Imagen de grupo de productores y vendedores, en la plaza de los Patines. | Pilar Pellicer

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De la terra al plat. Tal y como reza la web del Mercat Ecològic de Palma, producto local, ecológico y ausencia de intermediarios son los fundamentos de este negocio que nació hace ya diez años gracias a la colaboración de la Associació Lligams, la Associació de Varietats Locals, la Associació de Products Ecològics de Mallorca y el Ajuntament de Palma.

El próximo sábado se celebrará su décimo aniversario. Actualmente son 16 hombres y mujeres del campo quienes ofrecen sus productos los martes y los sábados no festivos de 8 a 14 horas en la Plaça Bisbe Berenguer de Palou, conocida por todos como plaza de los Patines, en Palma.

Pep Cirer, de sa Pobla, está en su puesto desde el primer día que abrió el mercado. «En todo este tiempo se ha mantenido su filosofía. Quien vende debe ser también productor y tiene que tener el sello ecológico que otorga el Consell Balear de la Producció Agrària Ecològica (CBPAE). Además, como mínimo el 80 por ciento debe ser producción propia». Este agricultor, que vende sus productos junto a su mujer, Maria Antònia Bonnín, recuerda los primeros pasos del mercado. «Fue un auténtico ‘boom’. Se notaba que la gente tenía ganas de que hubiera un lugar en Palma de estas características. Luego ya la situación se tranquilizó y hoy en día es un lugar asentado, con momentos más fuertes y más flojos, pero al que la pandemia no ha afectado demasiado». Pep y Maria Antò- nia se encuentran tan satisfechos con cómo les va que decidieron dejar de vender en el mercado de Sineu.

La oferta

En la docena de puestos los productos ‘estrella’ son las frutas, verduras y hortalizas, que acaparan casi el 80 por ciento del total. «Se puede decir que el mercado está dividido entre quienes ofrecemos productos frescos y los elaborados, como pueden ser el pan, aceite o sobrasada», señala Cirer.

Otro de los ‘clásicos’ del mercado es Albert Masnou, del forn Més que pà, de Porto Cristo. «La verdad es que la experiencia no puede ser más positiva. A lo largo de estos años, entre muchos ciudadanos se ha creado ya el hábito de consumir productos ecológicos y ver cómo consumen tus elaboraciones produce mucha satisfacción». Lo único que echa de menos Albert es tener un mejor acceso a los baños, al agua corriente y una mejor protección contra las inclemencias meteorológicas, algo que el Ajuntament de Palma se comprometió a solventar hace ya tiempo, pero que queda pendiente.

Muchos productores han apostado por lo ecológico, pero para poder acceder a este mercado es necesario cumplir una serie de trámites y requisitos que no son fáciles. El último en incorporarse ha sido Andrés Salinas, de la finca es Cremat, de Vilafranca. «Solo traemos producción propia y estamos muy contentos porque nuestras expectativas de ventas se han visto superadas con creces».