Pacita Ferrer (agachada con chaqueta marrón) en Binicomprat el 26 de diciembre de 2019, con todos sus familiares.

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Las comidas y cenas en la época de Navidad se están convirtiendo en un rompecabezas para las familias y más si están compuestas por muchos miembros, lo que hace imposible, por el momento, cualquier reunión más allá del estricto núcleo familiar. Es más, si pensamos en la familia de Bernardo y Guillermina, ambos apellidados Morell, resulta que, ley en mano, no podrían comer ni cenar juntos si el máximo de personas admitidas fuera de 6, ya que el matrimonio tiene 5 hijos. Al ser convivientes, salvarían ese obstáculo.

Bromas aparte, las restricciones han hecho que esta familia vaya a pasar unas Navidades muy diferente. «Por fortuna, los dos somos mallorquines y toda nuestra familia está en la Isla. No los podremos ver todo lo que querríamos ni estar todo el tiempo que nos gustaría, pero al menos en algún momento nos podremos ver», explica Bernardo.

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Pablo Aróstegui es de Bilbao y su mujer, Victoria Ferrer, mallorquina. «Cada año hemos ido allí a pasar parte de las fiestas. Además, yo tengo cinco hermanos y mis hijos tienen una buena cantidad de primos y les da mucha pena no poder ir este año», explica Pablo. A este hecho se une este año que ha regresado de Costa Rica una de sus hermanas, tras haber estado viviendo en el país centroamericano los últimos 10 años. «Habrá que esperar al verano para vernos», se lamenta. De todas formas, Pablo está seguro de que no se aburrirán en casa. «Nosotros ya somos suficientes para divertirnos». También está suspendida la reunión con la familia de Victoria el día 26, «cuando la costumbre era reunirnos en una finca propiedad de su familia».

Más de 50 integrantes de la familia Ferrer se solían juntar cada Segona festa de Nadal en el restaurante Binicomprat. El ‘núcleo duro’ estaba formado por Pacita Ferrer y sus cinco hermanos, hijos de Jaime Ferrer y Margarita Bascuñana, ya fallecidos. «Todos tenemos hijos y varios de ellos también son padres, por lo que nos juntábamos en los últimos tiempos más de 50, todo familiares directos, sin contar ni tíos ni primos», explica Pacita. Este año, el día de Navidad será cada uno con su familia y el 26 quedarán sólo los hermanos.

Fernando Gilet, padre de cuatro hijos, no irá en estas fiestas a Madrid y a Valencia, donde su mujer tiene dos hermanas. «En Mallorca viven mis padres y mi hermana y lo más seguro es que nos podamos ver solo después de los oficios religiosos a los que solemos acudir. Creo que esta Navidad es importante centrarnos en el verdadero sentido de estas fiestas, que es el nacimiento de Jesús». En el caso de que se reúnan hasta el número máximo permitido «sería siempre para comer, no para cenar», dice Gilet.