Ramis posa en una estancia de la finca junto a algunos objetos fabricados a partir de palets reciclados. | Pere Bergas

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Al cruzar la entrada de Son Puigdorfila Vell, ‘Ura’ recibe a los extraños con un sonoro ladrido. Se trata de una mastín de edad avanzada, pero cumple bien su cometido. Hace dos décadas, el maestro picapedrer Miquel Ramis (Marratxinet, 1960), tercera generación de una familia de albañiles y canteros, fundó Artifex Balear, un proyecto de recuperación e innovación de los oficios tradicionales y las artes de la construcción.

«Percibí que la gente que dominaba el oficio de picapedrer, como mi padre, había desaparecido. Aquella generación que sabía cómo levantar una casa desde los cimientos al tejado fue sustituida por gente que, en cuanto podía, abandonaba la construcción. Había una rotación altísima y el oficio no llegaba a transmitirse. Nosotros innovamos a partir de la tradición», explica Ramis, conocido por sus trabajos de rehabilitación en edificios históricos, como la Seu, el Palau Episcopal, el Palau de l’Almudaina, o la iglesia de Santa Margalida, así como la construcción del mirador de pedra seca de Deià, o la reconstrucción del César Augusto que preside La Rambla de Palma, escultura en la que se puede leer: Artifex Balear me fecit.

Formación

En esta línea de recuperación de los oficios, Ramis comparte todos sus conocimientos con sus alumnos en cursos de formación continua: «Acompaño a los alumnos hasta un nivel superior. Necesito gente comprometida, dispuesta a invertir unos años. Sin tiempo no verán los resultados. Puede que en un año les enseñe todo lo que se, pero les faltará agilidad, que se gana con tiempo de vuelo. En ocasiones, lo que te permite vender tu trabajo no es que sepas o no sepas hacerlo, sino la capacidad de ejecutarlo en un tiempo determinado», dice el artesano, que necesitaría pupilos cum laude para retener todo su saber en un solo año. En la construcción, además de dominar todo tipo de trabajos con piedra, como suelos y enmacats de pedra, enfaixats, para lo que recurre al mortero de cal, o muros de pedra seca, paredes de piedra y barro, o métodos de aislamiento con excedentes agrícolas reutilizables, como la posidonia, la paja o la cáscara de arroz, uno de los campos que más trabaja Miquel Ramis son las bóvedas y arcos: «Su estudio se sustituyó por el hierro y el hormigón. Aquí preservamos trabajos por compresión y gravedad. Son más eficientes y aumentan el valor patrimonial. La construcción tradicional también es altamente reciclable», dice Ramis, que trabaja las de arista, de cañón, tabicadas y pechinas, y ha recuperado la bóveda encamonada, construida a partir de una estructura de madera reciclada de deshechos de carpintería, cañizo y yeso.

Herramientas.

De este modo, Son Puigdorfila Vell es taller, escuela y centro de experimentación. Ramis lo define como «un museo de posibilidades». En sus numerosas estancias se acumulan obras de toda clase: esculturas clásicas, morteros, variados recipientes de piedra, útiles y decorativos, mosaicos, rostros humanos y animales tallados en guijarros o toda una colección de objetos fabricados a partir de palets de madera. El artesano dice que trabajar la piedra le genera «sensación de reencuentro, me siento como en casa» y, es amante del arte clásico de Grecia y Roma y del Gótico. Sus piezas están inspiradas en estas corrientes.

Reutilización

Una de las ideas principales de la filosofía de Artifex es desarrollar la tecnología apropiada, que significa «solucionar problemas locales con recursos locales. Abaratas los costes y aumenta la independencia, ya que no dependes de la importación», explica Ramis, que utiliza marés, piedra de Santanyí y de Binissalem, y toda clase de materiales reciclados. Él fabrica sus herramientas: hornales con ladrillos, yunques con rieles de tren, o cinceles, gradinas y gúbias con amortiguadores de coche.

Este concepto enlaza con el suprarreciclaje, que consiste en reutilizar materiales de desecho o de residuo para crear productos de mayor calidad, o con mayor valor económico. Un buen ejemplo son sus mosaicos: «Con los recortes del mármol, procedentes de todo el mundo y con un coste casi cero, hago las teselas, y con estas compongo los mosaicos. Son como un banco de tiempo; en un momento de alta tasa de desempleo, el mosaico es una buena forma de invertir el tiempo, porque nunca se devalúan», explica Ramis. Otra de las líneas de acción de Artifex Balear es la agricultura regenerativa que, junto a la idea de la recuperación de los oficios y la tecnología apropiada, forman el proyecto Balears Verd, propuesta que persigue la regeneración del suelo, el reverdecimiento terrestre, la ecoeducación y la agricultura urbana.