Estefanía Espinosa y Daniel Muñoz, junto a Dickens y Mushu.

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Dickens fue abandonado en una carretera a las afueras de Valencia. Un coche lo atropelló y lo dejó aturdido, con la columna partida, arrastrándose entre gemidos. Este perro, de apenas dos años, dejaba atrás una hilera de gusanos. Miles de larvas le estaban comiendo cuando una protectora lo encontró. Fue trasladado a un veterinario que insistió en sacrificarlo.

El equipo de la asociación Let’s Adopt España conoció su historia y se hizo cargo. En la clínica veterinaria Valencia Sur permaneció ingresado durante cinco meses. Lo sometieron a dos operaciones y le amputaron el rabo, podrido a consecuencia de las mordeduras de los gusanos. Quedó parapléjico, en silla de ruedas, y buscaba un hogar.

Desde la asociación publicaron un vídeo de su rescate en Facebook y la mallorquina Estefanía Espinosa quedó prendada. «Nunca habíamos adoptado un perro, pero él fue algo especial. Se me encogió el corazón cuando vi el vídeo», recuerda la dueña del can. Viajó a Valencia con su marido y su hija para conocer al animal. Al cabo de un mes, Iván, veterinario de Valencia Sur, les confirmó la adopción. «Hace tres semanas que lo tenemos y nunca se queja, no ladra. El sábado, Dickens participó en una sesión del fotógrafo David Cajete y el domingo fuimos a la playa. Le prometí a Iván que este perro sería feliz. Ahora corre, está muy contento», añade Espinosa.