Carlos dedica a su madre su libro ‘Hoy te regalo el veneno del caramelo que me diste aquella noche de septiembre a las 23 horas’. | Click

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La otra tarde estuvimos hablando largamente con Carlos Penas, escritor, poeta, escultor, pintor… Hombre del siglo XXI, a quien hay cosas que aún le sorprenden, pese a lo mucho que él es capaz de sorprender a los demás, sobre todo por cómo es. Le citamos porque queríamos que nos hablara del libro que va a presentar el próximo día 10 de los corrientes, en el Café Maura, de Palma. Este libro cierra una trilogía compuesta por Los desagravios de Oxímoron, He roto los abetos y Hoy te regalo el veneno del caramelo que me diste aquella noche de septiembre a las veintitrés horas. Es –este último– un poemario que dedica haciendo referencia a cuatro nuevas preposiciones, una, a su infinita pareja: «A Merche, desde el núcleo interno de la Tierra»; dos, a sus hijos: «Para Maxim y Vincent, las dos partes en que se divide mi endosfera, sin importar un carajo el orden de los factores»; y tres, a su madre, «Por poderes, sin durante ni mediante, sin vía, ni versus (según él, la nuevas cuatro preposiciones), ni en la vena».

Y en cuanto a de qué va el libro…. «Pues… –tras dudar, se arranca–. El protagonista es un hombre de mediana edad que había nacido a las once de la noche de un diez de septiembre y que sabe que la vida, por el mero hecho de nacer, te regala una piruleta. Sabe que viene de serie y que está en el pack; sabe que te deslumbra con su vestido de celofán para que la desnudes; sabe que empiezas a chupar su almíbar cristalizado y sabe que lo rechupas a medida que amanecen y anochecen las lunas; sabe que vives chupándola hasta que descubres esa bolita de veneno que te recuerda al relleno de chicle que tenían los chupa chups Kojak. En el plenilunio de su madurez, decide desprenderse para siempre del puto veneno». Es un libro muy al estilo del autor, por tanto, muy personal e intransferible, al que acabas queriendo y admirando a medida que lo vas tratando… Un libro, que, como bien dice Carlos, es una historia de amor inexpresable y lunática, con el que, además, «homenajeo a mi madre, siempre viva». A Carlos Penas lo fuimos descubriendo a medida que hablábamos con él. En principio pensamos que ventilaríamos lo nuestro en media hora. Pues bien, estuvimos dos horas y media charlando… Y porque se tuvo que ir, que si no, nos quedamos hasta el cierre del bar.

The Beatles cambiaron su vida

Entre otras muchas cosas, nos dijo que era gallego, aunque realmente había nacido en Cantabria. «Sé que soy de La Coruña porque así lo siento en mi ADN, pero al ver mi DNI veo que soy de Santander y que vivo en Palma desde hace veintipico años…». Hoy, Carlos, de haber seguido los deseos de su padre, podría ser abogado en ejercicio, pero dejó la carrera en quinto curso. Por lo visto se cruzó en su vida el álbum azul de The Beatles, «lo cual cambió mi manera de verlo todo. Colgué los libros y me fui de casa para escapar de una realidad que hacía que mis sueños fueran imposibles», nos comenta.

De la misma manera que nació, creció, se reprodujo, pues se casó, y murió, siguió creciendo, tuvo dos hijos y se divorció. Carlos –nos recalca– adora a sus hijos hasta el exceso, Maxim y Vincent.
A lo largo de su existencia ha tenido multitud de experiencias, así como trabajos, algunos, curiosos, como vender tumbas del cementerio Bon Sosec, «que ahí sí que daba para un libro, porque ni te puedes imaginar lo que era eso, no por vender la tumba en sí, sino por lo que conllevaba todo hasta enterrar a la persona. Porque si yo te contara lo que me pasó una vez cuando fuimos a enterrar a unos… Pero... Mejor lo dejamos…».

A medida que va contando cosas, me pregunto por qué no se le habrá ocurrido escribir un libro sobre todo lo que ha sucedido a su alrededor. Porque el tipo, además de pintar, esculpir, vender tumbas y ser representante de 15 o 16 empresas, cuyos productos vendía, tenía –tiene– vida propia, y esta sufrió algún que otro altibajo, tanto que, en un par de ocasiones, cayéndose del cuadro de la vida estuvo a punto de ser devorado por la llamas del infierno. «Estuve en Projecte Home y gracias a él logré salir, dejando atrás todo lo malo, lo cual para mí significó mucho. Porque puedes caer, sí, pero a base de empeño y fuerza de voluntad, puedes levantarte y olvidar aquel periodo de tu vida». También, posiblemente en aquella época, quiso quitarse de en medio en un par de ocasiones, pero no tuvo suerte. Se tiró de un cuarto piso con tan mala pata para sus intenciones que quedó atrapado entre la colada tendida en el balcón del segundo, y… ¿Entendéis por qué le animamos a que escriba lo que pasó alrededor suyo…? Sería un pelotazo de libro… Aparte, sería también un libro de autoestima, por ser un libro que, en según qué tramos, narra un drama con final feliz. «Porque del barro, con voluntad, se puede salir…»

El 10 de noviembre, en el Maura

En otro momento de la conversación nos dice que «otro día os hablaré de mis seis meses en prisión por culpa de liarme a sopapos con un par de agentes de la autoridad». Carlos es una persona no crítica con los demás y que no desea nada malo a nadie, por lo que no entiende que haya gente que goce viendo el mal de los demás, lo cual, a menudo, se produce en el mundo artístico que vivimos. «Porque, ¿qué gano yo con que a ti te vayan mal las cosas…? Recuerdo que cuando me estaba recuperando gracias a Projecte Home, algunos amigos venían a casa para que me fuera con ellos por ahí, que era lo que yo precisamente no quería hacer, porque si iba seguro que caía otra vez. ¿Pero por qué se empeñaban ellos en que fuera? Por eso me pregunto, ¿por qué en nuestro mundo de artistas algunos no quieren que te vayan las cosas bien y no acuden a tus exposiciones por darte la espalda…?».

El libro se presentará el próximo 10 de noviembre, a las siete de la tarde, en el Café Maura. Y lo presentarán, junto a Carlos, Patricia Chinchilla, escritora y presentadora de televisión, y David Carreras, director de cine y televisión. «Y para terminar, te diré una cosa curiosa e interesante. El primer libro de esta trilogía me lo prologó Miguel Anxo Fernán Vello, uno de los poetas más importantes de la Galicia de las últimas décadas, responsable asimismo de su más relevante y longevo sello de poesía: Espiral Maior, Premio Nacional de la Crítica en dos ocasiones (1985 y 2004) y finalista en otras tres del Premio Nacional de Literatura del Estado Español (1985, 1997 y 2005)».