Toni Horrach con sus hijos Carla y Marc, quienes disfrutan de cada viaje. | R.D.

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En 2013, Toni Horrach, policía local de Palma, y su mujer, Esther Lusarreta, enfermera en el Hospital Universitario Son Llàtzer, vendieron su Ford Fiesta para comprarse una furgoneta y adaptarla para irse de vacaciones con sus dos hijos, Carla –entonces tenía cuatro años– y Marc de solo un año y medio. En aquella primera aventura la familia recorrió tres mil kilómetros, descubriendo preciosos paisajes y pueblos de Francia y Suiza. «Al regresar a Palma, mi mujer me dijo que había sido el mejor viaje de su vida», comenta Toni, quien acaba de publicar un manual de supervivencia de una familia viajera en furgoneta.     

El libro describe la experiencia real de una familia mallorquina que recorre Europa en una furgoneta camperizada, careciendo de cualquier experiencia. No es una manual al uso. Cinco metros cúbicos combina técnicas, experiencias y sensaciones. La familia ha descubierto a bordo de una furgoneta una manera distinta de viajar que está en boga y que gana nuevos adeptos día a día.

Curtido en carreras de resistencia y competiciones trail de montaña, Toni Horrach también muestra su parte más solidaria con acciones que impulsó como llevar material escolar a una zona de Marruecos y zapatillas de deporte a un poblado de Nigeria, pero sin duda, «convivir en cinco metros cúbicos con la familia, es maravilloso. Tras aquella primera salida nos planteamos hacer otros viajes, durante nuestras vacaciones, por Europa con la furgoneta».

El trayecto más largo que la familia ha realizado ha sido a Eslovenia y Croacia, siete mil kilómetros. Siempre viajes perfectamente organizados «en los que conocemos muchos lugares y aprendemos cantidad de cosas. Es increíble como salimos de nuestra casa en el Molinar y en dos días nos plantamos en Venecia». Toni confiesa que no sabía nada de mecánica, pero ante los posibles imprevistos en carretera, «cojo la maleta de herramientas y miro tutoriales por internet. Siempre hay alguien que ha tenido el mismo problema que tú y te enseña a resolverlo».

Las salidas las realizan en verano y Semana Santa. Desde el principio Toni Horrach adaptó la furgoneta a sus necesidades. «Fue todo un reto, sobre todo por el esquelético presupuesto con el que contaba. Preparamos como haríamos para dormir, zona de guardar la ropa, una nevera eléctrica, asientos giratorios, WC, ducha exterior, toldo lateral y una mesa con cuatro sillas plegables para poder comer fuera de la furgoneta». En algunos viajes, Toni aprovecha, después de cenar, cuando los niños duermen, para avanzar unos kilómetros y «que despierten en un nuevo lugar».

En el momento de preparar el desayuno, comida o cena, utilizan una cocinilla de camping. «La cocina viene acompañada de un práctico maletín para su almacenamiento. No vamos de restaurante y llevamos la comida bien ordenada, desde alimentos perecederos hasta sopa liofilizada, pasta, briks pequeños de tomate frito y similares. Incluso podemos estar sin comprar, tan sólo repostar agua, durante tres semanas».

Entre los consejos del manual Cinco metros cúbicos, encontramos algunos como ‘tener cada uno de la pareja una copia de las llaves de la furgo’; ‘llevar un mapa de carreteras, en caso de entrar en una zona de sombra sin cobertura de móvil’, o ‘cómo evitar los mosquitos por la noche’, entre otros.  Tras 40.000 kilómetros recorridos y más de una docena de países, Toni y Esther aseguran que «sin dudarlo estos años se han convertido en imborrables, pero la aventura continuará».

El apunte

La aventura de los ‘furgonatas’

En 2013 Toni y Esther, un policía y una enfermera, dedicaron sus vacaciones de Semana Santa y verano a disfrutarlas con sus dos hijos, recorriendo Europa a bordo de su furgoneta camper. La convivencia y aventuras que han disfrutado se recogen en un libro, Cinco metros cúbicos, que sin ninguna otra pretensión «es un manual para quienes se animen a disfrutar viajando en familia, con algunos consejos y cómo resolver imprevistos».