Víctor y Juan, y entre ellos, Pedro y Antonia, de El Algarrobo, sus jefes. | Click

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El domingo, día 1 de mayo, Día de la Madre y Día del Trabajo, se encontraron trabajando, bajo el mismo techo –el del mesón y asador El Algarrobo, en Peguera– Víctor Sánchez y Juan Rodríguez, el primero ex- empresario y el segundo camarero, ambos maltratados por la pandemia y arruinados a causa de ella, y de sus circunstancias, hasta el punto de que si el primero, no solo tuvo que cerrar su negocio, el restaurante As de Tablas, sino que, además, acumuló muchas deudas, el segundo, al quedarse sin trabajo –igual que su mujer–, se convirtió en uno más de los de la cola del hambre y de la caridad, «pues muchos días comimos graciasa Tardor, Manuel Mas y Luisa Jiménez, esta del Partido Popular, que de su bolsillo pagó nuestra comida».

Pero como la vida sigue, no les ha quedado más remedio que hacer borrón y cuenta nueva, y volver a empezar, el primero como cocinero y el segundo como jefe de camareros del citado mesón-asador. El primero en encontrar trabajo fue Juan, quien al ver que Víctor lo andaba buscando, «hablé con mi jefe y aquí estamos los dos». «Yo, durante mi vida –señala Víctor–, luché para tener un negocio propio. Trabajé duro hasta conseguir unos ahorros con los que abrí el restaurante, que antes de la pandemia funcionaba muy bien. Pero, a poco llegó esta y tuvimos que cerrar, o lo que es lo mismo, dejar de hacer caja, mientras tanto, teníamos que seguir pagando impuestos, autónomos, luz, gas… Es decir, no entraba dinero en caja, pero sí deudas por no poder hacerles frente… Y como quisieras pedir una de las ayudas que daba el Gobierno,    como no habías pagado los impuestos, no te la concedían... Pero, ¿cómo vas a pagarlos si no tienes con qué porque estás cerrado y arruinado?».

Juan, a quien la pandemia le obligó a comer en Tardor, y también gracias a particulares –Manuel Mas y Luisa Jiménez, entre otros.

Los políticos y la pandemia

Igual que Víctor, piensa Juan: «Lo que ha quedado muy claro en esta pandemia –dice–, es que el Gobierno no ha sabido controlarla, por lo cual hemos salido perjudicados, o mejor, arruinados, muchos… En cambio, sus miembros y asesores, han seguido cobrando cada mes, como si no pasara nada, diciendo que hacían cosas por el bien de todos, pero la verdad es que estas han sido nada de nada. Si no, basta ver la cantidad de negocios que han cerrado para siempre, y los empresarios que lo han perdido todo… Y algunos que se han suicidado… Porque todo hay que decirlo... ¿Y qué han hecho los políticos, los sindicatos…? Nada». «Ha habido un partido, Podemos –interviene de nuevo Víctor– en el que muchos confiaban por ser, según ellos, y porque como tales se presentaron, el partido de los trabajadores. ¿Y qué han hecho…? Pues, salvo seguir cobrando cada mes, y salvando a sus chiringuitos, pocas cosas más, ¿no?».

Víctor, a quien las normas dictadas por el Govern y los pagos fijos le arruinaron, ha encontrado trabajo.

La Resistencia y Emytra

Y si Víctor fue uno de los que organizaron La Resistencia con el fin de resistir y unir a empresarios y trabajadores para hacer frente a la pandemia, apremiando al Govern a que tomara decisiones para combatirla en beneficio de todos y que también concediera ayudas para los más perjudicados, Juan se puso al frente de Emytra, o Asociación de Empresarios y Trabajadores de Calvià, más o menos con el mismo objetivo, «pero fue en vano, pues ni hubo trabajo, sino todo lo contrario, ni tampoco ayuda. Y si las hubo, fueron muy pocas, lo cual se tradujo en que muchos nos tuvimos que ir a la calle, quedándonos sin nada. Y lo digo con conocimiento de causa, porque yo fui uno de ellos... ¡de miles de ellos!». «Y en cuanto a La Resistencia –interviene Víctor–, a nada que el Govern vio que cada vez éramos más los que no estábamos de acuerdo con sus medidas, en vez de reunirse con nosotros, para hablar y ver cómo podíamos resolver el problema, nos empezó a multar, ¡y no veas cómo y con cuánto!, lo que frenó a muchos…».

‘Begin the beguine’

Ahora, como decimos, ambos tratan de recomponer sus vidas y las de los suyos. Y, además, están encantados y agradecidos con lo que están haciendo. Víctor, convertido en asalariado, ha vuelto a los fogones, mientras que Juan se ha situado tras la barra. «Y es que no queda más remedio. Parado y quejándote no haces nada. Es más, sabes que los que mandan no te van a ayudar en nada a pesar de los muchos cientos de millones que han recogido por impuestos en tiempos de pandemia. ¡Cientos de millones por encima de lo esperado!, según hemos leído, días pasados, en la prensa. Y eso ha sido así porque, repito, a ellos les interesa recaudar, no ayudar. Por eso, hay que volver a empezar», opinión que comparte Juan, que ha visto cómo su esposa también vuelve a trabajar, y lo más importante, que pronto volverán a reunirse con tres de sus hijos, a los que      tuvieron que mandar con los abuelos, «pues no podíamos con todo... Ni siquiera podíamos comprarles los libros de texto para el colegio».

Por tanto, si los buscáis hacedlo en El Algarrobo. A uno, a Juan, entre las mesas, sirviendo y tomando comandas, y al otro, a Víctor, en la cocina, condimentando lo que reclama el cliente desde el comedor, y muy pronto cachopos, su especialidad. Porque Begin the beguine, como cantaba Frank Sinatra, y otros muchos. Volver a empezar… Y como ellos dos, muchos más afortunadamente. Muchos más, que tras haberlo perdido todo, han sabido levantarse y retomar la vida laboral. O lo que es lo mismo, la vida.¡Ah!, y otra cosa. Víctor y Juan ya están caminando juntos por el terreno de la política. Porque experiencia en este campo, tienen. Sobre todo en lo laboral. Por eso, ambos ya cabalgan juntos a lomos de UCB, Unión del Centro Balear, con el que ya están recorriendo por el centro calles y barrios, hablando con la gente y… De momento, y según dicen, sus miradas están puestas en Calvià y en Palma. Que más adelante pueden ampliar las miras. Por eso decimos que probablemente ellos dos van a dar de qué hablar.