Incendio entre Artà y Capdepera el verano de 2013. | Vasil Vasilev

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Los bosques españoles están «abandonados» a los grandes incendios forestales de más de 500 hectáreas, según el Informe de Incendios 2015 de WWF, que insta a las administraciones a «dinamizar» los montes para hacerlos rentables así como aumentar la prevención, ya que, hasta ahora, «los esfuerzos» se han centrado en las tareas de extinción.

«Pese a los avances producidos en la lucha contra los incendios en las últimas décadas, seguimos muy lejos de ganarles la batalla», concluye el estudio 'Bosques listos para arder'.

El documento recuerda que el 44 por ciento del total de la superficie arrasada se quema en el 0,18 por ciento de los siniestros, en parte por la efectividad en las tareas de extinción, ya que la mayor parte de los fuegos, el 99,8 por ciento, se apagan antes de alcanzar las 500 hectáreas y el 65% se controlan en fase de conato (menos de una hectárea).

Además, advierte de que el impacto y la intensidad de los grandes incendios forestales «no deja de crecer», ya que se han incrementado un 13 por ciento en los últimos diez años y son un 30 por ciento más grandes.

«Paradoja de la extinción»

Al mismo tiempo, el informe explica la «llamada paradoja de la extinción» que es que la rápida extinción de la mayoría de los siniestros provoca la acumulación de combustible en los montes, que sumada a la ausencia de gestión, aumenta la probabilidad de que se produzcan grandes incendios de alta intensidad, menos frecuentes pero mucho más destructivos.

En la presentación, la ONG ha recordado que la mano del hombre está detrás del 96 por ciento de los incendios y en 2013 se detuvo a 87 personas y se imputó a 418 individuos por delitos de incendios.

En todo caso, el estudio refleja que mientras el número de fuegos ha disminuido un 30 por ciento entre 2005 y 2014, un periodo en el que la media anual es de unos 14.500 siniestros. «A pesar del descenso continúa siendo una cifra insostenible», valora.

En ese periodo ardieron de media 107.300 hectáreas, es decir una reducción del 10 por ciento respecto a la década anterior y hasta un 58 por ciento respecto a hace dos décadas.

Sin embargo, los expertos advierten de que no cambiar el enfoque para combatir los incendios no se podrá mantener estas tendencias decrecientes más de una o dos décadas ya que el abandono de los bosques y el cambio climático «auguran un escenario preocupante» para los bosques, que cada vez sufrirán más grandes incendios con cada vez más frecuencia e intensidad.

«Supeditar el éxito o el fracaso de la lucha contra los incendios exlusivamente a la benevolencia o adversidad meteorológica es una absoluta irresponsabilidad en el escenario climático en el que ya estamos inmersos y en el que los índice sde peligro no dejan de aumentar», subraya la organización.

Prevención y actividad en el monte

Asimismo, destaca los casos de éxito que han revitalizado los montes españoles y se han generado oportunidades de desarrollo rural, previniendo los incendios, al tiempo que considera que pese a la eficacia de los medios de extinción «solo será posible evitar los incendios más devastadores si las administraciones apuestan por la recuperación del uso de los montes».

En este lado, pone de ejemplo proyecto de recuperación del medio forestal como la trashumancia o los montes de socios, que para WWF demuestran que «es posible devolver la vida y la riqueza a las zonas rurales más olvidadas».

Igualmente, manifiesta que es «fundamental» que las comunidades autónomas rediseñen sus estrategias de prevención de incendios, apostando por el desarrollo de este tipo de iniciativas.

Propuestas

El documento propone un plan de acción con medidas concretas que cree que deberían implantar las adminitraciones hasta 2018 para reducir la vulnerabilidad de los bosques.

Entre las medidas, propone la elaboración de un mapa para identificar las zonas de alto riesgo de incendio, la puesta en marcha de programas de intervención social para aumentar la prevención en las zonas más castigadas por el fuego, ventajas fiscales para estimular la gestión del medio forestal, o terminar con la actual impunidad de los incendiarios.

Estos planteamientos contrastan con la apuesta de las comunidades autónomas por acondicionamiento de pistas forestales, cortafuegos, puntos de agua para extinción, según WWF que lamenta que un reciente informe del Tribunal Europeo de Cuentas, publicado en febrero de 2015, señale que más del 80% de los 1.550 millones de euros de los fondos de desarrollo rural (FEADER) invertidos en prevención de incendios no se han gestionado adecuadamente por no estar bien orientados.