Esto que veis está en primera línea del Passeig Marítim.    | Click

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El Ajuntament de Palma tiene previsto –vamos, es lo que ha llegado hasta nosotros–, la renovación del Passeig Marítim de Palma, lo cual ya toca, pues siendo este lugar una de las imágenes de Palma, tal como está ahora en alguno de sus puntos requiere mejoras. Pues vamos a ver si en esteAño del Milagro’ que hemos iniciado acomete esa obra, por otra parte necesaria. Porque si el Passeig de Sagrera, antesala del citado Passeig Marítim llegando a él desde Antoni Maura, deja bastante que desear, sobre todo en cuanto a embaldosado, lo cual comentamos ayer, el Passeig Marítim en general no le anda a la zaga, destacando sobre todo los demás dos arreglos, o reformas, o intervenciones de mantenimiento, o como quieran llamarlos. Nos referimos al parque de Santo Domingo de la Calzada y a lo que fuera oficina de Turisme, instalada cerca de la puerta del parque de la Cuarentena, y que desde hace ya ni nos acordamos cuanto… Bueno, sí, desde que fue cerrada, se ha convertido en poco menos que en una ruina que atenta al buen gusto y a la estética, como pueden ver a diario los que pasan por ese lugar. O como os mostramos hoy aquí, que es lo mismo que os mostramos hace seis meses, hace un año, dos, tres… Pues está así, aunque cada vez peor. ¡Y como si nada! Y lo peor, que sigue ahí. Y gracias a que el artista lo ha decorado con la imagen de Frida Kahlo, porque por lo demás… ¡Es que no tiene por dónde agarrarlo! Porque, aparte de la ruina en sí, está esa especie de plataforma de cemento semiderruida, con hierbajos a ambos lados, que no es más que otro canto al manfutismo de a quien corresponda, igual que el alcorque de la acera, donde tendría que haber una palmera que un día se cayó, o la quitaron, dejando que en su lugar crezca la hierba.

Santo Domingo de la Calzada, viendo cómo es su situación actual... ¡Ya le toca!

Hay que quitar esa ruina

De verdad que viendo este conjunto de despropósitos, uno se plantea que si no son capaces de reformar esto, ¿cómo van a reformar el Passeig Marítim, una obra incomparable a esta, tanto por su magnitud como por su coste?. Por ello, en este comienzo de año, le pedimos a quien corresponda que quite esa ruina de ahí. Que Palma no se merece una cosa así. Además… ¿No se han gastado ‘tropecientos’ mil euros en construir un parque en Bellver donde ya había otro, y encima lo hicieron en un tiempo récord? Pues es necesario reparar este lugar, que costará mucho menos, porque ya le toca.

Visto de frente: como veis, el ‘bodrio’ está al lado de la entrada del parque de la Cuarentena, en cuyo alcorque, en vez de una palmera, crecen plantas silvestres.

Como también le toca darle mano de obra a la plazoleta de Santo Domingo de la Calzada, debajo de los molinos, construida por el ingeniero Roca para que los niños jugaran en ella y los mayores descansaran, un lugar ideal para ambas cosas, además, frente al mar, un lugar en el que había incluso una fuente para refrescarse. Pues si pasáis por allí, veréis que la valla que colocaron en tiempos del alcalde Isern aún sigue donde la pusieron. Una valla colocada para evitar que hubiera un accidente en el supuesto de que la imagen del santo se cayera… Que se puede caer cuando menos lo esperamos, pues cada vez está peor. Igual que el jardincito que la rodea, repleto de hierbas, o de la fuente, que no está en ninguna parte, pues alguien, hace años, la quitó. Por ello, pensamos que todos los palmesanos agradeceríamos que ese lugar se adecentara. Que también ya le toca. (PD/Nuestras felicitaciones a Cort por emprender la reforma del Parc de la Mar, la cual habíamos solicitado en numerosas ocasiones desde aquí).

Marroig, autor de ‘Gomila Babilonia’.

Gomila Babilonia

Tal y como os adelanté hace unas semanas, Pepe Marroig, gomilero donde los haya, presentó en La Polka, su bar, el libro Gomila Babilonia, del que es autor. Como podéis imaginar, el libro gira en torno a la Gomila de los años 60 y 70, a sus lugares más conocidos, típicos y emblemáticos, a los personajes que por su trabajo o por su forma de ser, más destacaron en aquellos años, una Gomila que nada tiene que ver con la de ahora, que no pasa de ser una Gomila decadente muy a pesar de que traten de levantarla... Que incluso lográndolo, nuca será como la que fue: parada obligada y punto de encuentro de la gente que salía a divertirse en locales irrecuperables, o, simplemente, a sentarse en una de sus terrazas a ver qué pasaba.

Pues bien, según nos cuenta el autor del libro, el propósito de haberlo escrito no ha sido otro que el de recordarnos, y dejar constancia a través de distintos testimonios, de que una vez existió ese lugar, del que La Polka –y otros pocos rincones–, y sus clientes más veteranos, son los pocos supervivientes de entonces.