El actor Michael Douglas responde a las preguntas de los redactores de 'Ultima Hora'. | Julián Aguirre

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A la hora convenida, las 10.30 de la mañana, apareció Michael Douglas en los jardines de la Cartoixa. Llegó solo: Catherine estaba en s’Estaca. Sus hijos Dylan y Carys emprendieron la pasada semana vuelo hacia Estados Unidos para iniciar el curso académico. Michael vestía una camisa de color azul claro, con una mascarilla a juego. Se le veía bien, muy tranquilo, señal de que ha pasado un buen verano en Mallorca.

Es la segunda vez, en lo que llevamos de año, que pasa una temporada en s’Estaca. Ya vino en febrero, poco después de la muerte de su padre. Michael ha permanecido en s’Estaca desde junio. «Pero ahora regreso a Estados Unidos para la tercera parte de El método Kominsky», una serie de televisión en la que encarna a un veterano actor de Hollywood.

Como vemos que no tiene prisa, nos lo tomamos con calma y nos disponemos a hablar de todo. A modo de saludo le decimos que ya es 'el senyor de s’'Estaca' porque ha comprado la parte de su ex, Diandra. «¡Siempre lo he sido!», responde riéndose.

Imagen del actor durante la entrevista.

Estamos viviendo un ‘annus horribilis’.

—Este 2020 es el peor año de mi vida. Nací en 1944, por lo que no he participado en la Segunda Guerra Mundial, ni tampoco en la Guerra Civil española, pero es lo peor que puedo imaginar. La pandemia afecta a todo el mundo, y al estado de las cuentas de cada uno. Lo único que podemos esperar es que todo esto nos una un poco más, pero es una tragedia. Este año también nos revela qué países tienen un gobierno fuerte y cuáles no. Espero que estemos mejor preparados por si hay una próxima vez.

¿Cómo ha sido su confinamiento?

— Nuestro confinamiento, probablemente, ha sido mucho más fácil de llevar que el de otras personas. Tenemos posibilidades económicas para aislarnos y separarnos del mundo. Pero mi corazón ha estado siempre con la gente que se encontraba en aislamientos no tan fáciles como el nuestro, como en apartamentos pequeños y en espacios similares. Sin duda, la parte más positiva es que hemos podido estar más tiempo con los chicos, Dylan y Carys. Él está ahora en la universidad y ella, interna en un colegio. Ha sido grato poder estar todos juntos. Antes de viajar a Mallorca, pasamos el tiempo en Nueva York, también de viaje con la familia, con mi madre, mi hermano mayor... Y gracias a que Catherine es británica pudimos viajar a Mallorca, ya que el Gobierno español no permite, en particular a los americanos, entrar en el país. Por eso digo que estoy agradecido a que Catherine sea británica.

Imagino que volverá a Mallorca en febrero, a lo más tardar, para ver los almendros en flor, algo que le entusiasma…

—Espero que sea así. De hecho, Catherine seguirá aquí, con su familia. Ya veremos qué pasa en Navidad. Realmente ahora hemos disfrutado de un tiempo que antes no teníamos, porque los niños estaban en la escuela. Han sido unos meses maravillosos. Mallorca tiene un clima fantástico que te permite disfrutar aún más de la Serra de Tramuntana. Nunca había visto tanta gente joven paseando o haciendo excursiones y rutas por la Serra. En esta situación, esto es positivo. Es bueno que los jóvenes aprecien lo extraordinarias que son estas montañas.

Hay que agradecer las fotos que publica en Instagram en las que enseña cómo disfruta de la Isla. Sin duda, es una gran promoción.

—Me duele mucho ver que tantos pequeños negocios en Mallorca, España, Nueva York y el resto del mundo lo estén pasando tan mal. Nueva York tardará años en recuperarse. La situación es difícil para mucha gente. Sin embargo, observo cómo se comportan Mallorca y las Baleares en su conjunto. Noto como si aquí estuvieran unidos y reforzados para salir adelante.