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En televisión hay un término llamado «cebar». Cuando se tiene un tema o un contenido interesante no se da de primeras, sino que se van dando avances a lo largo de un programa para enganchar a la audiencia y hacer que permanezca atenta. Es una práctica muy extendida y se utiliza en multitud de formatos.

El problema es cuando ese cebo no tiene detrás una verdadera historia o cuando esta nunca acaba de llegar, lo que provoca frustración y sensación de engaño entre los espectadores y eso es lo que ocurrió con la última emisión del progama Sálvame, que durante casi cinco horas anunció una «bomba» que iba a «hacer historia», pero que nunca existió.

El espacio de Telecinco, presentado en esa ocasión por Kiko Hernández anunciaba que había descubierto a una famosa española que se estaría dedicando «al oficio más antiguo del mundo».

«Uno de nuestros colaboradores ha traído una información de una famosa, pero que muy, muy famosa de la televisión, que ha renovado su trabajo y que ahora se dedica al oficio más antiguo del mundo», decía Hernández.

Durante todo el programa el presentador fue dando supuestas pistas que, por amplias y difusas, no eran tales, pues podrían referirse a casi cualquier persona.

Además, se anunció un supuesto audio de esa famosa hablando sobre su trabajo. «Nada más oírlo sabréis quién es», decía Kiko Hernández, pero el audio, puesto casi al final del programa, había distorsionado la voz de la supuesta mujer, de forma que era irreconocible.

En redes sociales la cuenta oficial de Sálvame colaboraba con falsas expectativas: «Ha llegado la hora de conocer a la famosa que lleva una doble vida ¡Qué nervios!», escribían en Twitter.

El colaborador que supuestamente tenía la información sobre la famosa era Antonio David Flores, pero él tampoco reveló nada. La excusa para cebar, cebar y cebar y no acabar de dar la exclusiva fue que el entorno de la famosa, una mujer «casada» había pedido tiempo para que esa noticia saliera a la luz. El programa acabó y la audiencia no tuvo nada.

Eso hizo que las redes sociales estallaran: «embusteros», «vendéis humo», «mentirosos», «os reís de la audiencia, sois unos sinvergüenzas», «las abuelitas, gastando la mísera pensión en llamar por tlf», «que panda de estercoleros», «la mujer no la van a decir porque no existe», «al final otra vez engañando a la audiencia», «qué poca vergüenza, tendría que ser demandable por engaño», eran algunas de las quejas, insultos y opiniones de los fans de Sálvame sintiéndose engañados.