El voleibol playa suma cada día más adeptos, es un deporte muy exigente. | Gabriel Rubert

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Ir a la playa puede ser sinónimo de descanso. Reunirse con familiares y amigos para disfrutar de un día de sol y mar es de lo más habitual en verano, aunque muchos deportistas eligen este escenario para entrenar y combatir las altas temperaturas al mismo tiempo.

El voleibol playa siempre llena las zonas deportivas de los arenales con aficionados a un deporte que engancha y es muy popular en Calvià y Alcúdia, los dos municipios que acogen en sus playas a más aficionados a este deporte. «Si ves a alguien practicarlo, te entran ganas de coger la pelota y ponerte a jugar», explica Mar Sánchez, responsable de voleibol playa en la Federació de Voleibol de les Illes Balears. La sencillez para aprender las normas es una de las claves por las que este deporte brilla bajo la luz del sol y suma nuevos jugadores día tras día, ya que en la mayoría de ocasiones los grupos simplifican las reglas del juego a los tres toques de balón reglamentarios por equipo antes de pasar el esférico al área contraria.

Ejercicios bajo el sol

«Entrenar en la playa es muy beneficioso, tanto para el rendimiento deportivo como para la salud», afirma Berto Alzamora, propietario de The Fitroom, un centro de entrenamientos situado en El Toro desde hace seis años, que realiza tanto entrenamientos personales como grupales y sale una vez por semana a la playa «para romper también con la monotonía que generan los entrenos en el gimnasio». Los ejercicios sobre la arena o en la orilla del mar complementan sus rutinas de entrenamiento dados los beneficios que pueden aportar este tipo de sesiones, como una mejora en la agilidad del individuo, el aumento de la resistencia física o la disminución del riesgo de posibles lesiones, uno de los principales motivos por los que se recomienda hacer deporte en este escenario.

Otra práctica que gana adeptos en los últimos años es el yoga, que aprovecha la cercanía al mar para conectar con la naturaleza y disponer de mayor libertad. «El aire libre y el sonido de las olas anima a los aficionados a acercarse al mar y practicar esta disciplina», explica María Zazo, la encargada de yoga en el hotel Purobeach Palma, que encuentra en esta disciplina «una forma de aumentar la confianza en uno mismo y de rebajar la tensión que produce la rutina laboral».