Khalid, El-Mehdi y Jamal, en el restaurante Gran Marrakech situado en la plaza de las Columnas. | Jaime Moreda

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La celebración de la Fiesta del Cordero no se ha escapado a los estragos que en todos los niveles está causando la COVID-19. Los musulmanes han tenido que evitar los actos multitudinarios y este evento se empezó a celebrar ayer en las casas de los fieles de esta religión. La Fiesta del Cordero dura tres días y ayer fue un día más tranquilo de lo habitual porque era laborable.

«Esta celebración honra al profeta Abraham, quien finalmente sacrificó un cordero en agradecimiento a Dios en lugar de su propio hijo», explica el presidente de la Liga Musulmana, Francisco Jiménez, quien añade que «esta festividad es muy popular porque coincide con el final de la peregrinación a La Meca. «Lo habitual es que un tercio del animal se consuma en casa y el resto se reparta entre familiares o se dé a las personas necesitadas».

Fechas que varían

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Las fechas de la celebración varían de un año a otro. La celebración en sí no es una obligación, como no lo es peregrinar a La Meca al menos una vez en la vida, ya que están exentos quienes no tienen medios económicos para ir. El nombre original es Eid al Adha o Aid al-Adha. Estas palabras se podrían traducir como ?Fiesta del Sacrificio?, pero que en los países de habla hispana se la conoce como la Fiesta del Cordero.

Fernando Quevedo, de la Carnicería Esperanza, en el Mercado de Pere Garau, explica que en los últimos días ha vendido varios ejemplares. «Tengo varios clientes musulmanes que buscan este animal, ya sea entero o medio». El precio del cordero este año ronda los 13 euros y la pieza entera supera los diez kilos, por lo que es fácil llegar a pagar unos 150 euros por este animal, que no suele superar los cuatro meses de vida. La calidad y salud del cordero deben ser impecables y, por ello, los corderos que se sacrifican deben obtener en el matadero la certificación ?halal?. Esto incluye un control de certificadores autorizados por institutos islámicos, practicar el rezo y el rito del degüello, y deben sacrificarse mirando a La Meca.

«La comida es el plato fundamental y el cordero se asa con especias y pasas de un considerable tamaño, pero no suele llevar ninguna clase de guarnición», explica El-Mehdi, del restaurante Gran Marrakech, situado en la plaza de las Columnas. Su compañero Jamal añade que «primero se va a rezar, luego se realiza el sacrificio y a partir del mediodía se come. Mañana (por hoy) la costumbre es desayunar unos pinchos de cordero con té y en las comidas, como postre, se comen dulces de almendra, canela y miel, sobre todo». En otros años, las casas se llenaban de vecinos y amigos que querían compartir la alegría, pero en esta ocasión las reuniones están siendo menos numerosas, máxime cuando desde este viernes el Govern ha limitado a 15 personas las reuniones familiares.

Fernando Quevedo con un ejemplar de cordero de más de diez kilos.