela, un buen trabajo sin duda, según hemos podido apreciar, y del que, sobre todo en algunos de ellos, nos ha llamado la atención cómo nos hace entender la pequeñez del ser humano ante la grandeza de todo cuanto le rodea. Nos referimos, por ejemplo, al del funambulista atravesando por los aires una avenida neoyorquina, o el del hombre, a simple vista diminuto si lo comparamos con la inmensidad de la roca en la que se ha subido –¿cómo lo habrá conseguido?, nos preguntamos–, o el barco varado en mitad de un territorio inmenso, en un lugar de la nada… Porque ¿cómo ha llegado hasta ahí, dónde es ese lugar, qué es ese barco …? O el del hombre pequeño junto a la gran roca y la inmensa ola… Y ya ni os cuento las resinas que hace…

La mayoría de las obras de Belén te hacen pensar. En esta, pensar, por ejemplo, cómo ha podido llegar este barco a ese lugar tan remoto e inhóspito del mundo...
La mayoría de las obras de Belén te hacen pensar. En esta, pensar, por ejemplo, cómo ha podido llegar este barco a ese lugar tan remoto e inhóspito del mundo...

La de la apnea, por ejemplo, es sensacional… Apnea, dicho sea de paso, que realiza Miguel Lozano, subcampeón de apneas… Y luego están los rostros de mujer, en los que ella combina los colores de tal modo que consigue un equilibrio total… «Tras dejar el diario, encontré un trabajo en la UIB, como secretaria del grupo de investigación INAGEA, y como solo iba por las mañanas, las tardes las dedicaba a la pintura, primero estudiando, y luego, sobre todo a partir de 2013, pintando, algunas veces por encargo, como, por ejemplo, para hacer la portada de un libro…».
Pero, como hemos dicho al principio, ella comenzó a pintar desde los ocho años. «Sí. Empecé con Paco Gaita, luego con Joan Vich y más tarde con Torrens Lladó», sin duda –pensamos– tres grandes maestros, con los que uno no puede hacer otra cosa que aprender. «Pinté también abstracto… En realidad comencé con él, pero con el tiempo, poco a poco, ves que vas evolucionando, cosa que me ha pasado a mí y pasa a la mayoría de artistas, lo cual no debe de ser malo».

Cuadros que hacen pensar

Volviendo a observar los cuadros, nos llama la atención que te hacen pensar. Sí, porque tras fijar tu vista en ellos, te preguntas, ¿cómo habrá podido llegar ese hombre a lo alto de una roca tan inmensamente alta…? ¿O cómo es posible que un lago con juncos emergiendo de sus aguas, por entre los que navega una canoa, en la que va un hombre, te dé esa sensación de paz que te da, hasta el punto de que te preguntas si pertenece a este mundo…? O cuando miras al funambulista, al que ves por encima de él, por lo que también ves por debajo, y ambos lados suyos, los rascacielos, las calles, las avenidas… ¿Cómo puede ser que quepan tantas cosas en tan poco espacio, entre ellas el hombre, que es el más diminuto, pero que, sin embargo, habiendo sido el creador de todo lo que ves, es, si lo comparas con todo lo demás, lo más insignificante, lo cual por otra parte evidencia la grandeza del hombre, primero, por ser capaz de haber construido una gran ciudad, por otra, por atreverse a cruzarlas casi desde el cielo? Eso entendemos que es lo que ella quiere transmitir…

Belén confiesa que muchas de las obras que vemos han salido de unas fotografías, a cuyo contenido ella ha sabido darles el cambio para hacer que el cuadro sea distinto a ellas, «eso sí, antes que nada me he puesto en contacto con el fotógrafo que las ha hecho y le he pedido permiso». Naturalmente, luego ves las fotos y ves el cuadro y… Pues puede que haya cierta similitud, pero nada más. Y es que la creatividad de Belén ha hecho que eso sea así.

Por lo demás, Belén debe de sentirse tranquila. Por lo que ha hecho, por lo que hace y por los compromisos que tiene en un futuro a corto plazo. Nos referimos a proyectos que le han surgido, «como el de etiquetar los vinos de una bodega, portadas de libros que me piden escritores…». A ello añadamos lo que se puede traer de Madrid, pues en estas macro exposiciones no solo se pretende vender obra, sino también conocer gente vinculada con el Arte que posiblemente te abrirá o ayudará a abrir nuevas puertas.