Raúl y Mariana, con sus pasaportes y sus hijos: Auka, de tres años, y Nilo, de siete meses. | Pilar Pellicer

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Raúl García y Mariana Garay son una pareja que tiene el gen viajero insertado en su cuerpo. Tanto es así, que el próximo 7 de marzo dejarán Mallorca –él nació en Palma y ella es argentina, pero ha vivido 28 de sus 29 años en la Isla– para embarcarse en una aventura vital que no tiene ni fecha ni, lógicamente, billete de vuelta. En este periplo le acompañarán sus hijos: Auka, de 3 años, y Nilo, de 7 meses de edad. «Cuando aún no teníamos descendencia hicimos un viaje bastante largo por Asia, de unos cuatro meses de duración. Allí coincidimos con varias parejas que estaban dando la vuelta al mundo con sus hijos pequeños y pensamos que si teníamos hijos, lo haríamos».

Raúl, cocinero de profesión, ha sido jefe de cocina de Marc Fosh y ahora estaba trabajando para Santi Taura. Su mujer es integradora social. «Cuando ya éramos padres de Auka nos dijimos a nosotros mismos que si venía el segundo hijo, a los siete meses nos íbamos a dar la vuelta al mundo. A esa edad ya le han puesto las vacunas más importantes y ya puede empezar a comer purés». Y llegó Nilo, y Mariana y Raúl se pusieron a planear su ‘exilio’. En cuanto a la educación de su hija, la pareja es consciente de que le tendrán que enseñar a leer y escribir. «Como mi mujer tiene estudios de Educación, no creo que haya problema, y luego le enseñaremos aspectos de naturaleza, ciencias sociales y medio ambiente ‘in situ».

Raúl reconoce que cuando explicó a su familia sus intención no se lo tomaron demasiado bien. «No entendían porqué lo dejábamos todo aquí y nos decían que éramos un poco egoístas. En cambio, la familia de Mariana ha sido mucho más comprensiva; en parte, porque está mucho más acostumbrada a viajar».

El único destino seguro que visitarán es Tailandia, a donde llegarán el 8 de marzo. «Queremos empezar por este país porque es la entrada al sudeste asiático. Conocemos ya la zona y, además, es uno de los lugares más baratos para vivir y la comida es muy buena», explican.

La idea es estar en este país una serie de meses y luego moverse por el resto del continente: Myanmar, Malaysia, Indonesia... «Igual se puede pensar que para irse a dar la vuelta al mundo es necesario mucho dinero, pero no es así. Tanto la comida como el alojamiento es muy barato en Asia. También tenemos pensado ir a Nueva Zelanda, aunque Mariana ya ha estado, y ahí la idea es trabajar una temporada para conseguir un poco de dinero. Sabemos que al no tener permiso de trabajo ni de estudios es muy complicado, pero creemos que será más fácil en algún núcleo alejado de las grandes ciudades como Auckland o Wellington».

Itinerario

La intención de la familia es cruzar el Océano Pacífico y llegar hasta Canadá y, de ahí, ir bajando hasta México. «Calculamos que hasta ahí nos bastará el dinero que tenemos: Luego, ya veremos si podemos seguir hasta Sudamérica porque ahí tenemos la ventaja del idioma, lo que ocurre que no es tan barato como se puede pensar en un principio ya que, además, el transporte es bastante caro». Hasta que llegue ese momento, habrán pasado varios meses e incluso algún año antes de decidir si completan la vuelta al mundo –que no incluirá África por la corta edad de Nilo– o si regresan a Mallorca. Sea como fuere, la experiencia seguro que será inolvidable.

Perseguidos por delincuentes en Vietnam

En 2014, cuando aún no tenían hijos, Mariana y Raúl realizaron, dentro de un viaje por Asia, el típico pero imprescindible crucero por la bahía de Halong, en Vietnam. Todo parecía ir bien, pero fueron abandonados en una isla, y cuando pudieron regresar al continente y amenazaron con denunciar al touroperador se encontraron con que varios individuos les comenzaron a seguir. «Nos refugiamos en un hostel, pero uno de los ellos le dio una tarjeta al recepcionista y éste desapareció. Por suerte, pudimos escapar y llegar a otro hostel, donde un turista norteamericano nos escondió en su habitación al tiempo que sus amigos montaban algo de follón para despistar a los perseguidores. Llamamos a la embajada en Hanoi y al día siguiente vino un coche con policías españoles para sacarnos de ahí. Nos dijeron que no nos preocupáramos y que si volvíamos a tener algún problema, que no acudiéramos a la policía del país, porque eran peor que los mafiosos», explica Raúl. Este episodio no hizo, ni mucho menos, que cogieran miedo a viajar.