El astronauta conectó con los alumnos de 4º de ESO del colegio Luis Vives y Sant Josep Obrer. | Pere Bota

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A las 13.48 horas, el astronauta Nick Hague escuchó desde la Estación Internacional Espacial (ISS en sus siglas en inglés) la primera pregunta formulada por un alumno del colegio Luis Vives. Hague respondió que a los 10 u 11 años decidió que quería ser astronauta. A partir de ahí, catorce alumnos más de este centro y del Sant Josep Obrer tuvieron la ocasión de hacerle preguntas al astronauta número 226, que ha sido enviado al espacio.

Con esta comunicación establecida en el salón de actos del colegio Luis Vives Can Domenge, se ponía punto y final a más de un año de trabajo de Miquel Siquier, el veterano profesor de Sant Josep Obrer, que durante los últimos años también ha impartido sus enseñanzas en el Luis Vives. «Hace dos semanas, el Miércoles Santo, nos dijeron que este lunes sería el día. Y por cuestiones técnicas y organizativas ha estado a punto de retrasarse hasta septiembre», explicaba este lunes Siquier tras el acto, visiblemente aliviado.

Establecer comunicación, aunque sólo sea de audio, es de una gran complejidad técnica, y estuvieron incluidas personas de tres países.

El proyecto recibe el nombre de ARISS NASA. ARISS son los radioaficionados de la ISS. «Un argentino residente en Roma llamado Marcelo Teruel ha sido mi contacto durante todo este tiempo. Luego estaba Steve, quien desde Nueva York se ha encargado de todas las labores de protocolo para realizar la conexión. La parte técnica de la conexión se ha realizado gracias a Bill y Tim, dos radioaficionados de la ISS residentes en Santa Rosa, una población de California a través de los cuales se estableció el contacto», comentó Siquier.

En el caso de que esta comunicación hubiera tenido algún problema, tres expertos radioaficionados, Olev, Pau y Violeta, estaban preparados para tomar el relevo y establecer la comunicación desde sus equipos instalados en el escenario.

Siquier escogió diez preguntas de cada centro, aunque al final sólo se pudieron formular quince. Hague explicó por qué el cielo se ve azul pero no desde el espacio; contó que su equipo está monitorizado para que al más mínimo problema físico sea tratado o que el día a día comienza con ejercicios físicos y durante buena parte de su jornada se dedica a labores de mantenimiento.

Durante la transmisión hubo que mantener el más estricto silencio ya que cualquier ruido fuera del micrófono era percibido desde la ISS como una perturbación sonora.

Los organizadores tuvieron que mandar las cuestiones por adelantado a la ISS para que no hubiera ninguna poco adecuada desde el punto de vista psicológico de los astronautas. Todas pasaron el filtro.