Un grupo de personas ensaya la batucada. | Youtube Ultima Hora

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Estar como espectador durante una hora en una clase de la Escola de Percussió i Dança Bloco Ayan es ensordecedor. En esta asociación –plenamente dedicada a los ritmos y las danzas de África y Brasil– una veintena de personas aprenden lo que será un llamativo espectáculo de batucada ‘samba reggae’. Están dirigidos por Toni Crespí, uno de los fundadores del grupo en el año 2015 junto a Dani Torres. La clase tiene lugar en un local del polígono de Can Valero. Están organizados seis grupos, distribuidos en niveles a lo largo de toda la semana. «Son gente que tiene ganas de pasárselo bien», afirma Toni. Él les enseña la técnica para tocar la caja, (tambor redondo pequeño que se toca con baquetas de madera), repique, el timbal (alargado y alto), el surdo (el mayor, que pesa algo más de cuatro kilos) o la dobra (más pequeño que el surdo y que también se toca con mazas). Para ello, necesitan llevar ropa cómoda, colocarse un cinturón que, a su vez, se engancha al tambor, rodilleras para protegerse y, muy importante, tapones para los oídos. «Lo más complicado es tocar todos juntos a la vez y bailar al mismo tiempo. Respecto al perfil de la gente que viene a los cursos, son personas de todas las edades, la mayoría mujeres. Son un poco más bailarinas y les gusta mucho el ritmo».

Elena se encuentra en la primera fila. Lleva un año acudiendo a las clases. «Siempre me han atraído mucho las batucadas cuando las veía en la calle. La verdad es que la dobra no pesa mucho, te acabas acostumbrando», afirma antes de que Toni dé comienzo a la clase.

Anna, que lleva ya tres años en la escuela, se encuentra a su lado. Afirma que disfruta mucho tanto por la parte musical como por la social. «Hacemos mucha piña. Salgo de aquí como nueva». Este grupo ya está cerrado (son 29). Todos mantienen la distancia y practican con mascarilla. Saben que el grupo depende de su buena coordinación. Bárbara, directora de las clases de los lunes, acaba de llegar antes del descanso. Todavía queda otra hora por delante. «Lo que más les atrae es lo que consiguen hacer sin darse cuenta. A los 17 años yo ya dirigía clases. El ritmo empieza con una entrada, que la da el timbal. Puede ser un break (corte). Luego está el ritmo base y en medio vamos haciendo distintos breaks. Se pueden combinar ritmo y breaks, tantos como uno quiera. Se trata de repetir hasta que salga todo entero», señala.

Batucada, la fuerza del grupo