La situación actual ha hecho que muchos ciudadanos hayan tenido que cancelar sus viajes de placer y la mayoría no viajará este año. | R.D.

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Viajar es uno de los grandes placeres de esta vida. En muchas ocasiones, estas experiencias son fruto de un esfuerzo monetario muy importante unido a una planificación que suele buscar cómo rentabilizar al máximo ese ahorro. Por culpa de la COVID-19, muchos planes se han ido al traste. A la desilusión se está uniendo la dificultad que están teniendo los clientes para que les devuelvan el dinero. Y hay quienes han visto truncado más de un viaje e incluso la boda.

Rafa y Laura tenían programados diferentes viajes a lo largo de estos meses. «Este 2020 tenía que ser nuestro año. El 19 de septiembre mi pareja y yo nos casábamos. Tres días después de darnos el sí quiero daría comienzo nuestra luna de miel por Kenia y Tanzania. 11 días en África que prometían ser los mejores de nuestras vidas. Pero este virus nos ha arruinado nuestros planes. Este y muchos más».

Entre el 27 y el 29 de marzo la pareja iba a celebrar en París su último aniversario de novios. También habían preparado otro viaje a Madrid. «Del viaje a París, donde teníamos previsto alojarnos cerca de Montmartre y asistir al concierto de una de las artistas favoritas de mi pareja (Tones and I), no nos ha quedado más que dos abonos canjeables del hotel (La Regent Montmartre) y de la compañía aérea (Transavia), cuando en un principio nos dijeron que nos reembolsarían el dinero. Del viaje en abril (del 24 al 26) a Madrid, mejor ni hablar. Intentar viajar a Madrid con una compañía low cost (Ryanair) y pretender que te devuelvan el dinero por la cancelación del vuelo es una meta imposible de conseguir. Ya es complicado que te contesten a un email, no esperes una devolución. 100 euros más que tienen pinta de transformarse en un nuevo abono». Rafa y Laura tienen el consuelo de que la agencia (B the Travel Brand) les ha permitido anular el viaje sin coste alguno.

Autocaravana

Santi tenía previsto mañana irse con su mujer, Tina, a Múnich. «Ahí cogeríamos una autocaravana para recorrer Austria durante 12 días», explica Santi. En su caso, parece que Ryanair tiene previsto devolver el dinero «pero sin prisas», matiza. Y en cuanto a la autocaravana, nos han devuelto el dinero, salvo 300 euros, que nos lo descontarán si la alquilamos en el plazo de un año».

A principios de marzo, Sébastien, su mujer, las tres hijas de la pareja y la suegra de él deberían haber ido a Seattle. «Yo tenía que hacer talleres de poesía en organizaciones francesas e institutos. Pero dos días antes de viajar, la organización Made in France me llamó para decirme que había fallecido la primera persona por COVID-19 en Estados Unidos. Me preguntó si podía intentar anular mi vuelo y ver si existía la posibilidad de que la compañía me devolviese el dinero. American Airlines nos aseguró bastante rápidamente que nos devolverían el dinero, no la totalidad, pero una gran parte. Así que decidimos cancelar este viaje. Y fue una buena decisión, la verdad, porque después todo ha ido muy rápido: escuelas en Seatte cerradas, museos cerrados y fronteras cerradas. Por suerte, nos quedamos en Mallorca».

Soraya iba a cumplir su sueño de ir a Perú este agosto. «Me han ofrecido otras fechas o la devolución del dinero con un 20 por ciento de ‘descuento’ y no lo he aceptado porque no sé qué va a pasar dentro de un año o si voy a tener vacaciones y cuándo. Pagué 1.069 por el vuelo y otros 77 dólares por un trayecto interno. Éste me lo han reembolsado y el Palma-Madrid-Lima aún no está cancelado. Sólo había comprado el de ida. Ahora mismo no barajo nada y me quedaré en la Isla con el dinero que me devuelvan, aunque soy de prontos e igual en agosto me voy, pero no sé a dónde, quizás a Lisboa».

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Juanjo debía haber aterrizado de Cracovia el pasado viernes. «Ryanair nos ha dicho que nos devolverán todo el dinero, pero ya veremos». Además, este cortador de jamón profesional ha visto cómo se han cancelado diferentes ferias de alimentación en Madrid, Barcelona y Alemania. «Ya veremos si nos dan vales o dinero», comenta.

Hugo y su padre, Emilio, estaban muy ilusionados con su viaje en abril a Vietnam y Laos, que incluía ver el gran premio de Fórmula 1 en Hanoi. «Hasta el momento, nos lo han respetado todo porque igual lo podemos retomar antes de fin de año».

Francis y Mariola tenían previsto un viaje a Nueva York del día 2 al 14 de abril. «Habíamos reservado un hotel de Riu en Times Square y excursiones. Se nos ha devuelto todo menos el seguro de viajes y el ESTA (visado) que igualmente nos dura un año».

Cristina tenía programado desde hace tiempo un viaje a Kenia del 29 de marzo al 12 de abril con su amiga Sara. «Teníamos pensado hacer un voluntariado, safari y conocer parte de la costa. Lo empezamos a organizar y a principios de marzo el tema del coronavirus ya empezaba a escucharse y a asomarse por España. Aun así, varios familiares nos dijeron que lo pensáramos bien, pero nosotras seguimos para adelante. Teníamos el billete, pero todavía no habíamos elegido el itinerario. Entonces, en esos momentos estábamos en contacto directo con la que iba a ser nuestra guía, y el día 10 (ya faltaba poco para el confinamiento) le preguntamos que si era arriesgarse demasiado y que si por lo que fuera no se pudiera viajar, nos devolverían el dinero. Nos dijo que no y, consciente de la situación, nos dijo que ella nos bloqueaba todo (hoteles, excursiones, etc) y que lo decidiéramos una semana antes de viajar para pagar. Ya no tuvimos que esperar mucho porque hacíamos escala en Suiza y saltó la noticia de que habían cerrado las rutas aéreas y ya a los dos días llegó el confinamiento a España. Así que por una parte nos ahorramos los 1.000 y pico de euros que íbamos a pagar en cuestión de horas».

Problemas

El dolor de cabeza llegó después de aceptar que se ha cancelado un viaje tan ansiado y esperado. «Cogimos los vuelos con la compañía Swiss porque nos daba la confianza de que si había algún problema, nos lo solucionarían. Estuvimos varios días llamando a teléfonos de España, de Suiza, de pago… sin respuesta. Finalmente, días después conseguimos hablar con ellos y ni ellos tenían claro si devolvían o no el dinero, aunque finalmente nos dijeron que sí y que nos lo dejarían escrito por email. No nos volvieron a decir nada y volvimos a insistir hasta que nos comunicaron que nos lo devolverían, pero que iban a tardar. Más de un mes después seguimos esperando», relata.

«Ahora –continúa–, la cabeza la tenemos las dos en nuestros trabajos porque seguimos en activo (periodista y odontóloga) y vemos complicado poder volver a pedir tantos días de vacaciones y, tristemente, vemos más inviable poder viajar a corto plazo a un sitio como Kenia. Mi amiga y yo estuvimos durante toda la preparación del viaje preocupadas de si haría mal tiempo en Kenia y, al final, fue el coronavirus el que nos arruinó el viaje».