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Tras muchos días de espera, la alegría y el color del Carnaval llegaron este domingo a Ciutat. Miles de personas se concentraron entre la Rambla y la avenida Jaume III para disfrutar de la tradicional Rua de Palma, a la que se sumaron seis carrozas y 26 comparsas, además de diversos grupos de danza folklórica boliviana y peruana. Las risas, la originalidad en los disfraces y el buen ambiente familiar fueron la tónica dominante de la fiesta. Y no es para menos ya que, tras los convulsos años de la pandemia, al fin se pudo celebrar la Rua con total normalidad.

Al ritmo de la percusión de las batucadas y los hits que emanaban de los altavoces de las comparsas y carrozas, como los obligatorios Quédate, de Quevedo, la Session 53, de Shakira y Bizarrap, cantada en automático por el público, o los clásicos Paquito el Chocolatero y el Carnaval te quiero de Georgie Dann, los participantes arrancaron con el desfile desde el cruce de la Rambla y calle Oms algo después de las 17 horas, con numeroso público em ambos lados de la vía.

En la Rua de Palma no hubo lugar para el tedio, y los asistentes pudieron disfrutar de todo tipo de personajes, como las reinas del Carnaval de Brasil, encarnadas por los residentes y el personal de la Residència Son Güells; el mundo submarino del Mediterráneo, representado por los padres y alumnos del colegio Sant Vicenç de Paül de Palma; un curioso grupo de faunos y centauros, de la barriada de la Assumpció; un grupo de ecologistas que pedían la prohibición de los jets privados en la Isla, y hasta un particular Jesucristo que cargaba con una cruz compuesta por cajas de cervezas y repartía entre el público estampas con la imagen del botellín de Mahou.

El desfile avanzó por la Rambla, el Teatre Principal y la calle de la Unió, donde los participantes de la Rua repartieron caramelos y lanzaron confeti y serpentinas a los presentes. A la altura de la plaza del Mercat se encontraba el jurado del concurso, que no lo tuvo nada fácil para repartir los 2.600 euros en premios, dado el entusiasmo que mostraron todos los grupos y el gran nivel de los disfraces. Ahora bien, las carrozas no se quedaron atrás: alguna que otra, como la de Crónicas Martianas o la del colegio San Vicente de Paul del Arenal, dedicada al universo de Charlie y la Fábrica de Chocolate o la de Na Diemcres de s’Aranjassa, sobre la Familia Addams, parecían verdaderas discotecas rodantes.
Tras pasar frente al jurado, los participantes continuaron con la ruta hasta el final de la avenida Jaume III, donde cuantioso público esperaba el final de la fiesta.

Y, finalmente, el jurado decidió que la carroza más elaborada fue El encanto de las canicas; la más original, El bosque encantado de s’Olivera, y la más ‘engrescadora’ Crónicas Martianas; todas recibieron un premio de 400 euros. Por su parte, la comparsa más elaborada fue Mai Més de s’Aranjassa; la más reivindicativa Si la mar cuidam, la posidònia salvam, de Sant Vicenç de Paül de Palma; la más original fue Centaures y, por último, la más ‘engrescadora’ fue para la escuela de San Vicente de Paul del Arenal y su gran fábrica de chocolate. En su caso, recibieron 200 euros de premio.