Un espectacular salto de este bello ejemplar de león marino durante uno de los entrenamientos. | Amalia Estabén

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La temporada turística no ha hecho más que empezar y uno de los grandes atractivos pensado para la diversión de niños, jóvenes y adultos es el parque acuático Marineland, que cuenta con diferentes especies de animales con los que se puede aprender y gozar de una visita muy interesante. Uno de sus objetivos, aparte de la experiencia inolvidable que se puede vivir, es la de concienciar a todos, de forma muy didáctica y divertida, sobre la necesidad de cuidar y mantener los hábitats de los animales y proteger el medio ambiente.

Vemos a delfines y lobos marinos en plena actuación, pero la actividad preparatoria exige un gran trabajo por parte de sus entrenadores, cuyos ejercicios se mantienen durante todo el año. «Este año, viene mucha más gente que el año pasado, sobre todo familias y público en general –explica Félix Afonso, director técnico de animales de Marineland– y para la visita ofrecemos espectáculos con aves exóticas, leones marinos, delfines, además de los momentos en que se les sirve comida a los animales    y entrenamiento de otras especies».

Los espectáculos

«Los grandes nadadores acaparan la gran atención de todos: primero los leones marinos y luego, el espectáculo estrella del show interactivo de los delfines,  en el que participo con la bióloga Blanca Sánchez, nadando con ellos». Marineland cuenta con cinco delfines ‘Blue’, ‘Mateo’, ‘Aitani’, ‘Blava’ y ‘Estel’. Sus edades oscilan entre los 12 y los 30 años y proceden de distintos parques, como Marineland Cataluña. El pesaje y alimentación de estos animales marinos se lleva a rajatabla. Comen cuatro tipos de pescado: arenques, espadín, capellanes y caballa. El pasado año nació un bebé león marino que se llama ‘Kai’. Al nacer pesó siete kilos y ahora pesa treinta.

La mañana por el parque discurre muy animada. Entre los visitantes que disfrutan viendo los reptiles, peces, tortugas de agua dulce y marinas, también están los pequeños que acuden a la escoleta de verano, que a media mañana realizan su paseo para ver alimentar a los pingüinos, y sobre todo la atención que ponen al ver a su cuidadora cuando llega, que no la pierden de vista. En otro espacio del parque se acogen aves, entregadas por personas que las han encontrado en situación de abandono o por no poder cuidar de ellas, y el equipo especializado del parque (biólogos, veterinarios y técnicos) trabaja conjuntamente, ocupándose de su recuperación y adaptación.