Paloma Lago en una terraza del Hotel Valparaíso. | Julián Aguirre

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Paloma Lago (Ferrol, La Coruña, 1967) es una de las caras más conocidas de la televisión desde los años 90. Solamente recordar que fue el rostro de Televisión Española para despedir el siglo XX y recibir el nuevo milenio, junto a Ramón García, lo que le dio una popularidad que todavía mantiene. Paloma Lago ha estado unos días en Mallorca y asistió a la Copa del Rey y a la fiesta de entrega del premio Mallorquina del Verano a Norma Duval.

¿Se ve recibiendo este galardón algún día?
— La verdad es que hay gente que se lo merece mucho más que yo, como Norma, por ejemplo, que tiene muchos vínculos con la Isla.

Pero usted ha venido mucho por la Isla.
— Sí, y tanto. Y me encanta. Pasé muchos veranos en la Costa de los Pinos (estuvo casada entre 1990 y 2000 con Javier García Obregón) y además compramos una casa en la zona de Cala Bona.

Por cierto, vaya racha está pasando esa familia.
— Es terrible. Hay cosas que son ley de vida, como que se muera una madre, pero luego hay dramas antinaturales como es el fallecimiento de un hijo que son mucho más difíciles de aceptar y donde el sufrimiento es mucho mayor.

Ha vivido muchos años en Madrid, pero regresó a Galicia. ¿Fue por la pandemia?
— Ya estaba viviendo allí como tres meses antes por cuestiones profesionales. Estoy trabajando en la televisión gallega y además tengo una vinculación muy estrecha con el mundo equino. Desde siempre hemos tenido caballos en casa y mi familia es la organizadora de un evento que se llama Equinocio. Me encanta asistir a los grandes certámenes hípicos.

Usted ha sido muy famosa y luego ha salido menos en los medios. ¿Es un alivio o lo echa de menos?
— No tengo la sensación de ser menos famosa. La gente me recuerda porque hay acontecimientos, como dar las campanadas del último año del siglo y del cambio de siglo y de milenio además, que es muy difícil de olvidar. Además, ahora están las redes sociales que te permiten estar en contacto y ser vista por mucha gente.

Usted trabajó con José Luis Moreno. ¿Qué le parece todo lo que está pasando en torno a él?
— En este asunto sólo me gustaría decir que yo estaba contratada por TVE y no dependía de él en nada. Y si alguien ha hecho algo mal, que asuma las consecuencias y lo pague.

¿De qué compañeros guarda un mejor recuerdo?
— Los directores de TVE Álvaro de la Riva y José Ramón Díez, dos grandes profesionales, que son los que me hicieron tener los mejores años de televisión. Y también he tenido la suerte de que Luis Herrero me pusiera por primera vez delante de un micrófono de radio, que Julia Otero me dirigiera en Antena 3, o casi debutar con Emilio Aragón, con el que presenté una gala de tres horas y media en directo con 23 años.

Si alguien alaba su físico, ¿le gusta o le molesta?
— Los piropos forman parte de mi trabajo porque cuido mucho mi físico y lo llevo fenomenal.

¿Nota que le ofrecen menos trabajos a medida que va cumpliendo más años?
— Tengo que decir más veces que no, que sí. Sobre todo he dicho que no a salir en realities o saltar de un trampolín. No es mi estilo ni mi profesión.

¿Carne sí o carne no?
— Carne sí. No soy vegana. Creo que se puede comer de todo en su justa medida.

¿Su hijo no ha querido nunca dedicarse al mundo de la tele?
— Él es analista de fusiones y adquisiciones en Deloitte y viene muy bien tener a alguien en casa que te gestione la economía y el patrimonio. Me da unos consejos muy valiosos.