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La oscilación, el balanceo rítmico de las cosas, inspira uno de los bailes más alegres: el swing. Un estilo nacido del jazz, muy popular entre los años 20 y 40 del siglo pasado, que en los últimos años está viviendo una segunda juventud. Tal como subraya Basilio González, director de Tandem Club, una escuela de danza dedicada casi en exclusiva al swing y a todos sus bailes derivados: Lindy Hop, Claqué, Balboa, Jazz Steps y Electroswing. Tras un año sin poder bailar en la calle, un grupo de alumnos pudo mostrar sus evoluciones en una exhibición realizada en Ciutat Jardí, el mediodía del pasado lunes, «coincidiendo con el aniversario de la escuela», matiza González.

«Hace un mes pedimos permiso al Ajuntament para mostrar algunas de nuestras coreografías, por supuesto respetando la distancia de seguridad. Creíamos que no nos lo concederían pero nos llevamos una sorpresa cuando nos dijeron que sí», explica el director de la escuela. La exhibición constó de dos partes, la primera, de cuarenta minutos de duración, situó el foco en «diferentes grupos de diez personas, que interpretaron una serie de coreografías». La segunda, que se prolongó durante dos horas, desplegó escenas de ‘baile en pareja’.

Los transeúntes que paseaban por esa palmesana barriada pudieron deleitarse con la plasticidad de este baile. Pero los más complacidos fueron los alumnos de la academia, que «pudieron experimentar algo parecido a la normalidad después de tanto tiempo», concluye González.

Escena de baile coreografiado a cargo de alumnos de la escuela Tandem Club.