Fernando Casado, en el despacho donde pasa consulta como médico de familia en Pòrtol. | Teresa Ayuga

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Fernando Casado Campolongo (Madrid, 1961) es el único hijo de Fernando Rey, el actor protagonista de películas tan emblemáticas como Viridiana, Tristana, Ese oscuro objeto del deseo o The French Connection, ganadora del Óscar a la mejor película en 1970. Desde hace unos cuatro años reside en Mallorca y desde hace menos de dos es médico de familia en el Centre de Salut Muntanya, de Marratxí, y en la Unitat de Salut de Pòrtol. Actualmente está casado con Maria Argudo, enfermera y activista feminista. De su anterior matrimonio tiene dos hijos, que viven en Alemania: Sarah, que estudia arte dramático y Daniel, mecánico.

¿Cómo llegó a Mallorca?
— Fue un poco de rebote. Me ofrecieron venir a la Isla para trabajar en el Plan del Historial Clínico Electrónico de Primaria y ofrecer una visión clínica del proyecto. Dije que sí en seguida. En Madrid pasaba consulta cerca de Atocha, con 60 pacientes cada día, sin ver la luz y estaba quemado. Me encanta el Mediterráneo. Mis padres tenían una casita en Eivissa a la que íbamos todos los veranos de finales de los 70 y los 80 y tengo grandes recuerdos de esa época. Estuve dos años en esta labor, pero echaba de menos el trato con el paciente y me ofrecieron esta plaza en Marratxí.

¿No vinieron a Mallorca nunca?
— Que recuerde, sólo estuvimos por el rodaje de Bearn o La sala de las muñecas.

¿Suele ver películas de su padre?
— Estuve muchos años sin hacerlo porque lo pasaba mal. En 2017 se hizo en La Coruña un homenaje por el centenario de su nacimiento y desde entonces las he visto muchas veces y he conseguido hacerlo como espectador y no tanto como hijo. Hay interpretaciones que veo muchas veces como la de Tristana. Tanto la dirección de Buñuel como el papel de mi padre son sublimes.

Su padre tuvo una gran relación con el director aragonés.
— Y tanto, eran muy amigos y juntos se lo pasaban muy bien. Y a mí me tenía mucho cariño, era como un abuelo para mí y delante mía no decía ningún taco. Me acordaré toda mi vida de una comida con los dos y mi madre en París, en La Tour d’Argent, donde decidieron el final de Ese oscuro objeto del deseo. Recuerdo el restaurante y lo bien que me lo pasé, pero no la comida. Pero también Buñuel me riñó porque le dije que para entender la película el espectador debía beber alcohol antes.

¿Su película favorita?
Tristana. Fíjese si Buñuel quería y respetaba a mi padre, que cuando se enteró de lo que cobraba Catherine Deneuve, Buñuel le dio 100.000 pesetas de su bolsillo. Es que mi padre cobraba de la productora española y Deneuve de la francesa.

¿Por qué se puso su padre Rey?
— Porque al principio de su carrera su representante le dijo que Fernando Casado no era un nombre de actor. Escogió el segundo apellido de su madre, que se llamaba Sara Arambillet Rey.

¿Cree que su padre ha estado suficientemente reconocido?
— No lo sé, pero lo que sí me da mucha pena es que los jóvenes no sepan quién es mi padre. Fue el primer actor español que trabajó en la gran industria norteamericana con premios en Cannes, un Goya....

Su padre imponía.
— Era alto, con muy buen porte, pero era una persona muy cariñosa conmigo y luego me he encontrado con gente de la profesión que trabajaron con él, no solo actores, sino también electricistas y de otros oficios detrás de las cámaras, y todos me han mostrado el cariño que le tenían.

Ha habido otros actores más conocidos o populares como Fernán-Gómez, Rabal o Landa. ¿Por qué?
— No lo sé, pero creo que tanto con mi padre como con Buñuel ha habido una pérdida tremenda de la memoria histórica.

¿Con qué compañera femenina se encontraba más a gusto?
— Con Ángela Molina. Su familia y la nuestra eran muy amigas y coincidíamos mucho en Eivissa. Con Catherine Deneuve, no tanto.

Usted nunca pensó en ser actor?
— No, pero sí que me gustaba el mundo de la fotografía en el cine y de hecho dejé aparcada la carrera de medicina para hacer mis ‘pinitos’ en ese mundo.

¿Ha tenido algún problema por no saber mallorquín?
— No, nunca. Lo estoy aprendiendo. Hay pacientes que me hablan en castellano y otros en mallorquín y por general los entiendo sin problema. Cuando ha habido algún momento en el que creo que me he perdido algo importante de lo que me cuenta el paciente, entonces llamo a Elvira, que es la enfermera de aquí de toda la vida, y él se lo cuenta a ella y luego ella me lo explica. Me siento muy bien aquí, pero estoy un poco triste porque van a salir traslados e igual me toca. Y sería una pena porque, modestia aparte, me consta que los vecinos están muy contentos con mi trabajo.

Su twitter deja muy a las claras que no es derechas.
— Ja,ja,ja. Puse Médico rural. Nada que ver con el PP. Mi apellido es y siempre será republicano. Es que un paciente me dijo a ver si yo era familia del presidente del Partido Popular y al ver mi cara ya vio que no.

Y feminista.
— Sí, sobre todo desde que estoy con Maria. Apoyo la huelga feminista del 8 de marzo y recientemente he participado en la I Taula Local d’Educació i Prevenció contra la Violència de Génere a Marratxí.