Sobre un lecho de hojas caídas de los árboles, en el camí des Correu, entre Esporles y Banyalbufar, posan los modelos Luis y Marta. | Enrique Coll

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El maquillaje gana cada año más adeptos en la celebración de Halloween. Una fiesta con motivo de la cual Enrique Coll, aficionado a la fotografía y técnico de mantenimiento de profesión, realizó una particular sesión fotográfica. Para su propuesta contó con la colaboración de los modelos mallorquines Luis Rodríguez y Marta Bordoy, de MAM Agency, dirigida por Nendy Bota, y el maquillaje corrió a cargo de Ivan Coll, quien en realidad es herrero de profesión.

La zona de Esporles, Banyalbufar, Es Carnatge y alrededores del aeropuerto de Son Sant Joan fueron las localizaciones elegidas por Enrique Coll para captar las imágenes. «También realizo sesiones de estudio, pero para esta temática quise trabajar en exteriores, con lugares de Mallorca que en según qué momentos del día ofrecen una luz magnífica, y jugar con un entorno natural privilegiado», comenta Enrique, quien desde siempre ha sido un apasionado de la fotografía, aunque «fue en 2017 cuando comencé a realizar un curso de fotografía para convertirla en mi segunda profesión. Me gustaría en un futuro dedicarme exclusivamente a ello y es en lo que invierto, tanto en tiempo como en material, para tener lo mejor».

Durante cuatro horas, el equipo se desplazó por los diferentes escenarios despertando la expectación de quienes se encontraban a su paso. «Estoy muy contento con el resultado, pues no es sólo tener la idea y las cosas claras, sino también contar con un buen equipo de maquillaje, modelos, etc», asegura Enrique Coll.

Los modelos Luis Rodríguez y Marta Bordoy tuvieron que escenificar el supuesto romanticismo y ternura de dos esqueletos perdidos en la noche de Halloween.

Por su parte, Iván Coll (Ibiza, 1992) es herrero de profesión, desde hace poco más de un año. Anteriormente trabajó en el mantenimiento de piscinas, y su afición al maquillaje despertó «tras ver la serie de Netflix RuPaul. Reinas del drag. Ahora mismo estoy haciendo un curso de maquillaje, caracterización y estética decorativa», asegura Iván Coll.

Pintar las catrinas o caravelas mexicanas fue todo un reto para él, ya que anteriormente no había hecho ninguna, un trabajo que requirió casi cinco horas utilizando pinturas agua color. «No quería hacer algo clásico sino que el maquillaje, al igual que la sesión, trasmitiera ternura y el simbolismo del amor eterno».

Dentro de diez días esqueletos, brujas y diferentes monstruos deambularán por las calles de Mallorca en busca de fiesta.