Miguel lleva casi un año preparando su bicicleta, que cuenta con generadores eléctricos y depósito de agua. | Pere Bergas

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Existen viajes donde el viajero se descubre más a sí mismo que el propio destino a explorar. Miguel Pinel Bustos (1980) emprenderá en unos meses su particular odisea: a lomos de su bicicleta con alforjas, piensa recorrer todas las comunidades autónomas españolas, con paradas en varias ciudades, los doce cabos de la Península Ibérica, así como Gibraltar y todo Portugal. «Quiero verlo todo. Padezco de ansiedad, la recomendación médica fue que saliese de la Isla un tiempo. Escogí esta ruta porque hay españoles que han dado la vuelta al mundo, que han cruzado el Sáhara o han recorrido los puntos cardinales de España, pero todavía no he encontrado a nadie que haya ido de ciudad en ciudad, cubriendo toda la Península Ibérica en bicicleta con alforjas», dice Miguel, gran aficionado al ciclismo desde hace seis años.

El plan de Miguel es pedalear cincuenta kilómetros diarios, de lunes a sábado. Su aventura puede llegar a extenderse durante dos años, por lo que requiere de una compañera de viaje que esté a la altura de semejante reto. Miguel ha trabajado en su bicicleta más de ocho meses y no ha olvidado ningún detalle. La bicicleta mide más de tres metros, pesa alrededor de 100 kilos, con carro y alforjas, y está equipada al completo: cuenta con dos fuentes de energía, placas solares, una dinamo en la rueda delantera que produce electricidad con el pedaleo, un depósito de agua de 25 litros, así como varias cámaras, para documentar el trayecto.

Antes de emprender su gran viaje, Miguel pretende recorrer los pueblos de la Isla, a modo de entrenamiento, ya que una bicicleta de tales características no es fácil de dominar, y para dar su historia a conocer. «Al llevar tantas alforjas, la bicicleta se mueve mucho. Se debe ir despacio y, en las pendientes, no puedes soltar los frenos, ya que coge gran velocidad por el propio peso. Para dominar la bici he estado casi seis meses practicando y haciendo cambios en la distribución de la carga», concluye Miguel, que en las últimas semanas no ha parado de entrenar.