Alexis Cataldi y su ‘focaccia’, que se venderá en tienda. | Jaume Morey

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Necesitan un panadero más en nómina y un horno profesional. La demanda a que se enfrenta Pan de Mar, pequeña panadería en la calle Ample de la Mercè, es muy alta y los vecinos no paran de acercarse para llevarse el pan recién horneado que utiliza harinas ecológicas y tarda hasta 20 horas en fermentar gracias a su masa madre.

Pan de Mar es una panadería solidaria que reparte el 70 por ciento de su producción a comedores sociales. De los 50 kilos que cuecen cada día, 35 son llevados a Zaqueo y Tardor por voluntarios. La iniciativa nació en plena pandemia gracias a un grupo de amigos que se alarmaron ante el aumento de las colas para pedir alimentos en Palma.

El holandés Jeroen Witteveen es uno de los impulsores y también fue golpeado por la pandemia: tenía una empresa que gestionaba alquileres turísticos. «Nos falta dinero para poder hacer más donaciones y necesitamos un panadero más en nómina», explica Witteveen. Con más manos hay más pan para los comedores sociales.

Otro panadero

El negocio no es rentable (no es su finalidad y entregan la mayor parte de su producción) y necesitan más donaciones para pagar la nómina extra: «No podemos tener a un panadero sin cobrar, aunque no faltan voluntarios».

En nómina tienen a cuatro personas, uno de ellos es Alexis Cataldi, otro de los impulsores y reconocido chef que ha trabajado en restaurantes de tres estrellas Michelín.

Tras el confinamiento su casa se convirtió en un horno improvisado pero ahora cuenta con una panadería que antes era una pizzería. «Pero necesitamos un horno de panadería», explica, por si aparece un donante que les permita seguir trabajando para paliar las necesidades de los palmesanos. Su pan, por cierto, es delicioso.