El financiero norteamericano afincado en Alaró es uno de los 50 mayores coleccionistas de arte del mundo menores de 50 años y está casado con la ‘top’ Hana Soukupovà. | Teresa Ayuga

TW
1

Drew Aaron (Filadelfia, Pensilvania 1977) es un empresario y coleccionista de arte que decidió hace casi cuatro años trasladarse desde su ático de 400 metros cuadrados de la Trump World Tower a una possessió en Alaró junto a su mujer, la modelo checa Hana Soukupovà, y su hijo Finn. En la actualidad tienen otra niña, Ella, de dos años, que nació en Mallorca. Aaron estudió Relaciones Públicas y Ciencias Económicas en la Universidad de Boston, donde se graduó en tres años en vez de los cuatro habituales.

¿Cuál fue su primer trabajo?
— Cuando tenía 12 años trabajé en un supermercado y también en una pizzería. Más adelante, trabajaba por las mañanas e iba a la universidad por la noche.

¿Era necesario que trabajara mientras estudiaba?
— Por supuesto. Mi familia tenía y regentaba una pequeña empresa de papel.

Esa empresa llegó a convertirse en un gran negocio.
— Cuando estudiaba, no entendía por qué todo el papel de las facturas y los periódicos y revistas que recibíamos en casa no era producido por nosotros. Un día decidí visitar la empresa que fabricaba todo ese papel.

Y redireccionó el negocio familiar.
— Así es. Ampliamos el negocio y creamos The Aaron Group. (En 2012 la empresa facturó más de 1.000 millones de dólares). Nosotros mismos absorbimos nuestra propia empresa. Mi padre se centró más en los clientes locales y yo en los internacionales. Trabajé en Brasil, la India y sobre todo Turquía con todos los periódicos más importantes del país. Nos asociamos estratégicamente con la familia Dogan, propietaria de 7 de los 10 mayores diarios, a quienes suministrábamos 60.000 toneladas de papel por año. (Aydin Dogan fue ‘invitado’ en 2018 por el presidente turco Erdogan a desprenderse de sus periódicos, que fueron adquiridos por empresarios afines al mandatario).

¿La sede estaba en Filadelfia?
— Al principio sí. Nuestro equipo de atención al cliente sigue estando ahí, pero yo me mudé a Nueva York hace 20 años y abrí oficinas en la Gran Manzana. Lo hice porque ahí es donde se encuentran los mayores clientes.

Vendieron la empresa, ¿no?
— Sí, nos asociamos al grupo Konica-Minolta.

¿Dónde vivió en Nueva York?
— En la Trump World Tower. Al principio era un pequeño apartamento de 150 metros cuadrados, pero como los negocios fueron bien me fui cambiando a uno de 200, luego a otro de 300 y finalmente al último, que tenía 400 metros cuadrados.

¿Es cierto que ya tenía tantos cuadros que sacó algunos del apartamento?
— Sí, coloqué algunas obras en las zonas comunes del edificio. El arte está para admirarse.

¿Ha conocido a Donald Trump?
— Sí. Durante 11 años fui miembro de su comité de asesores. Conmigo siempre fue un hombre muy correcto.

¿Cómo le describiría?
— Como una persona lista, muy astuta, a veces demasiado (sonríe).

¿Y como presidente?
— (Piensa unos segundos). No me gustan algunas de sus decisiones políticas y sus comunicaciones, sobre todo sus comentarios en Twitter. A Estados Unidos le ha costado mucho establecer buenas relaciones con muchos países para que ahora se estropeen. De todas formas, no diría que es un mal presidente, es diferente. Estados Unidos estaba como estancado e igual era el momento de que viniera alguien lo ‘removiera’. El tiempo dirá si algunas de sus actuaciones son obra de un loco o eran necesarias.

¿Cómo conoció a su mujer?
— Fue en Nueva York, durante una fiesta de una revista. Hablamos cinco minutos. Fue un flechazo, pero sólo por mi parte.

¿Y luego?
— Me costó tres meses tener una cita. Hasta entonces nos mandábamos mensajes, pero me ‘investigó’ y pidió referencias sobre mí para asegurarse de que no era un loco (risas).

¿Cómo fue la cita?
— Quedamos para cenar en un restaurante. Era el 5 de enero de 2006 y desde ese día no nos hemos separado. Nos casamos ese mismo año.

No debió de ser una relación fácil con lo que ustedes viajaban.
— Era un inconveniente e intentábamos cuadrar en lo posible nuestras respectivas agendas. Si, por ejemplo, ella tenía un trabajo en París, le acompañaba y aprovechaba luego para ir a Austria a comprar papel. Y si era en Asia, pues parecido

¿Cuándo dejaron Nueva York?
— Desde que nos casamos teníamos esa idea. Yo había crecido a las afueras de Filadelfia rodeado de árboles y en contacto con la naturaleza y Hana lo mismo en las afueras de Praga. Cuando pensamos en formar una familia fue el momento de cambiar de aires.

¿Cuándo oyó hablar de Mallorca por primera vez?
— Fue hace 10 años. Mi mejor amigo, Chris Brant, cumplía 30 años. Su mujer es alemana y sus padres veranean desde hace 25 años en Pollença. Le organizaron una fiesta sorpresa en la Isla. El padre de Chris es uno de los mayores coleccionistas de arte del mundo

¿Le gustó la Isla?
— Me encantó. Mi mujer y Mallorca han sido mis dos flechazos. Ese primer viaje duró 10 días y cada jornada visitábamos un lugar diferente, a cada cual más bonito. Nos alojábamos en el hotel Son Brull, un lugar perfecto como punto de inicio para conocer Mallorca.

¿A quién le gustó más, a su mujer o a usted?
— A los dos por igual. Hana tenía claro que quería una casa de campo. Vimos varias, unas 30, antes de encontrar ésta en Alaró. Nos gustó porque no está lejos de Palma y podemos llevar cada mañana a los niños al colegio, algo impensable en Nueva York. Antes de Mallorca, pensamos en vivir en California o Australia, pero un lugar estaba demasiado cerca y el otro demasiado lejos.

¿Tienen alguna otra propiedad en Mallorca?
— Una casa en Son Vida para la familia y estamos pensando en comprar algo en la zona de Alcúdia, pero algo no muy grande para los fines de semana de verano.

¿Cuándo comenzó su afición por el arte?
— Cuando tenía 8 años vi un cuadro de Andy Warhol y me quedé intrigado. A otros chicos les da por los deportes y a mí me dio por el arte. Comencé a leer todo sobre él. Y se dio la casualidad de que a mi mujer también le gustaba. Además, la familia de Warhol es de origen checoslovaco (el apellido real es Warhola). Con mi mujer fuimos a una exposición en Brooklyn sobre Basquiat y nos encantó. En esa época no estaba muy cotizado, pero ahora algunos de sus cuadros se han vendido por más de 100 millones de euros.

Ta200319001-17.jpg

¿Cuántas obras tiene?
— Unas 400. Aquí (en Alaró) sólo tengo obras de artistas mallorquines y del resto de España.

¿De quién le gustaría tener un cuadro?
— (Sin dudar). De Rothko.

¿Compra lo que le gusta o lo que es negocio?
— Me fío de mi instinto y tengo asesores como la familia Mugrabi, que siempre me aconsejaba mientras disfrutábamos de una barbacoa en los Hamptons: ‘No compres varias obras pequeñas de Basquiat. Compra mejor una grande’.

Mallorca es tierra de artistas.
— Y tanto. Cuando llegué, mi mentor en arte fue Frederic Pinya, que se ha convertido en un gran amigo. Me lo presentó Miguel Conde. Frederic me introdujo a los artistas de la Isla y compré a Pelaires casi todas las obras de mi casa.

Y usted tiene ahora su propia galería.
— Sí, Gallery Red. Pero nunca pensé en tener una en España. La dueña de la Galería 29 me dijo si quería comprar su negocio. Le dije que no, pero tres meses después era mía. Hemos crecido mucho y en junio ya contaremos con nueve espacios.

Y también fundó Lionsgate Capital.
— Cuando decidimos comprar la casa de Alaró mis asesores me aconsejaron que me hipotecara. Me sorprendió que en Mallorca no hubiera una empresa dedicada en exclusiva a las hipotecas, algo muy común en Nueva York. Conocí a Juanita Casanas, que era directora del Banco Santander, y quien tramitó la hipoteca. Quedé encantado con su trabajo y la convencí para que trabajáramos juntos. Ahora ya somos 15 empleados y estamos presentes en Mallorca, Menorca e Ibiza y próximamente en Marbella.

El apunte: El ‘ángel’ que conquistó al empresario

Hana Soukupovà firmó su primer contrato a los 15 años para el perfume Chic, de Carolina Herrera. Ahí comenzó su brillante carrera. En septiembre de 2004, Soukupovà fue seleccionada como una de las nueve modelos para Vogue en una editorial que comparaba a las modelos de ahora con las de los 80 y 90. Otras modelos seleccionadas fueron Gisele Bündchen, Natalia Vodianova, y Karolína Kurkova. Ha desfilado en más de 500 pasarelas y ha sido más de 100 veces portada.

Una familia amante de los animales

La familia Aaron-Soukupovà es una gran amante de la naturaleza, los espacios libres y sobre todo de los animales. Cuando se instalaron en Alaró tenían tres perros de la raza bulldog, pero todos fallecieron. Durante una visita al mercado de Muro vieron a un burro que ofrecía un aspecto lamentable. Hana Soukupovà se ofreció a comprarlo y el dueño le dijo que se lo llevaría la semana siguiente. «Le dijimos que no, porque igual el animal no aguantaba vivo tanto tiempo», explica Drew Aaron. Además de ‘Kirby’, cuentan con cuatro ovejas, además de varios huertos donde plantan frutas y hortalizas, aunque lo que le apasiona a Drew son el jamón, el queso y las croquetas.