El turismo local y nacional sustituye a los extranjeros en los cursos de buceo que organizan empresas como Mar Balear. | Youtube Ultima Hora

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Carolina habla de sensaciones, control, equilibrio, diversión, respiración, peso, retos y pruebas. Es una de las monitoras que dirigen el curso de Inicio al Buceo en Mar Balear, en Port Adriano.

Se dirige a las hermanas Ester y Sara Guerrero, que se han inscrito en el curso llevadas por una mezcla de ilusión y de respeto. Ya han superado la primera toma de contacto en la piscina, donde «hacen prácticas de aguas confinadas. Van a aprender a prevenir posibles accidentes y a solventarlos (si ocurrieran). Es una toma de contacto donde aprenden a valorar todas las nuevas sensaciones; por ejemplo, respirar bajo el agua», afirma Carolina.

Nociones

Escuchan con atención con el traje de neopreno puesto. Antes de sumergirse en la piscina aprenden aspectos sobre cómo sacar el regulador, realizar un equipamiento en superficie, un descenso controlado, quitarse el equipo bajo el agua, o la máscara o el cinturón con el lastre (nunca soltarlo ni separarlo mucho del cuerpo para no perder el equilibrio).

«Había hecho un bautismo de buceo, pero ahora me he animado a realizar el primer curso. Es sorprendente poder respirar bajo el agua, aunque tienes que tener controladas muchas pautas. Hay que controlar el traje, el peso, es incómodo inicialmente. Oficialmente, podremos bajar hasta los 18 metros. Siempre me había apetecido hacer este curso, aunque me da mucho respeto, es importante no perderlo nunca», afirman las hermanas.

«Cuando tienen poca experiencia, se les pone más lastre (peso). Ellas llevan entre ocho y 10 kilos en la cintura y el peso de las botellas (ocho kilos las más pequeñas), añade Carolina.

Mientras ellas la escuchan, un grupo de jóvenes se suben en una lancha camino de la Reserva de El Toro. «La gente quiere vivir la sensación de estar debajo del agua. En la reserva marina de El Toro es donde hay más vida marina, mucha más que en Cabrera (se pueden ver pulpos, dentones, meros, barracudas, moreras...). Está en un punto caliente (como si fuera un criadero)», afirma Óscar Espinosa, director de Mar Balear.

«Todavía estamos aguantando con la empresa abierta. Antes, terminábamos en diciembre. El año pasado hicimos 3.500 inmersiones y este año 1.200. Este año ha ido mal, pero no tanto. Si pensaba ganar 30, he conseguido 15. Así, tres meses con limitaciones, creo que es muy difícil seguir», añade.