Un momento de la jornada de Swing y vermut en es Baluard.

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Este martes todo estaba preparado para el baile y el vermut en la terraza de Es Baluard, pero irrumpió la lluvia y obligó a realizar las actividades previstas bajo techo.

El baile se trasladó en la sala del Aljub, amplia y confortable, mientras la barra se quedaba arriba. «Vermut y cerveza se complementan muy bien con swing, tanto por como es el baile en si, como porque este se puede poner en practica tanto de mañana, tarde o noche», comentó el encargado de la barra a la espera de que tras el baile los presentes se fueron acercando a tomar algo.

Numerosas personas se animaron a participar y a marcarse un swing, que a diferencia de otros bailes no está sometido a ninguna norma, sino que te dejas llevar al son de la música que suena. Pero - ya ven de lo que uno se entera del swing en una mañana de lluvia, truenos y relámpagos, junto a una barra repleta de vermut y cerveza, cuyos alrededores están completamente anegados-, es que no bailan swing, sino que lo que bailan es lindy hop a ritmo de swing. Que parece que es lo mismo, pero que -en opinión de los entendidos- no lo es.

También te enteras de que el swing es el jazz hecho para bailar, que llegó a este mundo, vía Estados Unidos, en época de la gran crisis que padeció aquel país a finales de los años 20 del siglo pasado, y que si se ha vuelto a poner de moda de unos años a esta parte, no ha sido por la crisis que padecemos, sino por lo apuntando anteriormente: por lo socializable que es, y porque bailándolo te sientes libre. Y más en un día de lluvia.