Un grupo de personas celebrando la Nochevieja en la Plaça de Cort. | M. À. Cañellas

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Fue una noche para recordar: fin de año. Algunos comenzaron la cita con una buena cena con la familia y otros cenaron con sus mejores amigos para despedir un año convertido en un gran momento. Y como no podía ser otra manera, muchos se pusieron sus mejores galas.

Un cuarto de hora antes de dar las campanadas en la Plaça de Cort, la plaza estaba llena. De camino, las calles estaban llenas de gente y con muchas ganas de empezar el año con buen pie. Y sonaron las doce campanadas. Los presentes en la plaza comenzaron a comerse unas uvas.

No faltaron las serpentinas, narices de payaso, los gorros y muchos brindis al son de la música de La Movida Band, que amenizó los momentos previos a las campanadas en la Plaça de Cort y se sumó a la fiesta posterior junto al grupo The Watermelons, que hizo sonar música de los años 80 y 90. El ambiente fue extraordinario y, un año más, fue el epicentro de una fiesta que se prolongó por distintos lugares y locales de Palma hasta bien entrada la madrugada.

Part forana

En los pueblos de Mallorca el Año Nuevo también fue recibido con alegría, uvas, cotillón, música y cava, en la gran mayoría de municipios se celebró bajo los relojes de los campanarios de las iglesias y en carpas habilitadas para la ocasión.

De nuevo, la despedida del año volvió a ser una noche mágica llena de elegancia, música y muchas ganas de fiesta que, en algunos casos, se prolongó hasta bien entrada la madrugada.