Virginia Moll, María Martín y Laura Molina de la agencia La Indiscreta. | M. À. Cañellas

TW
1

Quien más, quien menos, ha vivido auténticas y salvajes comidas de empresa que dejan en paños menores las comedias gamberras de Hollywood. Tenemos fotos que lo atestiguan. Las mías están a buen recaudo en una caja de seguridad en las islas Caimán y, aviso, solo las mostraré en presencia de mi abogado. De modo que quizá no sea el más indicado para recomendar moderación en este tipo de saraos. Y, sin embargo, con la que está cayendo –y lo que nos queda– la pregunta, más bien, sería: ¿de verdad hace falta moderarse? Hombre, pues sí. En estos tiempos de aburrida corrección política, un simple chasqueo de dedos te cuelga el sambenito de ‘agitador’. De modo que desde esta tribuna recomendamos que disfruten de una comida de empresa prudente, comedida y sosegada. Pero, si desean un puntito (apenas una pizquita) de desenfreno, la agencia de publicidad La Indiscreta –en connivencia con el restaurante Can Costa de Valldemossa– nos ofrece el próximo 10 de enero ‘Sola en casa, la comida de empresa definitiva’.

«Esta propuesta va dirigida a todo el mundo, aunque especialmente a mujeres freelance, que trabajan en solitario o con otras personas pero que no tienen equipo y, por tanto, no tienen con quien celebrar la típica comida de empresa», explica María Martín, de La Indiscreta. El menú –les aseguro– está para chuparse los dedos, pero como esto no es un publirreportaje nos ahorraremos los detalles. Sí les adelanto que sale por 35 euros. Por el momento, las solicitudes que les están llegando tienen «un perfil creativo, son profesionales creativas pero hay de todo, esperamos llegar a las 50 ó 60 reservas», remacha Martín.

Frente a ella se encuentra Virginia Moll, su socia en La Indiscreta, que añade «no pedimos ningún requisito, nada más que ganas de pasarlo bien». Tras la comida, subirán a la parte de arriba de Can Costa, donde Conejo Manso DJ pinchará una selección de temas picantones. «El DJ no está elegido al azar, queríamos a Víctor porque se mueve bien dentro del rollo erótico-festivo que buscamos», explica María. A continuación, será el momento de los brindis. Laura Molina, tercer miembro de La Indiscreta matiza que, más bien, «serán antibrindis, porque en lugar de proclamar el clásico ‘brindo por’ se dirá ‘me cago en’, y, a continuación, nombraremos a aquella persona que te está jodiendo la vida».

Las descocadas, incorregibles, mordaces e incisivas chicas de La Indiscreta ofrecerán, como aderezo a la fiesta, la grabación en directo de su podcast. Un seísmo de 6,5 en la escala Richter, donde no dejan títere con cabeza. «Vamos a hablar de la Navidad, pero desde el punto de vista cachondo y gamberro que caracteriza a nuestro podcast. Van a pillar los cuñados, las cestas de Navidad y todo el mundo…», apostilla con sorna Martín. Virginia tiene una opinión muy particular sobre las cestas de Navidad: «Tienen mucha caspa, la cesta de Navidad actual debería llevar la suscripción de un año a Netflix, un satisfyer y una serie de cosas que te inviten a estar contigo mismo», zanja.