El espectáculo comenzó a las 19.30 horas y, a lo largo de una hora y media, más de un centenar de alumnas y sus profesoras mostraron su dominio en diferentes disciplinas. | Laura Becerra

TW
0

La sala Trui Teatre acogió este domingo el ‘Aloha Summer Festival’, un colorido espectáculo de danza con el que se clausuró el curso de Aloha Dance School by Levana, academia de baile palmesana especializada en danza oriental que cuenta con unas 150 alumnas. «La Raks Sharki, conocida comúnmente como danza del vientre, no consiste únicamente en mover las caderas, no es una danza sexual. Se confunde sensualidad con sexualidad de forma habitual. Esta danza tiene su origen en Egipto, pero se baila en muchos países árabes y, en el presente, es un fenómeno global. Cada país tiene su estilo, en cada lugar se le dan pinceladas a la forma tradicional. En nuestra escuela, por ejemplo, se sigue el estilo del este de Europa, por sus influencias del ballet. Trabajamos con muchas chicas ucranianas y rusas», explica la directora del centro, Noemi García.

El espectáculo comenzó a las 19.30 horas y, a lo largo de una hora y media, más de un centenar de alumnas y sus profesoras mostraron su dominio en diferentes disciplinas, como en el hip hop, el twerk, el kpop «las coreografías grupales de las boybands coreanas, que vuelven locas a las niñas» y, por supuesto, en la danza oriental, que también contó con muestras folclóricas, a partir de las coreografías tradicionales del golfo Pérsico y las del maestro Mahmoud Reda, el primer bailarín en adaptar las danzas folclóricas egipcias para presentarlas en espectáculos.

Además de la exhibición del reconocido bailarín argentino de danza oriental Óscar Flores, que cuenta con una dilatada carrera artística, el público asistente disfrutó también de las danzas polinesias, inspiradas en la naturaleza, la mitología y la vida cotidiana de las islas del Pacífico Sur. «Somos la única escuela que imparte clases de danzas polinesias. Nos centramos especialmente en las de Tahití; no sirven solo para bailar y ponerse en forma, sino que se aprende la cultura y el idioma. Con las manos debes contar aquello que narra la canción», explica Noemi.

Las jóvenes bailarinas demostraron el nivel de la escuela, que ha recibido galardones a nivel nacional e internacional, como en el Oriental Dance Meeting, encuentro celebrado el pasado mes de junio en Sitges. «En la escuela tenemos jóvenes promesas de la danza oriental en España. Alba Bermúdez, de 17 años, quedó primera en tres categorías, en profesional, folclore y en percusión; Mía Suasi, de 16 años, quedó primera en semiprofesional y tercera en folclore, y Raidy Pérez, de 17 años, que lleva menos de un año, quedó primera en amateur. También hay adultas con mucho nivel, aunque no tienen tantas facilidades para viajar a las competiciones. Estoy muy orgullosa», afirma la directora.

Noemi García abrió su academia de baile hace siete años, aunque siempre ha estado vinculada al mundo de la danza y el deporte. «Llevo bailando desde los cuatro años, empecé con el ballet y también he sido gimnasta de competición. El baile ha sido mi vida. Empecé con la danza oriental hace dos décadas, con 22 años. Fue cosa del destino. Siempre que paseaba por Olmos me fijaba en un local que tenía carteles de danza del vientre. Un día escuché música árabe y me detuve. Allí conocí a Aura, mi primera profesora. Después empecé a bailar en Helwa, la primera academia de danza oriental en la Isla donde estuve tres años. En esta escuela hacían bautizos de flores, y me llamaron Levana, mi nombre artístico. Gracias a mi base y mi disciplina, lo cogía todo muy rápido, y empecé a dar clases pocos años después», explica Noemi, que lleva 18 años como profesora, ha trabajado con compañías de baile de todos los continentes y continúa formándose desde entonces.