En verano Formentera se convierte en uno de los lugares predilectos para veranear. | P.Berga

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Formentera fue unos de los primeros territorios españoles, junto a tres de las Islas Canarias, que entró en la primera fase. Y este lunes fueron también las primeras que entraron en la fase 3 de la desescalada, con lo que la vida cotidiana se va imponiendo paso a paso. Pronto se autorizará el desplazamiento de los baleares entre islas y podremos disfrutar de este paraíso cercano. Junto a Ibiza, Formentera es una de las islas más pequeñas del Mediterráneo. Ambas fueron bautizadas por los griegos como las Pitiusas debido al gran número de pinos que poblaban la superficie del territorio de las dos islas.

Para llegar a Formentera se debe pasar por Ibiza y una vez en su puerto, hay que coger un ferry que tarda media hora en llegar al puerto de la Savina. Una vez ahí lo ideal es moverse en moto.

Evghenii Railean, mallorquín de origen moldavo, se traslada cada temporada estival hasta la pequeña de las Pitiüses, para dirigir un complejo de apartamentos en la playa de Migjorn. «Esta temporada va a ser muy difícil, atípica y breve. Por estas fechas la isla ya suele estar ‘invadida’ de turistas, italianos en gran número, y hasta principios de octubre hay una gran afluencia de gente. Este año se espera que el turismo nacional salve la temporada».

Historia ‘hippy’
Poco antes de que se iniciara la década de los 60 Formentera y sus habitantes estaban todavía muy aislados del mundo exterior. Los formenterencs vivían del campo y de las pocas relaciones comerciales con Mallorca e Ibiza. El contacto con la naturaleza y el estilo de vida relajado atrajo a principios de los años sesenta a hippies estadounidenses que escapaban de la guerra de Vietnam, a aquellos que formaban parte del movimiento de las flores californiano e incluso a locales atraídos por el sexo libre y la vida sencilla. Evghenii explica que «la primera comuna hippy que se conoce en Formentera se originó en La Mola. Fue una revolución para la isla que apadrinaron esos extranjeros excéntricos».

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Con el paso de los años Formentera se convirtió en parada obligatoria para los hippies. Incluía fiestas de Luna llena, hogueras en la playa y conciertos de guitarras y tambores. «Cuentan que Bob Dylan formó parte de la comuna de La Mola durante un tiempo y que la banda de rock Kim Crimson grabó en la isla un disco entero», matiza Evghenii.

Playas
Las playas de Formentera no tienen nada que envidiar a las del Caribe. El agua es de un azul vibrante que invita a bañarse y hacer snorkel. Al norte de la isla se encuentra la curiosa playa de Illetas, que pertenece al Parque Natural de ses Salines, por lo que es un espacio protegido. Su particularidad es que uno puede decidir dónde plantar la sombrilla, ya que tiene agua al Oeste y al Este. Otra de las playas que vale la pena es Caló d’es Moro, donde uno puede elegir arena o roca y vale la pena llevar las gafas de bucear. Aunque Evghenii puntualiza que «todas las playas de Formentera tienen su encanto, Cala Saona sigue respirando la esencia de la isla. Está situada al Este y se accede a través de un bosque de pinos, donde las casetas de los pescadores, muy típicas de la isla, delimitan la cala. Aunque en plena temporada Cala Saona se abarrota de barcos y de gente, este año, dada la situación, será un playa idílica. Y si se tiene la suerte de encontrar Migjorn sin algas es una maravilla. Extensa, sin aglomeraciones y ocupa una gran parte del sur de la isla. Muchos locales aprovechan para reunirse ahí y hacer nudismo».

Atardeceres
La naturaleza nos regala este magnífico espectáculo en varios puntos de la isla. Ver por lo menos un atardecer en Formentera, es una de las paradas obligadas. Desde la playa de Els Arenals las vistas son inmejorables, además el ambiente está amenizado por uno de los chiringuitos más míticos que a partir de las 20.00 horas se abarrota. «La escena en Els Arenals no puede ser más idílica: gente con un aspecto boho chic combinada a la perfección con la atmósfera chill out. Además de la música adecuada, el mojito y la arena bajo los pies mientras que se pone el Sol y uno aprovecha para hacerse el selfie de rigor», explica Evghenii.

Otro de los lugares donde mejor se aprecia el atardecer es en el faro de Cap Barbaria, sobre todo dentro de la cueva que se encuentra a 50 metros del faro. «La ubicación es famosa por ser una de las localizaciones donde se grabó la película Lucía y el sexo. Es uno de los lugares más tranquilos y bellos donde ver la puesta de Sol», aclara el mallorquín. De camino a la Mola, se encuentra un mirador donde se puede disfrutar de lo bonita que es la isla desde las alturas y de un espectacular crepúsculo. Buen momento para sacar la cámara.

Ocio
Uno de los eventos más esperados durante el año son las famosas fiestas Flower Power. Es el momento donde el espíritu hippy cobra mayor protagonismo. La gente se enfunda en sus mejores complementos florales y disfruta de una mágica noche. «La Flower Power de la Mola o de Sant Francesc son algunas de las noches más divertidas en la isla. Además hay varios garitos que animan las noches de verano. Y el mercadillo hippy de los domingos en la Mola es uno de los más auténticos, formado exclusivamente por artesanos certificados que ofrecen productos originales y hechos a mano», concluye Evghenii.