Anna y su hijo, Olexi, huyeron de Kiev el día antes que Putin invadiera su país. | Click

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Anna Kostylova y Olexi son madre e hijo, ambos nacidos y residentes en Kiev. Llegaron hace unos días y los hospedaron en el hotel Bellver. Después los ubicaron en otro lugar. Y nunca se separan, van a todas partes juntos. Para ellos lo importante es estar unidos, porque lo demás ya vendrá.

Creativa y escritora

Anna tenía en Kiev una agencia multimedia, de la que era directora y creativa. Según nos contó, estaba asociada con una amiga, y la empresa era una agencia más o menos grande e importante, «pues en cada proyecto solían trabajar unas veinte personas». En otro momento de la conversación nos dijo que también escribía guiones de películas, por lo cual tenía contactos con Hollywood. Aparte, posee una agenda importante de clientes.

Pero todo esto, al menos por el momento, se ha ido al garete, pues ha llamado a su socia y esta le ha dicho que vive prácticamente oculta, en el refugio, ya que no es aconsejable salir a la calle. Y en cuanto a la agencia, no sabe si sigue en pie o si ha caído en cualquier bombardeo que ha sufrido la ciudad, ya que no ha podido acercarse hasta ella. «Lo que si sé –nos dice Anna– es que la casa de mis padres sí ha sido destruida, y que muchas de las personas que trabajaban conmigo, ahora son voluntarios, yendo a donde les llaman, y también los hay que son soldados. También son voluntarios algunos de mis clientes».

Ellos salieron de Kiev el día antes de que comenzara la guerra. «Tuve un presentimiento, una corazonada, de que todo iría a peor… Así que cogí al niño, metí ropa en una pequeña maleta, saqué dos billetes de avión y viajé a Italia. Seguramente, el nuestro, fue el último avión que salió de Kiev. Desde Italia llamé a mi hermana y me dijo que estaban bombardeando, pero que ellos estaban en lugar seguro. De Italia nos vinimos a Mallorca, y como refugiados nos llevaron al hotel Bellver –luego Cruz Roja los trasladó a otro sitio–. Mi hijo no está escolarizado, pero creo que poco a poco regularemos nuestra situación en Mallorca. Mi hijo irá a la escuela y yo me buscaré un trabajo. Hablo inglés, ruso, ucraniano y un poco de español, sigo teniendo mis contactos, y lo que hacía en Kiev creo que lo podré seguir haciendo aquí, ya bien como publicista, creativa, guionista…».
Por lo que pueda suceder, nos pasa su teléfono español (+34 644134499), que como solemos hacer siempre publicamos por si alguien puede darle un trabajo.

Dos guerras casi seguidas

Kapralova Viktoria tiene 42 años. Es de Donbass, donde ha quedado su hijo y su familia. Dice que ella, en poco tiempo –ocho años–, ha vivido dos guerras. La del año 2014, y la de ahora, con la guerra que está viviendo el país, que puede volver a recrudecerse en la región de Donbass. Al menos es lo que va diciendo Putin, que visto lo visto se va a olvidar de la conquista de Kiev para sitiar y atacar Donbass. Kapralova, por la experiencia vivida anteriormente, quería abandonar Ucrania como fuera.

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Kapralova Viktoria, a poco de reponerse de la guerra de 2014, se ha encontrado con esta otra.

«En 2014, en la primera guerra, viví durante tres meses en un subterráneo con otras tres familias, sin apenas poder salir. Todo estaba destruido, las bombas no paraban de caer, no teníamos comida, ni agua, que a veces conseguíamos agujereando las cañerías. Yo, hasta la invasión, tenía una empresa con varias tiendas de ropa muy fashion. Los negocios me iban muy bien y podía vivir con mi hijo sin problemas. Pero con la guerra lo perdí todo, por lo que no me quedó más remedio que reinventarme y buscarme la vida, ahora como peluquera. A medida que fue estableciéndose la paz, fui progresando, llegando a tener varias peluquerías. Pero cuando pensábamos que todo iría bien, llegó esta otra guerra, quedando de nuevo todo destruido –nos muestra lo que queda de su casa en un edificio reducido a escombros–, por lo que, dada la situación, por todo los medios trato de salir adelante. Como mi hijo no puede, pues los chicos se han de quedar, me dice que si he de ir a algún sitio, que vaya a Mallorca. Que ha tenido un sueño… Sí, que ha soñado con Mallorca, que sin haber estado nunca en ella, le parece, según su sueño, el mejor lugar del mundo para vivir, ya que está rodeado de mar, con montañas y playas, y que su gente es buena y hospitalaria…».

Así que cuando surge la ocasión, toma un autobús y luego un tren, siempre bajo las bombas, por lo cual, hacen el recorrido prácticamente a oscuras y comiendo sentados en el suelo, donde también duermen. Así, atemorizados, llegan a Viena. De ahí toma un avión que la deja en Palma, donde está dispuesta a renacer por tercera vez. «Como no tengo dinero para abrir una peluquería, me ofreceré como peluquera, a la vez que aprenderé vuestra lengua. ¿Cómo veo el futuro…? Allí se ha quedado mi hijo y mi familia… Pienso que algún día nos reencontraremos. Seguro que mi hijo querrá hacer realidad su sueño y vendrá a Mallorca».