Sergio Huerta, único fabricante de handpan de la Isla. Este año ha tenido que cerrar su lista de admisión de pedidos. | Teresa Ayuga

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En los últimos tiempos, diferentes instrumentos de naturaleza étnica han irrumpido en los escenarios. Es una tendencia que, sigilosamente, se está haciendo un hueco en los sets de percusión de grandes artistas. El handpan es una de sus últimas adquisiciones. Con una estética inclasificable –se asemeja a un platillo volante–, podríamos describirlo como un tambor de meditación que presta servicio a músicos, profesores de yoga, musicoterapeutas y reikistas en sus prácticas de sanación. De hecho, hay quien se refiere a él como ‘la nueva meditación’, no en vano su sonido, que se vale de diferentes tipos de vibraciones, resulta tan relajante y reparador como una sesión de spa. Y, como sucede con las aguas termales, un baño de sonido de handpan calma la mente, el cuerpo y las emociones.

Gio’s Instruments, firma del lutier mallorquín Sergio Huerta, es la única referencia local especializada en la fabricación de handpan. Su lista de clientes es más internacional que las Naciones Unidas, y no deja de crecer, hasta el punto de que ha tenido que cerrarla. Durante todo este año no admitirá más pedidos. «Había llegado un momento en que no daba abasto y me estresaba mucho». Ha enviado instrumentos por toda Europa, pero también a Japón, Estados Unidos, Canadá y a otros sitios más exóticos, como Dubái o Arabia Saudí, precisamente en estos ricos puntos del mapa «he encontrado que me regateaban el precio, es su forma de hacer negocios».

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Trabajando en su taller insonorizado de Montuïri.

Cascos metálicos

El handpan es el resultado de unir dos cascos metálicos, con ornamentos armónicos producidos por el artesano a golpe de martillo, para encontrar el tono de cada nota. Deriva de los steelpan o tambores metálicos y, a diferencia de este, se toca con las palmas y los dedos de las manos, percutiendo sobre el instrumento y emitiendo un sonido característico muy relajante. Felix Rohner y Sabina Schärer desarrollaron en 1999, en Suiza, el primer handpan. A continuación, emprendieron su investigación y desarrollo, mejorando su afinación y la utilización de metales específicos para obtener el tono y la armonía perfecta. Hoy, este instrumento se ha convertido en uno de los grandes hallazgos musicales del nuevo siglo.

«Conocí el instrumento en 2007, me sorprendió su sonido, que es como una mezcla entre campanas, un xilófono y un piano». Pero no pudo hacerse con uno hasta 2010, «en aquella época no era fácil conseguirlo», explica este palmesano afincado en Montuïri, donde da forma a estos extraños artefactos metálicos en su taller insonorizado. Antes de establecerse como lutier, «estuve varios años tocándolo en la calle,    aceptaba propinas de la gente y otros compraban mi disco». Se titula Aquatic waves y está disponible en Spotify, en él encontramos un relajante maridaje de handpan, sintetizadores y sonidos de agua.

Explica Sergio que la idea de fabricarlos «siempre estuvo ahí, me gusta trabajar con las manos, tengo mente inquieta y era una posibilidad que me llamaba». Ante la inestabilidad de su trabajo en la calle, «donde un día te sacas dos euros y otro doscientos», sumada a la proliferación de fabricantes de handpan, se lanzó al ruedo. «Invertí un pequeño capital y di el paso, me sentía preparado». Hoy, este hombre de mirada afable y dicción pausada se posiciona como uno de los grandes especialistas del gremio. Un amante de la metáfora deportiva, siempre tan gráfica, diría que si bien sus instrumentos no juegan en el Bayern de Münich, sí lo hacen en el Manchester City. Vamos, que no es el mejor pero figura entre ellos. Pero, ¿qué le diferencia del resto? «Más de la mitad de los fabricantes utilizamos el mismo material, pero lo que le otorga su sonido es la forma de trabajar la chapa, y es muy curioso porque al final es muy diferente de un fabricante a otro».